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18 de julio de 2021

Provincia Asturíensis

Asturias bajo el dominio Visigodo
Guerreros visigodos. Archivos de la historia

La Hispania visigoda estaba integrada por ocho provincias, de las que una era la Asturíensis. Allí, a orillas del río Esla, aislado por montañas y bosques, vivía el pueblo de los astures (San Isidoro), en quienes se apoyó Don Pelayo para defender los intereses de su rey Rodrigo
Relieve visigótico. Claustro de S. Nicolás. Avilés. Astur Paredes. Astur Paredes (Historia de Asturias).
El blog de Acebedo
El sector occidental de los astures estaba bajo soberanía sueva, que se consolidó tras una expedición contra los auregenses. Se sabe, porque la sede obispal de Asturíca Augusta y sus diez parroquias se citan en el Parroquial Suevo en el a. 569, como también se citan Pesicos y Britonnes entre los transmontanos. Es posible que el río Orbigo quedara como nueva frontera del reino suevo tras la expedición de Teodorico II, pero también puede que estos límites se fijaran en las posteriores expediciones de Eurico. No está claro, porque San Isidoro, en su Historia Gothorum (XXXII) se limita a decir que, a la muerte de Requiario, los suevos se quedaron en la comarca extrema de la provincia de Gallaecia.
Visigodos. Pinterest.
En el a. 460, tras la renovación del foedus entre el nuevo emperador Mayoriano y Teodorico II, llegó otro ejército visigodo a España. Pese a que actuaba en nombre del Imperio, venía al mando del conde godo Sunierico con la misión de luchar contra los diversos caudillos suevos que combatían entre sí. En 463, el nuevo rey Remismundo aceptó el patronazgo del visigodo y posiblemente quedó Incluido en su clientela militar, pues, en la práctica, el verdadero rey era Teodorico II. Esto lo confirma el que, ese mismo año, mandara embajadas al suevo desde Tolosa para protestar contra los ataques que sufría la aristocracia provincial. Esta ya no podía recibir la protección de los acuartelamientos romanos, ahora vacíos u ocupados por guarniciones visigodas. Teodorico II sabía lo importante que era contar con el apoyo del sector senatorial para el buen funcionamiento del reino, como él mismo estaba experimentando en el reino galo de Tolosa. Su hermano y sucesor, Eurico, volvió a encabezar un ejército con destino a España en el a. 468. Su misión era encerrar al reino suevo dentro de un estrecho cerco marcado por los cursos del Duero y del Esla, y para ello dirigió sus fuerzas contra la importante y bien defendida ciudad de Astorga. El territorio de los astures sufrió otra vez la presencia militar goda y vio cómo, a consecuencia de ella, era dividido de Norte a Sur por un rosario de plazas fuertes amuralladas. 

Eurico (del gótico, Aiwareiks; c. 440-484) fue rey de los visigodos desde 466 al 484; después de asesinar a su hermano Teodorico II. Museo del Prado. WIKIPEDIA

Así, mientras el páramo leonés quedaba definitivamente bajo soberanía sueva, la Tierra de Campos pasaba a manos de los visigodos, que ocuparon algunas de sus ciudades más Importantes, como León y Palencia, y los campos colindantes hasta el río Esla, denominados desde el s. VI Campos Góticos. Esta es una zona (Este de León y Palencia) en donde todavía hoy abunda la onomástica personal germánica y tardo-imperial. También el territorio tansmontano de los luggones quedó para los Visigodos. En resumen, desde el a. 469, en la región oriental de los astures se inicio una presencia permanente de Visigodos lo suficientemente importante como para dotar a Palencia de un obispo arriano. Es una pena que en esta fecha concluya la Crónica de Hidacio, nuestra principal fuente de información para la zona, de la que ya no tenemos más noticias hasta los días de Leoviglldo. Pero no creemos que pueda admitirse la idea defendida por algunos de que dicho silencio se deba a que, por entonces, los pueblos del Norte ya disfrutaban de independencia. Sí es cierto que debía de tratarse de un área marginal, carente de interés socio-político y estratégico para los monarcas visigodos, más atentos por entonces a controlar regiones feraces y con buenos sistemas de comunicación. 

Agila I, rey de los Visigodos (Congreso de los Diputados, España), en dep. en el Alcázar de Segovia. Autor: Dióscoro Puebla). Museo del Prado. WIKIPEDIA

Además, amparándose en las continuas crisis sucedidas desde el reinado de Agila I (549-555) hasta el de Leovigildo (569-602) algunos miembros de la aristocracia local debieron de sustraerse al control central para evitar el pago de impuestos, pues Juan de Biclaro cuenta que «el dominio de los visigodos había quedado muy disminuido por diversas rebeliones». Así debió de ocurrir en la región de los montes Aregenses (montes orensanos) y en la de los roccones, tribu de astures orientales, a los que, según Murguía y Diego Santos, hay que identificar con los luggones, por más que haya habido estudiosos dispuestos a ubicarlos entre los cántabros o, incluso, entre los vascones, basándose en su similitud con topónimos tales como Roncal o Roncesvalles. De los roccones nos habla Juan de Biclaro al referir que en el a. 572 fueron atacados por el rey suevo Mirón, que pretendía romper el cerco de contención establecido por Eurico. Es posible que se aprovechara de la situación de desconcierto creada tras la muerte de Liuva, de quien debían depender fiscalmente los territorios norteños. Lógicamente, el suevo atacaría a las tribus fronterizas más próximas, por lo que estos desconocidos roccones serían astures orientales, aunque no pueda precisarse si transmontanos o augustanos. Parece más acertada la primera opción, pues San Isidoro distinguía entre astures y roccones, los ubicaba en paisajes diferentes y, ya vimos más arriba, cómo a los astures los situaba en torno al río Esla (Astura).

Retrato imaginario del rey Leovigildo, de Juan de Barroeta. Ca. 1854-1855. (Museo del Prado). WIKIPEDIA

Leovigildo, después de realizar rápidas campañas en el a. 573 contra la región de Sabana (Oeste de Zamora y Salamanca), y en el a. 574 contra la Cantabria y Rioja, volvió en el 575 a las regiones limítrofes con el reino suevo, a los montes Aregenses, donde gobernaba independientemente el sénior local Aspidio. Tenemos aquí un caso probable de intento de independencia, pero no del pueblo astur, sino de un noble local a quien ayudaban los campesinos de sus tierras, obligados por los vínculos de dependencia señorial. Años después, tras el enfrentamiento con los vascones y con su hijo Hermenegildo, Leovigildo dirigió sus armas contra los suevos en el a. 585 aprovechando la muerte de Mirón y la crisis sucesoria planteada a continuación, de la que nos ofrece una cuidada información Gregorio de Tours. Sabemos que la victoria sobre los suevos fue el resultado de una doble acción estratégica: por mar, dirigida a neutralizar los apoyos navales que enviaba Guntram de Borgoña; y por tierra. Ignoramos dónde fondeaba la flota goda, si en los puertos portugueses o en los cántabros. Así, después del a. 585 los astures quedaron sometidos al rey de Toledo, aunque hay que suponer que la presencia de los miembros de la administración entre los transmontanos fue sólo episódica y para recaudar tributos. 
Capitel de tradición visigoda. Iglesia de Santianes de Pravia. Archivo J.F. Conde. (Historia de Asturias).
Su territorio siguió abarcando el del antiguo convento jurídico romano, pues San Isidoro en sus Etimologías (XIV, 5, 2) distingue dentro de la provincia de Galicia a los conventos de Cantabria y Asturias, de lo que se deduce que el primero se había desgajado del antiguo convento cluniense establecido por los romanos. Esta debió ser la situación, al menos hasta la muerte del rey Sisebuto (a. 621), a quien San Isidoro dedicó su obra. Leovigildo, decidido a fortalecer la autoridad real y a controlar el territorio peninsular, quiso también aumentar los bienes y recursos de la Hacienda y del patrimonio inmobiliario de la monarquía, por lo que pensamos que pasarían a sus manos los bienes confiscados a los suevos. Hay que señalar, al respecto, la importancia concedida por este monarca, así como por Euridico y Chindasvinto, a la legislación sobre las tierras, coincidiendo con momentos de fortalecimiento de la autoridad real y apoyándose en la ampliación de su base patrimonial. Las fuentes no vuelven a hablarnos de campañas contra los astures hasta el reinado de Sisebuto (612-621).  Algunos estudiosos creen que Witerico (603-610) debió realizar expediciones militares de castigo en territorio de los transmontanos, apoyándose en algunos hallazgos de monedas a las que se atribuye exclusivamente a finalidad de pagar a las tropas. 

Witerico o Viterico. Rey visigodo (ca. 570-609) Museo del Prado. Rey de los visigodos (603-610). Todavía bajo el reinado de Recaredo I (596-601), participó en una sublevación arriana que tuvo lugar en la Lusitania (588), donde un grupo de nobles opuestos al rey, aglutinado en trono al obispo arriano de Mérida, Sunna, asesinó al dux de Lusitania, Claudio, y al obispo Massona.  Seguir leyendo … Hipnosnews. 

Pero no debemos de olvidar que Asturia era rica en oro y es fácil que se hicieran acuñaciones «in situ» aunque allí no hubiera soldados a los que pagar. Eso mismo debió de ocurrir con Gundemaro (610-612) que acuñó trientes de oro con cuño de jornada en Pesicos (Cangas del Narcea). Tal vez, simplemente, pudieron tratarse de expediciones de castigo con finalidad recaudatoria en zonas donde la nobleza local estaba relativamente acostumbrada a no tener que rendir cuentas. Cuenta San Isidoro que durante el reinado de Sisebuto se produjo una rebelión de astures en su primer año de gobierno (612), y de roccones {anteriormente sometidos por Leovigildo) en el a. 615, contra los que el rey envió al dux (duque Riquila, y al dux y futuro rey Suntila, respectivamente. Tal vez ahora sí que haya que atribuir a las expediciones militares el numenario de Sisebuto acuñado en Pesicos en Bergidum, antigua ciudad astur de la que derivo el topónimo Bierzo, y en Georres (Valdeorras), procedente del gentilicio gigurri, que Plinio y Ptolomeo citan como pueblo astur. 

Gayo o Cayo Plinio Secundoa​ (Comum, 23 - Estabia, 24 de octubre de 79) fue un escritor y militar romano del siglo I, conocido por el nombre de Plinio el Viejo para diferenciarlo de su sobrino e hijo adoptivo Plinio el Joven. Perteneció al orden ecuestre y ejerció cargos administrativos y financieros en la Galia y en Hispania. WIKIPEDIA

Tales acuñaciones confirmarían la presencia de la administración real en el territorio astur, posiblemente con finalidad militar, y darían crédito a la noticia de San Isidoro, contemporáneo de los hechos y amigo personal del rey, cuyas referencias resultan más creíbles que las del franco Fredegario que habla del sometimiento de Cantabria. Posiblemente haya que ubicar en este momento al padre de San Fructuoso, tal vez dux de Gallaecia, y del que sabemos por la Vida de San Fructuoso, que administraba el territorio del Bierzo a comienzos del s. VIl. Puede que este noble de sangre real fuera uno de los rebeldes al rey, a los que se confiscaron sus posesiones tras la victoria de Riquila. Ello explicaría que, en un Intento por salvar parte de sus bienes, diera a su hijo terrenos para que fundara el monasterio de Compludo, puesto que éste era un medio frecuente de eludir el castigo real. Probablemente, estas tierras habían sido entregadas a la familia de Fructuoso por un rey anterior, tal vez Leovigildo, conquistador de la región, y, por tanto, eran enajenables. 
Iglesia de Santianes de Pravia. El arco de herradura evidencia una influencia estilística de época visigoda. Esta iglesia puede ser considerada como un eslabón entre el arte visigodo tardío y el primer prerrománico asturiano. Astur Paredes. (Historia de Asturias).
De otro modo no pueden explicarse los temores de Fructuoso ante el hecho de que su cuñado hubiera pedido permiso al rey para tomar parte de las tierras del monasterio, de las que éste se sustentaba. El sucesor de Sisebuto, Suintila (621-631), realizó expediciones contra los vascones. El hecho de que acuñara en Asturica Augusta y Legio no permite afirmar que fuera contra los astures, aunque su nobleza se mantuvo en latente rebeldía, como lo confirma el que la familia de Fructuoso apoyara la rebelión de Sisenando, dux de la Septimania y pariente suyo. Puede que fuera durante el reinado de Sisenando (631-636) cuando se empezó a hacer más efectiva la presencia visigoda entre los transmontanos y que algún noble se asentara en el paraje de Godos, cerca de Oviedo. Lo cierto es que el monarca siguiente, Chintila (636-642), tuvo que convocar el V Concillo de Toledo para pactar con la nobleza en un momento en que es posible que las provincias de Septimania; en la Galia, y Galicia escaparan en gran medida al control del monarca. Su hijo Tulga, de breve reinado, fue depuesto por Chindasvinto (642-653), probablemente duque de uno de los distritos del Norte.

Chindasvinto o Quindasvinto, rey visigodo del reino católico de Toledo (642-653). Sucedió a Tulga y precedió a Recesvinto. Saber más… Museo del Prado

El nuevo rey, conocedor de la tendencia a la rebelión de la nobleza, que se amparaba en sus posesiones y en los vínculos que les unían a los campesinos que en ellas trabajaban, realizó una tremenda depuración para desarraigarla de sus propiedades mediante la confiscación. Tal debió ocurrir con las propiedades del noble Ricimiro, en cuyas tierras vivía San Valerlo, que fueron aniquiladas por orden real. Posiblemente fue también Chindasvinto quien amplió a ocho las provincias en que administrativamente se dividía el reino con la creación de la Asturíensis y la Cantabriae. Y no fue obra suya, entonces lo hizo su hijo Recesvinto, en una fecha que García Moreno sitúa entre el a. 653 y el 683. La razón de tal reforma posiblemente fue reducir el enorme poder que antes se concentraba en manos del dux de Galicia ya que, en este momento, los duques, además de tener poder militar, también ejercían el civil y el fiscal. Los límites de la nueva provincia asturiensis debían de coincidir bastante con los del antiguo convento, pero es también posible que incluyeran el territorio de los cántabros vadinienses, lo que explicaría que, cuando allí fundó el nuevo reino Alfonso I con sede en Cangues d'Onís, lo denominara reino de Asturias y no de Cantabria, como hubiera sido más lógico. 

Retrato imaginario de Alfonso I el Católico (693-757), rey de Asturias e hijo de Pedro de Cantabria, duque de Cantabria. Sucedió en el trono a su cuñado, el rey Favila de Asturias, y fue sucedido a su vez por su hijo, el rey Fruela I de Asturias. Museo del Prado. WIKIPEDIA

Cuando San Valerio escribió su obra autobiográfica en la segunda mitad del s. VII, el Ordo querimonie, dice que era originarlo de la provincia Asturiensis, un lugar de «espesísimas malezas, ásperas y fragosas». En el mismo capítulo se refiere a la civitas asturiensis, sin duda Asturica Augusta, convertida ahora en sede del nuevo duque. También fuera de España se tuvo en seguida noticia de la reforma administrativa porque el cosmógrafo de Rávena, anónimo del s. VII, señala a Asturia como una de las ocho provincias de España. A partir de este momento no tenemos más datos de rebeliones en la nueva provincia y del último duque del que sabemos algo, gracias a la Crónica de Alfonso III, es de Favila, padre de Pelayo. Benito Ruano ha deducido de este dato que don Pelayo habría nacido en Asturias y posiblemente habría heredado de su padre, de linaje astur, su patrimonio fundiario y las relaciones de dependencia de los lugareños. 

El lienzo muestra a Don Rodrigo († 711), el último rey de los Visigodos, arengando a sus tropas antes de que comenzara la batalla de Guadalete, que se libró en el año 711 en las inmediaciones del río Guadalete y donde moriría el propio monarca y el ejército visigodo sería aplastantemente derrotado por el ejército musulmán que había invadido España. Saber más… WIKIPEDIA

Eso explicaría que, cuando fue expulsado de Toledo por Witiza, encontrara buena acogida en el solar transmontano de sus mayores y que, tras la derrota en el Guadalete el a. 711, no sólo pudiera recibir a los godos errantes, al igual que lo hicieron los duques de Cantabria y de Galicia, sino que también se dispusiera a defender los Intereses de don Rodrigo, del que había sido comes spathariorum (jefe de guardia de nobles de palacio), frente a los de su oponente Agila II, el hijo de Witiza. Pero para tal defensa tuvo que partir de una situación totalmente nueva, alejado de los antiguos centros administrativos, concretamente Astorga, ahora en manos de los musulmanes, y de las principales vías de comunicación. También es posible que, con su rebelión, Pelayo quisiera vengar la muerte de su padre a manos de Witiza, siguiendo con ello una antigua tradición germánica. Según esto, Pelayo habría visto en los musulmanes sólo a un grupo de tropas venidas en auxilio de Agila II. Por eso intentó evitar el matrimonio de su hermana con Munuza, lo que le hubiera obligado a contraer vínculos con sus futuros sobrinos.

Retrato imaginario de Sisenando, rey de los Visigodos, de Bernardino Montañés. 1856. (Museo del Prado, Madrid). WIKIPEDIA

BIBLIOGRAFIA
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Jarrito litúrgico visigodo hallado en Pandavenes (Piloña). Museo Arqueológico Provincial de Asturias. Astur Paredes. (Historia de Asturias).
FUENTE: ANA MARIA JIMENEZ GARNICA. TEXTOS: «HISTORIA DE ASTURIAS». EDITORIAL PRENSA ASTURIANA S. A.
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AUTORES.


Ana María Jiménez Garnica.
Doctora en Antigüedad Tardía, jefe de departamento de IES Beatriz Galindo, CA Madrid. Ana maría, se licenció en Historia Antigua en junio de 1976. Poco después inició su tarea investigadora sobre los visigodos, eligiendo como tema de su Tesis Doctoral el período de Tolosa, que leyó en 1981. Dos años después publicó el libro Orígenes y desarrollo del reino visigodo de Tolosa, al que han seguido diversos artículos y conferencias relacionadas con el tema. Merecen destacarse los siguientes: «Los primeros establecimientos permanentes de visigodos en Hispania» (Híspania); «El origen de la Legislación Civil visigoda sobre la prohibición de matrimonios entre romanos y godos: un problema de fundamento religioso» (Anuario de Historia del Derecho Español), «El arte “oficial” de Toulouse bajo soberanía visigoda. La Daurade» (Archivo Español de Arqueología); y «Alianzas y coaliciones germánicas en el reino visigodo de Toulouse» (Espacio, Tiempo y Forma). También ha publicado una monografía sobre La desintegración del Imperio Romano de Occidente, en la colección Historia del mundo antiguo, de Editorial AKAI, 1990, vol. Nº 65 de la colección Historia del Mundo Antiguo), El Cantar de Valtario (Madrid, Gredos, colección Clásicos Medievales, nº 8. FUENTES: NEW SPANISH BOOKS - HISTORIA DE ASTURIAS

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