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2 de junio de 2022

La palabra de las piedras (II)

La vida de la Campa Torres como poblado castreño
Entre 1982 y 1999, el profesor José Luis Maya, dirigió las excavaciones arqueológicas, continuación de varios sondeos abiertos en 1978, durante las que se exhumaron las ruinas hoy visitables del castro y asentamiento romano de La Campa Torres. Los trabajos se realizaron como parte del "Proyecto Gijón" que también contemplaba investigaciones arqueológicas en el recinto amurallado de Cimadevilla y la villa romana de Veranes. (…). Saber más... Castros de Asturias.

Todo castro tiene un componente de resistencia, y la Campa Torres soportó el asedio de la industrialización, que quebró sus perfiles
Foto tomada en los años 70, con el castro aún sin excavar. Se puede ver la línea original del foso, señalada en la imagen, que finalizaba en el acantilado. Foto: Miki López.
El blog de Acebedo
El ataque visual más evidente lo conforman las megabombonas de gas que colindan literalmente con el espacio del Parque Arqueológico de la Campa. Hay que poner sobre el tapete mucha imaginación para recrear el castro hace veinte siglos, sin esa pantalla metalúrgica y energética que hoy le sirve de telón de fondo. Y, sin embargo, cuando damos la espalda a la industria y nos adentramos en la llanada, los ruidos cesan, los relojes paran. Es uno de esos prodigios que ocurren en los castros pero que en la Campa Torres tiene especial significado porque aquí el ejercicio de abstracción requiere mayor grado de voluntad.
(…). Las abundantes evidencias de actividad metalúrgica han inclinado a sus excavadores a proponer la especialización funcional del poblado que identifican, siguiendo a J.M. González, como la ciudad astur de Noega, que interpretan como sede de los cilúrnigos. (…). Saber más... Castros de Asturias.

La vida de la Campa como poblado castreño fue larga. 
La muralla es del siglo VI a. C. pero quizá bajo el lienzo amurallado que ahora vemos reconstruido se extiendan vestigios de otra más antigua. Adosadas a la estructura defensiva se levantaron en torno al siglo V a. C. las primeras cabañas del castro, así que ese primer poblamiento creció en sentido estricto a la sombra de la muralla, “que no se limita a su primordial papel militar, sino que sirve de punto de protección y apoyo a la realización de viviendas, encajadas tras sus lienzos, protegidas de los vientos dominantes”, escribió quien fue director del plan de excavaciones, el recordado José Luis Maya. La mayoría de esas cabañas contaban con hogares y eran construcciones muy sencillas, con esqueleto de madera y paredes de barro y paja. 
José Luis Maya González (1949-2001) era manchego y vino a licenciarse a la Universidad de Oviedo. El profesor José Manuel González, que tenía buen ojo para las prospecciones castreñas, pero también para dar con el talento entre las nuevas generaciones de estudiantes de Geografía e Historia, lo animó a que abordara su tesis doctoral sobre la cultura castreña asturiana. Fuente: La Cultura Castreña Asturiana. Libro nº 4. Págs. 42-43. Foto Miki López.
Estamos en la parte estudiada más antigua, pero la arqueóloga Paloma García, directora del Parque Arqueológico-Natural de la Campa, recuerda que “en esta zona alta hay mucho por excavar. Tras una erosión de miles de años nos queda en el entorno de la muralla un área con una importante potencia estratigráfica”. El foso defensivo que hoy se puede contemplar sorprende por sus dimensiones, pero solo da una idea aproximada de lo que los habitantes de la Campa Torres montaron en esa primera línea contra intrusos. Una fotografía aérea en blanco y negro del cabo cuando todavía no se habían iniciado las excavaciones modernas muestra a las claras la cicatriz en forma de foso que recorre la península entre ambos acantilados. Por su lado oeste, las defensas llegan claramente hasta el mar.
Un foso que llega alcanzar los 19 metros de anchó. El foso de Campa es irregular, extremadamente ancho en su zona oriental, la que da a El Musel. Esa irregularidad también afecta a su tallado, con secciones abiertas en V y otras en U, según las características de la roca. Foto Miki López.

La Campa Torres era un poblado sin puerta de entrada. 
Es un decir, porque puerta seguro que habría, pero por el momento no se ha podido documentar. Toda puerta es un elemento que rompe en parte con la monolítica estructura de defensa, que en la Campa conforma una arquitectura espectacular. Por resumir: un gran foso, un contrafoso, un antecastro en pronunciada pendiente y tres módulos de muralla, más un pequeño módulo transversal y dos bastiones (oriental y occidental). Por dentro de la muralla, escaleras encastradas en los muros y un paso de ronda facilitaban la movilidad de quienes vigilaban o se desplazaban intramuros. El tramo del foso más oriental, el que da a El Musel, desapareció parcialmente a causa de la actividad de unas canteras históricamente ligadas al puerto. Hoy, ese extremo del tajo se corta en vertical sobre las instalaciones portuarias. La anchura del foso es muy irregular, pero en un determinado punto se acerca a los 19 metros. 
La foto aérea sirve para recrearse en el paisaje, pero también para comprobar lo mucho que queda por excavar y estudiar en la Campa Torres. Imposible sin esos trabajos conocer la entidad poblacional del castro en épocas prerromana y romana. Foto Miki López.
Hay que suponer que, en una primera fase del castro, el poblamiento primitivo se apretujaba al calor de la muralla y que la llanada posterior sería utilizada como zona de pastos y estabulación del ganado y área de trabajo metalúrgico, el “oficio” que distinguió a los habitantes de la Campa. Sabemos que la actividad industrial fue importante, que el poblado creció y que se extendió en esa rasa que concluye en el cabo. Los arqueólogos son prudentes a la hora de evaluar el número estimado de personas que habitaban la Campa durante los siglos de auge, a partir del IV a. C., pero en todo caso se puede afirmar que muchos más de lo que sería una población media en los castros astures hasta la fecha conocidos. El castro se extendió hacia el mar, y las que en un primer momento fueron zonas laborales de fundición, con el paso del tiempo se convirtieron en áreas residenciales, sin que los nuevos hogares supusieran la clausura de los hornos. 
Maqueta del yacimiento de Noega. Museo de la Campa Torres. El castro costero más grande de Asturias y probablemente de los castros astures de la región el de mayor extensión, ofrece una visita cómoda y didáctica al visitante. (…). Saber más... Astures.

La Campa Torres creció hacia dentro, en un espacio polifuncional que se supone lleno de vida. 
Se sabe que esa vida fluyó durante los siglos III y II a. C., pero curiosamente el siglo siguiente se mueve en penumbras. Un tránsito que está por estudiar. Casi todo el material romano encontrado en el castro es algo posterior, de la primera mitad del siglo I d. C„ ya con la muralla medio destruida (había perdido su razón de ser) y con un poblado abierto y puede que ya débilmente ocupado. El declive de la Campa Torres como asentamiento coincide con los inicios de Gijón/Xixón como núcleo administrativo romano. De ese “primer Gijón” sabemos poco: desconocemos hasta el nombre. El asunto es apasionante. Hoy parece haber coincidencia en que la Noega de las fuentes clásicas era el oppidum de la Campa Torres, pero la denominación de Gigia como origen del actual Gijón no es aceptable para la comunidad científica. A Gigia la nombra Claudio Ptolomeo, un geógrafo y astrónomo egipcio al servicio de Roma durante el siglo II, pero la sitúa en la Asturia Cismontana, es decir, en el lado sur de la cordillera Cantábrica, en zona palentina para ser exactos.

(…). Ptolomeo nació en el siglo I o II y falleció a finales del siglo II. Vivió y trabajó en Egipto (se cree que en la famosa Biblioteca de Alejandría), donde destacó entre los años 127 y 145. Fue astrólogo y astrónomo, actividades que en esa época estaban íntimamente ligadas; también geógrafo y matemático. Como divulgador de la ciencia astronómica de la Antigüedad, se dedicó a la observación astronómica en Alejandría en la época de los emperadores Adriano y Antonino Pío. (…). Saber más... WIKIPEDIA.

Una gota en el mar arqueológico.
Las interpretaciones son muchas, y entre ellas (como apunta la arqueóloga Carmen Fernández Ochoa, solo como posibilidad y mera hipótesis) está que el nombre de Gijón provenga de esa Gigia Cismontana “a partir del traslado de poblaciones de Sur a Norte”. De ser cierta esa conjetura, la ciudad marítima, la Gegione de las fuentes medievales, habría nacido en la Meseta. Lo cierto es que la Noega astur (la Campa Torres) dio lugar a esa otra Noega astur-romana, en palabras de la profesora Fernández Ochoa, donde hoy se asientan Cimavilla y el casco histórico. La nueva ciudad nació, pero el viejo oppidum nunca murió del todo. Para el Gijón romano, que después fue medieval, más tarde antiguo e “ilustrado”, industrial y marinero, hasta el Gijón con-temporáneo del siglo XXI, el promontorio de la Campa siempre estuvo presente, como el recuerdo en roca de lo que un día fue: el centro del mundo, el origen de la ciudad moderna, la génesis de su espíritu. La luz, de nuevo, constante, que alumbra la Historia gijonesa.
Lápida del cilúrnigo Medugenus. Está en el Museo de la Villa Romana de Veranes. Foto Miki López.
La lápida que descubrió la tradición calderera
A un tal Medugeno Cesaronis le debemos una información altamente valiosa que confirmó la actividad secular en el castro de la antigua Noega. Una inscripción funeraria en piedra, datada (si nos arriesgamos a hilar muy fino) a inicios del siglo II de nuestra era, menciona por vez primera una gens concreta, la de los Cilúrnigos, a la que Medugeno se siente pertenecer. La irrupción de Roma en la vida castreña, que se acrecienta en el siglo I a partir de la conquista militar total del territorio, supuso un extraordinario cambio de ritmo. Cien años de protohistoria tienen poco que ver con cien años de romanización. En el siglo II, alguien que enfatiza su pertenencia familiar a una gens indígena ya se entierra “a la romana” y manda hacer su epitafio en piedra en latín. Medugeno pertenecería a una élite indígena ya romanizada, pero tuvo el buen gusto (y hay que agradecérselo) de no renunciar a sus orígenes. La lápida se guarda hoy en el Museo de la Villa Romana de Veranes, y dice así: “Medugeno, hijo de Cesaron (dedica esta lápida funeraria) para él y su hijo Rutilio (que falleció cuando tenía) 15 años de edad, pertenecientes a la gens de los Cilúrnigos”.
Guerrero astur. (…). La ciudad de Gijón fue una fundación romana del siglo I d.C., pero bastantes siglos antes de la llegada de Roma, hacia el siglo VI a.C., se levantó sobre el cabo Torres un castro habitado por gentes dedicadas a la agricultura, la pesca y la metalurgia. Los habitantes de este poblado, según una lápida encontrada en Cimadevilla, eran astures pertenecientes al grupo social de los cilúrnigos. (…). Saber más... asturgeografic.

Gens y gentilitates son términos con los que se hace referencia a grupos o comunidades unidos por diferentes grados de parentesco. La unidad básica era la gentilitas, varias de las cuales componían una gens. Medugeno Cesaronis vivió el definitivo declinar de la Campa Torres como poblado castreño. De hecho, él ya fue enterrado en alguna necrópolis cercana a lo que hoy es el centro histórico de la ciudad de Gijón/Xixón, posiblemente no muy lejos de la actual Plaza Mayor. Su lápida, un ejemplo perfecto de lo liviana que puede ser la memoria, acabó perdiendo su trascendentalidad funeraria y fue reutilizada como materia prima para la construcción de la muralla tardorromana de Gijón. La catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Carmen Fernández Ochoa, quien fue directora del Proyecto Gijón de Excavaciones Arqueológicas, explica ese contexto casi a modo de filosofía vital: “Las ciudades creadas y habitadas en las distintas épocas se superponen unas a las otras creando un registro estratigráfico complejo, plagado de amortizaciones pero también de utilizaciones de espacios y estructuras que se prolongan en el tiempo” (“El lenguaje de las piedras”, 2003)
Retrato de la arqueóloga pionera Carmen Fernández Ochoa (Melus). Cursó estudios en las Universidades de Oviedo y Santiago de Compostela y se doctoró en Arqueología en la Universidad Autónoma de Madrid, donde fue la primera Catedrática de Arqueología en esa universidad (2000) y ahora es Catedrática Emérita. Su tesis doctoral sobre Asturias en la época romana, defendida en la UAM en 1981 y publicada en 1982, constituye el punto de partida de una carrera muy prolífica y de una entusiasta e incansable entrega a la investigación y la docencia. (…). Saber más... arqueólogas.

Y lo que un día fue lápida para honrar a un hombre, tiempo después se convirtió en piedra para fortalecer un cimiento. Lo que fue parte de una necrópolis pasó a convertirse en parte de una obra civil. Gracias a esa lápida los Cilúrnigos, o sea, caldereros, o sea, metalúrgicos, entraron en nuestras vidas. El bloque de arenisca, de 83 centímetros de ancho y apenas 38 de altura, no para de decirnos cosas, y una de las más importantes es que la maquinaria imperial de Roma había entrado a raudales y con intención de permanencia. Medugeno y su familia viven esa revolución: Medugeno es nombre indígena pero el de su hijo Rutilio ya es un nombre romano.
Agua dulce en el castro. (…). Pozo artesiano. Fue excavado en el terreno y forrado con bloques de cuarcita. En la actualidad conserva el manantial original de agua. (…). Saber más... asturgeografic.

FUENTE: «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». LA CAMPA TORRES EN EL CENTRO DEL MUNDO. Libro nº 4. Págs. Desde la 10 a la 47. Textos de Eduardo García. Asesoramiento científico: Ángel Villa Valdés. Fotografía: Miki López. La Nueva España. Transcripción: El Blog de Acebedo.
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AUTORES.

Eduardo García García (Oviedo, 1957)
, escritor y periodista de LA NUEVA ESPAÑA. Afincado desde niño en Gijón, promovió y coordinó la Biblioteca Gijonesa del siglo XX, editada con el patrocinio del Ayuntamiento de Gijón, siendo autor además del primer título de la colección, "Un tiempo, una ciudad, las fotos de un siglo". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". La Nueva España.

Ángel Villa Valdés. Ángel Villa Valdés ejerce como arqueólogo en el Museo Arqueológico de Asturias. Con anterioridad, desde el Servicio de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, dirigió el Plan Arqueológico del Navia-Eo, programa por el cual se planificaron, entre 1995 y 2009, las intervenciones arqueológicas en los yacimientos del occidente de la región, tanto en las tareas de excavación como de conservación, restauración y musealización del patrimonio arqueológico. Desarrolla su trabajo en ámbitos diversos de la Prehistoria y Antigüedad con particular atención a la investigación del mundo castreño y la minería aurífera antigua, temas sobre los que desarrolló su Tesis Doctoral, trabajo galardonado con el Premio Extraordinario de la Universidad de Oviedo. Ha sido responsable de numerosas intervenciones arqueológicas en los castros más relevantes del occidente de la región como Coaña, Pendia o Chao Samartín y es autor de un centenar de artículos científicos. Seguir leyendo... FUENTE: LinkedIn

Miki López. Fotoperiodista asturiano, jefe de fotografía del diario La Nueva España, especializado en fotografía documental y fotografías de Asturias. Es autor de más de una decena de libros de temática asturiana. Etnografía, cultura y paisajes forman parte de los trabajos más habituales de este fotógrafo asturiano que lleva más de 25 años dedicado al fotoperiodismo en Asturias. Comenzó su carrera profesional como fotógrafo en La Voz de Asturias en el año 1991. Sus fotografías ilustraron reportajes en revistas como Tiempo, Interviu y El Semanal. Es autor, junto con el periodista Eduardo Lagar, de la serie de reportajes "Asturias, Siglo XXI". Fue un proyecto del diario La Nueva España que analizaba la situación de los 78 concejos de asturianos en el cambio de milenio. Desde 2010 es formador de alumnos en prácticas para los Centros Integrados del CISLAN de Langreo y el IES Aramo de Oviedo. Fuente: MIKI LÓPEZ.

La Nueva España ha sido testigo de la historia de Asturias durante los últimos 80 años. El rigor y la calidad de la información ha situado este medio de comunicación como el líder indiscutible, a gran distancia de sus competidores, de la prensa escrita diaria en el Principado de Asturias. LA NUEVA ESPAÑA es el periódico de referencia de Asturias, los asturianos de todas las edades lo prefieren según reflejan todas las encuestas, y al elegirlo cada día no sólo lo han confirmado como líder indiscutible de la prensa asturiana, sino que lo han convertido en uno de los principales periódicos de España, pues así lo expresan su difusión y su número de lectores. DELEGACIONES. LA NUEVA ESPAÑA cuenta con 6 ediciones; General, Gijón, Avilés, Cuencas, Oriente y Occidente, que se confeccionan en las redacciones de Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres y Langreo, a las que se suman una amplia red de corresponsales. FUENTE.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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