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18 de junio de 2020

La historia sigue siempre un curso inexorable

El cementerio musulmán de Santumillano
Alto de Santomillano en Mieres del Camino. En la imagen chica en la zona del Fielato en Mayo de 1957. (Colección Julio León Costales). Archivo del Blog.
Mieres tuvo proyectado en el año 1950 un lugar de enterramiento para estas tropas, pero nunca se construyó al ser trasladadas antes a África
Ilustración de Alfonso Zapico
En condiciones normales los enterramientos musulmanes siguen unas normas concretas: el difunto debe ser bañado ritualmente, luego se tapan todos los orificios de su cuerpo con algodón perfumado y es envuelto en una mortaja blanca de dos o tres piezas sin costuras, después se hace una oración en la mezquita o en la vivienda familiar y por último, sin esperar 24 horas desde el momento de su muerte, recibe sepultura sin ataúd, en contacto directo con la tierra, inclinado sobre el costado derecho y con la cara mirando hacia La Meca. Como verán, algunas de estas reglas incumplen la normativa vigente en muchos países occidentales, entre ellos el nuestro, y por eso deben adaptarse en cada caso a la política mortuoria de cada lugar -aunque a veces es al revés, pero eso es otro cantar-. 
El Cementerio Musulmán de Barcia más conocido como Cementerio Moro de Barcia, es un camposanto construido en 1936 para albergar los restos fúnebres de aquellos soldados de religión musulmana que habían combatido con Francisco Franco durante la guerra civil española. Es el único de sus características y se encuentra en el concejo de Valdés. De AsturiasVerde - Trabajo propio, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=6832904
Hace muchos años, durante y después de nuestra guerra civil, estos requisitos se reducían al mínimo para los soldados que fallecían en la Península, lejos de su tierra y de sus familias, pero uno se cumplía siempre: los creyentes en Alá no pueden yacer en el mismo recinto junto a personas de otras confesiones, lo que hizo necesario la construcción de sus propios cementerios, que ahora intentan restaurarse en aplicación de la ley de memoria histórica porque forman parte del patrimonio de la guerra civil. El más conocido de los asturianos está en Barcia, en el concejo de Valdés, y alberga unos quinientos cuerpos de musulmanes fallecidos en combate, pero hay otros casi olvidados o cuya pista se ha perdido definitivamente. Y aún se pensó en construir más, como vamos a ver ahora con un caso que creo que es muy poco conocido. 
D. José María Álvarez (alcalde de Mieres), ante el micrófono en la inauguración del Sanatorio de Murias en 1954. (alcalde 1949-1958). El primero por la derecha es Gumersindo Ramos hermoso, inspector médico y primer director del hospital de Murias. Foto coloreada de Alonso. (Archivo del Blog)
Para ello debemos viajar hasta el día 23 de diciembre de 1949, cuando el Comandante Militar de las Unidades expedicionarias del Grupo de Regulares de Larache dirigió al alcalde del Ayuntamiento de Mieres don José María Álvarez una petición en estos términos: "Por interesarlo el Excmo. Señor General Gobernador Militar de Asturias en T.P. número 180, sección segunda de fecha 22 del actual, ruego a V. tenga a bien dar las órdenes oportunas a fin de que se construya un Cementerio Musulmán al objeto de dar sepultura al personal Indígena de las Fuerzas de Regulares que fallezcan, toda vez que el que para estos fines estaba habilitado en Lada (Sama de Langreo), se encuentra agotado, esperando de su atención me comunique el lugar de su emplazamiento para dar cuenta a la antedicha autoridad. Dios guarde a usted muchos años?". La demanda tardó en ser atendida, pero finalmente se optó por un lugar ubicado en la confluencia de los caminos a Santumillano y La Cantera. En el Archivo Municipal se conserva un plano firmado por el Arquitecto Director de Obras Municipales en agosto de 1950 donde puede verse un recinto de forma trapezoidal con 4 metros en su entrada y 16 en el fondo por 26 de lado, con una superficie disponible aproximada para el enterramiento de 250 metros cuadrados.
Cuarteles de los moros en la zona de Figaredo - Ujo (Mieres). (Delante la escombrera de Reicastro). A principios de los años 50 del pasado siglo XX. Facebook de Carlos Díaz Marcos – Mieres antes y ahora. https://www.facebook.com/photo.php?fbid=3015066641892169&set=g.358657547591680&type=1&theater&ifg=1  
El proyecto debía completarse con la habilitación de otro espacio para el servicio, situado frente a la entrada, de 12 metros de largo por 10 en su parte más estrecha. Una vez concluido este croquis, se presentó al Alcalde acompañado por un escrito en el que se informaba que no había ningún obstáculo para iniciar la obra, ya que el terreno era propiedad de don Joaquín Monte Cuervo, vecino del lugar, quien estaba dispuesto a venderlo por 1.250 pesetas y los caminos que se dirigían hasta el lugar solo necesitaban de una pequeña ampliación para que pudiesen pasar por ellos vehículos grandes; pero antes de iniciar este proceso se aconsejaba a las autoridades municipales que invitasen primero al jefe Militar a desplazarse hasta allí para que diese su conformidad. Así se hizo, y el 22 de septiembre el Comandante Militar firmó su visto bueno al lugar y a las dimensiones elegidas para el cementerio, por lo que la Comisión Permanente del Ayuntamiento se reunió quince días más tarde para acordar por unanimidad la operación de compraventa y encargar con carácter de urgencia al Arquitecto-Director de Obras Municipales la redacción del proyecto definitivo.
Ilustración de Alfonso Zapico
Sin embargo, hasta febrero de 1951 no se presentó un presupuesto detallado de contrata con un gasto previsto que no parece muy elevado, ya que incluyendo la excavación de zanjas para cimientos, la mampostería con mortero de cal y arena para la construcción de tapias, los metros lineales de albardilla para coronarlas, la carpintería de la puerta de entrada, herrajes, dos manos de pintura y otros detalles, ascendía a 26.213,54 pesetas. Entre tanto, el tiempo iba pasando y a pesar de que todo debía tramitarse con urgencia la burocracia municipal no pudo seguir el ritmo de los cambios que se estaban sucediendo con rapidez en la sociedad de la posguerra y se empezó a hablar de que las tropas moras podían regresar a sus cuarteles del norte de África. El 23 de febrero de 1951, catorce meses más tarde de que se hubiese dado entrada a la petición del Grupo de Regulares de Larache, el Pleno decidió aprobar por fin en una sesión extraordinaria el proyecto de Cementerio Musulmán y los pliegos de condiciones facultativas y económico-administrativas para su ejecución y al mismo tiempo convocó una subasta para su adjudicación a cargo del presupuesto de gastos de aquel año. Cuando se cerró el plazo previsto, sobre la mesa solo había un pliego, suscrito por don Elías Godoy Cruz, vecino de la villa y con domicilio en la calle conde de Guadalhorce, quien también presentó a tiempo el depósito provisional de dinero exigido como fianza, por lo que su propuesta fue admitida y adjudicada provisionalmente; pero desde este momento ya no hubo más movimientos. 
Ilustración de Alfonso Zapico
El motivo del parón aparece escrito en el acta de la Sesión ordinaria celebrado el 29 de agosto de 1952, más de un año después de que don Elías se hubiese interesado por la obra: "Examinado el expediente sobre construcción de un cementerio musulmán, cuyas obras fueron adjudicadas mediante subasta, habiéndose aplazado su ejecución ante las referencias que se tenían de que el Batallón de Regulares que guarnece esta plaza se reintegraría a África, la Comisión Permanente, a propuesta de la Presidencia, acordó que quede sobre la mesa pendiente de una gestión acerca del Excmo. Sr. Gobernador Militar de esta provincia"Efectivamente, quince años después de la caída del Frente Norte la actividad de la resistencia en las Cuencas Mineras ya había desaparecido y todo el mundo daba por hecho que la evacuación de las Tropas Indígenas era inminente porque no existían razones para mantener aquí un destacamento armado de tal envergadura. A finales de octubre las fuerzas del cuarto Tabor de Regulares destacadas en este concejo volvieron a su plaza de origen en Alcazarquivir y se acordó dejar sin efecto legal ni valor alguno el expediente relativo a la subasta para contratar la adjudicación de las obras. En consecuencia se devolvió a don Elías Godoy la fianza que había constituido en la Depositaría de Fondos del Ayuntamiento y el proyecto del cementerio quedó archivado para siempre. 
Ramón González González “RAMONÓN EL DE LES CODES” (1.919-1952), natural del barrio de LES CODES DE LA NUEVA, del municipio de Langreo. https://antonsaavedra.wordpress.com/2013/01/27/traicion-y-muerte-de-ramonon-el-de-les-codes/
La historia sigue siempre un curso inexorable y el día 14 de aquel mismo mes el destino dio la razón a quienes habían decido el traslado, cuando fue abatido el último fugáu de los montes asturianos Ramón González "Ramonón el de Les Codes" en la calle Carboneras de La Camocha de Gijón poniendo así un simbólico final a la necesidad de tropas de refuerzo en Asturias. Hemos visto más arriba que el proyecto de Mieres partió de la necesidad de buscar otro lugar cuando se saturó el cementerio que ya existía en Lada, y a la vez nos consta que en los años 40 también se improvisaron otros enterramientos musulmanes en lugares como las cercanías del puente de Santullano. Parecen demasiados muertos para una tropa que ya no participaba en grandes combates y limitaba su actividad a los choques con la guerrilla, donde sus bajas fueron muy escasas. En otras ocasiones hemos traído a esta página casos de violaciones y asesinatos cometidos por los soldados africanos; también sabemos que fueron muy frecuentes los pequeños hurtos y las consiguientes denuncias de los comerciantes la villa, y quienes vivieron aquellos años aseguran que para mantener la disciplina, los delitos más graves fueron castigados severamente por los mandos militares. A falta de datos sobre enfermedades o accidentes mortales, toma cuerpo la posibilidad de que la mayor parte de los enterramientos se correspondan con ejecuciones sumarias de las que la población civil no tuvo noticia. Terrible.
Ilustración de Alfonso Zapico
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR. Artículo publicado por La Nueva Eapaña el 21-01-2020. Ver enlace:

Ernesto Burgos Fernández (historiador). Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo, éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Coautor de los libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del Medio) para Asturias y Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias Sociales «Cuadernos de Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia de las cuencas mineras asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el patrimonio arqueológico de Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su temática en jornadas y congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente artículos para numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa, Mieres 30 días, La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras del Caudal, Aula de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara (2002); La Teyerona (2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011). Histórico militante republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España, donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100 años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE: http://www.elvalledeturon.net/historia/autores/ernesto-burgos

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un autentico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermin Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto Wikipedia http://alfonsozapico.com
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