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27 de septiembre de 2022

Al otro lado de la piedra (y III)

El menú del día
Mujer astur, siglo I a.C. (Museo arqueológico de Asturias). Facebook. Ilustraciones Históricas.
Sin aditivos ni conservantes. Ni colorantes ni edulcorantes. Las investigaciones arqueológicas sobre semillas y muestras de polen nos acercan en gran medida a lo que podía ser una dieta tipo de las sociedades castreñas de la Edad del Hierro antes de la llegada de los romanos
PAN. La molienda era actividad habitual, y había mucho alimento panificable, como cereales y bellotas. Quizá de esa molienda salía algo parecido a una torta. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 34-35.
El blog de Acebedo
Una dieta cerealista, sin duda, pero no de forma exclusiva. En general, una dieta sana, aunque no lo suficientemente variada como para prevenir carencias. En algún momento de la Edad del Hierro, hacia el siglo III a. C., una familia astur podría haber comido un pote de habas que, cuidado, tiene poco que ver con el tradicional pote contemporáneo. Para empezar, las habas no son las alubias actuales, ni mucho menos las tradicionales fabes de la granja. Se trataría de una variedad de haba conocida como Vicia faba, una legumbre que crece en vaina, mucho más pequeña que les fabes actuales, pero muy nutritiva. Si había suerte, acompañada de algo de carne. Ese consumo de carne llegaría a través de dos caminos. Uno, el sacrificio de animales domésticos como corresponde a una sociedad sedentaria y de economía agropecuaria. Otro, el de la caza. Había amplia tradición cinegética, pero, además, masas muy frondosas de bosques cálidos donde la depredación de cérvidos, suidos y otras especies debe de haber sido relativamente sencilla. 
CARNE. Su consumo hay que suponerlo teniendo en cuenta la cabaña ganadera. Lo mismo ocurre con el pescado de río. Todo castro está cerca de uno. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 36-37.
En la cultura castreña astur el ganado bovino parece haber sido el más abundante a tenor de los restos encontrados en los yacimientos y, al contrario de lo que sucedía en poblados más al oeste y centro de la península, donde ovejas y cabras eran mayoritarias. La alimentación del ganado requeriría una movilidad en busca de pastos, para lo que era indispensable una red de caminos y cañadas y también (apunta el arqueólogo Jorge Camino, que estudió el sistema agrario astur en la Edad del Hierro) “una política de entendimiento con los poblados colindantes”
LECHE. La presencia de una cabaña ganadera compuesta sobre todo por ganado bovino, ovino y caprino hace suponer el consumo de leche y derivados. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 36-37.

Quizá durante los meses de verano ese entendimiento y las buenas relaciones de vecindad hacían que ese ganado agrupado fuera llevado a los pastos de montaña. Plato único, con tortas de pan que saldrían de moler y cocer determinados cereales, la escanda principalmente. Para beber, agua. El zythos era una bebida alcohólica producto de la fermentación de cereales que está documentada en la zona celtíbera de la península Ibérica y que podría tener su correlación en las tierras astures, pero cabe la posibilidad de que, según en qué entornos, esa bebida alcohólica no proviniera del cereal (como ocurre con la cerveza) sino de la fruta (como pasa con la sidra). 
HABAS. La Vicia faba era una legumbre de uso común, así como los guisantes y las berzas. Era la materia prima básica para cocinar un guiso. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 34-35.

No sabemos en todo caso cuáles eran las frecuencias de consumo, diario u ocasional; cotidiano o reservado para las festividades o momentos puntuales. “Se consumía un poco de todo entre un amplio espectro de posibilidades. Una estrategia de supervivencia que venía del Bronce Antiguo en la región cantábrica”, explica Camino. Las posibilidades culinarias de los cereales no son extraordinarias pero la mayoría de ellos son panificables, y las molederas de piedra parecen haber sido una herramienta imprescindible en la casa castreña. 
FRUTAS. En entornos forestales casi vírgenes las frutas, y entre ellas las manzanas, estarían al alcance de cualquiera, sin olvidar los frutos del bosque. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 36-37. 

Estrabón señalaba que las bellotas eran un componente principal en la dieta castreña. Se refería a bellotas de roble, que sí jugarían un papel estratégico, pero probablemente no tan esencial como nos pinta la tradición. En todo caso, mucho menor que los cereales y algunos productos hortícolas, entre ellos los guisantes. Con cereales, habas y guisantes, frutos secos en abundancia cuando tocaba, y recolección de frutas, además de los circunstanciales aportes de carne o de pescado (fluvial o marítimo), era posible una dieta equilibrada, sin olvidar que el ganado doméstico permitiría el consumo de productos secundarios como la leche y (por qué no) algo parecido al queso.
CEREALES Básicos en la dieta castreña. La escanda era muy habitual. Es probable que la cebada fuera el segundo cereal en importancia, seguido del mijo. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 36-37. 

Habría posibilidad de cocinar algún tipo de sopa o purés con las materias primas al alcance, entre las que también estaban algunas crucíferas como las berzas y los nabos. Y había “despensa", almacenamientos de semillas que se han podido encontrar en cabañas o alrededores inmediatos. En algún castro asturiano se identificaron restos de lino, que a su aprovechamiento textil también puede añadir su uso como materia oleaginosa. Las crónicas romanas dicen que los astures cocinaban con mantequilla. De nuevo hay que hacer aquí un esfuerzo para no identificar al pie de la letra eso que Estrabón denominaba “mantequilla” y que sería grasa animal, el unto. Para postre, está documentado el consumo de miel.
MIEL. En la Campa Torres apareció una cerámica ibérica con restos de miel y frutos. También en algún castro gallego. La recogida de miel silvestre debía de ser habitual. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 34-35.

¿Y qué pasaba con las castañas, alimento tan importante en la dieta asturiana durante muchos siglos? Es fácil que en tiempos prerromanos existieran castaños silvestres en tierras de los astures pero curiosamente no hay ninguna constatación en todo el norte peninsular de la recolección y consumo de castañas, afirma Jorge Camino. Parece ser que el cultivo de castaños fue fomentado a partir de la dominación romana, lo que no excluye que las poblaciones astures echaran mano, dentro de esa economía de amplio espectro que tan bien gestionaban, de castañas silvestres, de muy sencilla recolección por otra parte.
FRUTOS SECOS. Sobre todo, de tres clases: avellanas, nueces y bellotas. Había castaños silvestres, por lo que es posible que la castaña también formara parte del menú. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 34-35.

La barca de piedra
Su nombre responde a una metáfora que, además, entronca con las historias legendarias ligadas al cristianismo. El enorme pilón encontrado en el cauce alto del arroyo de Xarrióu, cerca del perímetro del castro, tiene cierto aspecto barquiforme pero está claro que, por más fe que pusieran en el asunto, los artesanos que le dieron forma no pretendían navegar con él. Lo cierto es que el pilón es de granito puro, procedente sin duda de algunos de los afloramientos graníticos de la zona, concretamente de un tramo del arroyo conocido como A Barcúa. Está partido por la mitad, y esa cicatriz refuerza su imagen de mole inmensa. 
Luli Narciandi, junto al inmenso bloque granítico. Foto Miki López.
Para hacerse una idea, 2,68 metros de largo y 1,55 metros de alto. No son dimensiones y pesos como para afrontar traslados a larga distancia. La base interior del pilón parece “dibujada” con algunas formas geométricas que no responden a significado aparente alguno. Puede que la fractura que lo dejó inutilizado se hubiera producido durante los trabajos de talla o en el intento de traslado. Lo seguro es que el accidente generó un “me quiero morir” en sus promotores. No es el único pilón de Coaña; hay otro asociado a las saunas, en el llamado Recinto Sacro del poblado.
LA FUERZA DE LA PIZARRA; Una visitante del castro contempla la zona más densa del poblamiento antiguo de Coaña. Lo que ve son las estructuras más recientes, ya de época romana, levantadas sobre otras que se pierden en la Edad del Hierro. Foto Miki López.

La Climatología castreña.
Cuando nos referimos al mundo castreño estamos abarcando un largo periodo de tiempo que podemos enmarcar entre el siglo VIII a. C. y el siglo II de nuestra era. O sea, un milenio. Mucho tiempo para hablar de la climatología en términos absolutos. Hoy sabemos que entre el año 500 a. C y el año 400 d. C. se produjo en la península Ibérica lo que conocemos como el Periodo íbero-romano, unos siglos en los que se registraron aumentos de las temperaturas y de la humedad. La primera parte de este periodo incluye de lleno la cultura castreña y coincide con su auge. El Periodo íbero-romano vino a sustituir a la llamada Época Fría del Hierro, un tiempo de temperaturas mucho más bajas e incremento notable de la aridez. Conocemos estas tendencias a través de distintos análisis científicos, entre ellos los proporcionados por testigos de sedimentos lacustres.
LOS CIERVOS MISTERIOSOS. En una pequeña pieza de pizarra, encastrada en la pared de una de las cabanas emplazadas en el área occidental, surge un enigmático grabado del que desconocemos su cronología. Pasa inadvertido si alguien no pone en guardia sobre esos ocho cérvidos rodeados de motivos geométricos que fueron descubiertos en la primavera de 2001. Los ciervos, algunos de los cuales parecen ir a la carrera, tienen algo de dibujo infantil sobre la piedra milenaria. Estamos ante un juego, una de cuyas reglas es mantener el misterio. Foto Miki López.

Castreños, romanos y nosotros compartimos una misma era geológica, el Holoceno, que comenzó hace unos 11.800 años y que sigue vigente. En el Holoceno las oscilaciones climáticas son constantes, pero, salvo eventos muy concretos, no demasiado bruscas. La temperatura media anual de la Tierra durante el Holoceno (desde hace unos 5.000 años vivimos el llamado Holoceno Reciente) fluctuó entre los 14 y los 15 grados, un equilibrio que los seres humanos del siglo XXI llevamos camino de hacer añicos. A los astures de la Edad del Hierro les correspondió por tanto una climatología húmeda, no muy distinta a la actual, y puede que algo más fría. El Periodo íbero-romano duró un mundo, y en este eterno bascular climatológico, cuando hacia el siglo IV se da por terminada esta fase climática, llegó otra caracterizada por la aridez y, hace unos 1.800 años, una continuación de gran humedad.
El dibujo realizado por García Bellido, una recreación del castro tras las excavaciones de 1940. Fuente. Castros de Asturlas.com, una de las principales referencias castreñas en la red. «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. 24-25.

FUENTE: «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. Desde la 6 a la 39. Textos de Eduardo García. Asesoramiento científico: Ángel Villa Valdés. Fotografía de Miki López. La Nueva España. Transcripción: El Blog de Acebedo.
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AUTORES.

Eduardo García García (Oviedo, 1957)
, escritor y periodista de LA NUEVA ESPAÑA. Afincado desde niño en Gijón, promovió y coordinó la Biblioteca Gijonesa del siglo XX, editada con el patrocinio del Ayuntamiento de Gijón, siendo autor además del primer título de la colección, "Un tiempo, una ciudad, las fotos de un siglo". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". Otros libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al Norte". La Nueva España.

Ángel Villa Valdés. Ángel Villa Valdés ejerce como arqueólogo en el Museo Arqueológico de Asturias. Con anterioridad, desde el Servicio de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura del Principado de Asturias, dirigió el Plan Arqueológico del Navia-Eo, programa por el cual se planificaron, entre 1995 y 2009, las intervenciones arqueológicas en los yacimientos del occidente de la región, tanto en las tareas de excavación como de conservación, restauración y musealización del patrimonio arqueológico. Desarrolla su trabajo en ámbitos diversos de la Prehistoria y Antigüedad con particular atención a la investigación del mundo castreño y la minería aurífera antigua, temas sobre los que desarrolló su Tesis Doctoral, trabajo galardonado con el Premio Extraordinario de la Universidad de Oviedo. Ha sido responsable de numerosas intervenciones arqueológicas en los castros más relevantes del occidente de la región como Coaña, Pendia o Chao Samartín y es autor de un centenar de artículos científicos. Seguir leyendo... FUENTE: LinkedIn.

Jorge Camino Mayor (Avilés, 1960) es licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo y se especializó en el estudio de los castros asturianos. Arqueólogo del Museo Arqueológico de Asturias. Fuente: Propia. Foto: Tertulia 17 de Mieres.

Miki López. Fotoperiodista asturiano, jefe de fotografía del diario La Nueva España, especializado en fotografía documental y fotografías de Asturias. Es autor de más de una decena de libros de temática asturiana. Etnografía, cultura y paisajes forman parte de los trabajos más habituales de este fotógrafo asturiano que lleva más de 25 años dedicado al fotoperiodismo en Asturias. Comenzó su carrera profesional como fotógrafo en La Voz de Asturias en el año 1991. Sus fotografías ilustraron reportajes en revistas como Tiempo, Interviu y El Semanal. Es autor, junto con el periodista Eduardo Lagar, de la serie de reportajes "Asturias, Siglo XXI". Fue un proyecto del diario La Nueva España que analizaba la situación de los 78 concejos de asturianos en el cambio de milenio. Desde 2010 es formador de alumnos en prácticas para los Centros Integrados del CISLAN de Langreo y el IES Aramo de Oviedo. Fuente: MIKI LÓPEZ.

La Nueva España ha sido testigo de la historia de Asturias durante los últimos 80 años. El rigor y la calidad de la información ha situado este medio de comunicación como el líder indiscutible, a gran distancia de sus competidores, de la prensa escrita diaria en el Principado de Asturias. LA NUEVA ESPAÑA es el periódico de referencia de Asturias, los asturianos de todas las edades lo prefieren según reflejan todas las encuestas, y al elegirlo cada día no sólo lo han confirmado como líder indiscutible de la prensa asturiana, sino que lo han convertido en uno de los principales periódicos de España, pues así lo expresan su difusión y su número de lectores. DELEGACIONES. LA NUEVA ESPAÑA cuenta con 6 ediciones; General, Gijón, Avilés, Cuencas, Oriente y Occidente, que se confeccionan en las redacciones de Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres y Langreo, a las que se suman una amplia red de corresponsales. FUENTE.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se ponga en contacto con El Blog de Acebedo para hacerlo figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los autores.

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