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8 de agosto de 2019

Santiagón de Morcín

El horroroso crimen de Peñerudes

Camilo y Santiago Alonso, asesinos del cura párroco de Peñerudes y el jefe de la cárcel D. Ricardo Colobi. El Gráfico, página 4 del lunes 19 de diciembre de 1904. Nº 188. Foto; A. Fresno. http://www.bibliotecavirtualmadrid.org

A Santiago Alonso, «Santiagón de Morcín», a menudo se le cruzaban los cables

Ilustración de Alfonso Zapico
La Nueva España

Cuando ocurrieron los hechos que hoy voy a refrescar, tenía 34 años, no hacía mucho desde que había salido de la cárcel y además contaba con dos condenas anteriores por lesiones y atentado a la Guardia Civil, de las que había logrado escapar huyendo a Cuba, para volver cuando consideró que ya había pasado el tiempo suficiente y que el olvido había ganado la partida a la memoria. Vino a trabajar a las minas de Turón, la distancia justa para estar cerca de su familia en Morcín, pero lo suficientemente lejos como para pasar desapercibido?salvo para el párroco de Peñerudes, al que le gustaba tener presente la historia de sus vecinos. Porque tanto él, como su hermano Camilo, que le acompañaba a todas partes como una sombra, eran naturales de allí, donde aún vivían sus padres, Manuel y Clara, dos labradores honrados que sufrían en la soledad de su vejez las malas acciones de sus hijos y una carrera de errores que inició la recta final hacia el asesinato y la cárcel el día 8 de diciembre de 1904.
Ilustración de Alfonso Zapico
Todo tuvo su origen en una discusión que habían mantenido los hermanos Alonso en una taberna de Turón con otro conocido de Peñerudes; en un principio parecía que la cosa había quedado en nada gracias a la intervención de algunos compañeros del pozo, pero al llegar la noche Santiagón salió de casa armado con una navaja y un hacha y buscó a su víctima para agredirle sin que mediara nueva disputa. Primero le dio una puñalada e inmediatamente descargó un terrible hachazo sobre la cabeza de aquel pobre hombre que cayó herido sobre un charco de su propia sangre, de tal forma que el agresor dio por seguro que estaba muerto. Afortunadamente no fue así, pero los dos hermanos no se quedaron a comprobarlo y salieron por pies hacia el monte, perseguidos en un principio por algunos testigos del hecho. Cuando lograron despistarlos pasaron por Buseco, una pequeña aldea en la que vivía un pariente lejano, entraron en su casa y recogieron algunas armas que éste tenía guardadas, planeando huir hasta Portugal antes de que la justicia les echase la mano encima. Luego, el razonamiento de Santiagón siguió la lógica de quienes no conocen los escrúpulos: había que conseguir como fuese el dinero necesario para el viaje y, ya sin nada que perder, podían aprovechar para ajustar las cuentas a un viejo enemigo, que además tenía la cartera bien repleta: don Francisco Alonso Álvarez, el párroco de Peñerudes.
El párroco D. Francisco Alonso, asesinado en la iglesia de Peñerudes. El Grafico,  página 4 del jueves 15 de diciembre de 1904. Nº 183. Foto; A. Fresno. http://www.bibliotecavirtualmadrid.org
El enfrentamiento con el cura había nacido en septiembre de 1903, cuando el clérigo había denunciado a Santiagón por amenazas, tras presentarse en su casa al sentirse aludido en un sermón contra los blasfemos, con un revolver en la mano y diciendo que estaba dispuesto a matar a todos los curas. Entonces Santiagón no había podido escapar a la prisión. Y por si fuera poco, los dos hermanos le culpaban también de haber influido ante la señorita de Mon, dueña del coto de Peñerudes, para que le desahuciara de las tierras que venía trabajando allí. Desde aquel momento la idea de la venganza se fue fraguando hasta que lo ocurrido en Turón aceleró su desenlace. Desde Buseco los Alonso pasaron a Peñerudes y se refugiaron en el pajar de una vecina para dormir unas horas, pero antes de que amaneciese subieron hasta el torreón medio derruido que domina el pueblo y desde el que puede controlarse sin ser visto todo lo que ocurre en él. Serían las seis de la mañana cuando el párroco madrugó para dirigirse hasta la iglesia a preparar la primera misa del día. Allí se encontraba ya una vecina, mientras el cura oraba ante el altar. Notó que Camilo, que nunca entraba en el templo, lo había hecho en aquella ocasión, aunque con la gorra puesta, y al verla daba media vuelta.
Emilio Esteban Fernández, Guarda-Jurado que capturo a los asesinos. http://www.bibliotecavirtualmadrid.org
Extrañada salió tras él y vio que afuera le esperaba Santiagón para volver a entrar junto a él.
  • -¿Qué vais a hacer? -Les preguntó alarmada.
  • -Vamos a matar al cura. -Respondieron- Y usted márchese, sino va a morir también.
Mientras la vecina corría hacia el pueblo pidiendo socorro, sonó una detonación. El párroco había recibido un disparo por la espalda, pero lejos de amedrentarse se levantó persiguiendo a Santiagón y agarrándole fuertemente de la chaqueta para impedir su huida; intervino también Camilo y entretanto llegó a la escena el sacristán Pelayo Cachero para mediar en la pelea. Entonces se desató la locura de los dos hermanos: a los disparos les sucedieron los navajazos y el sacristán cayó herido, mientras otra vecina que se había acercado a misa se arrodillaba ante ellos pidiendo clemencia. En cambio lo que se encontró fue el cañón de la escopeta de Santiago en su pecho, a la vez que podía ver como Camilo remataba al cura machacándole la cabeza con una piedra enorme que había arrancado de una pared inmediata. Consumado el crimen, quedaba aún pendiente lo del dinero y a pesar de que el alboroto ya había despertado a todo el pueblo, los dos hermanos se dirigieron al domicilio de su víctima penetrando en él para amenazar a su madre y su sobrina mientras lo registraban todo. En la puerta, el joven Francisco Fernández los instó a salir y Camilo disparó sobre él fallando el tiro; se agarraron y Santiago bajó las escaleras realizando otro disparo que también fue al aire pero permitió a los asesinos iniciar otra huida hacia el monte.
Ilustración de Alfonso Zapico
Cuando la Guardia Civil de Oviedo recibió la noticia se envió una dotación hacia Morcín, pero entretanto los vecinos ya se habían organizado para salir en pos de los huidos pidiendo refuerzos en las aldeas vecinas. Finalmente, después de vaciar sus cargadores, los hermanos Alonso se rindieron arrojando sus armas junto a un arroyo en el que se habían detenido a beber y desde allí fueron llevados de nuevo a Peñerudes para esperar a la justicia. La prensa contó que Santiago Alonso era delgado, de regular estatura, usaba bigote y tenía cara de verdadero criminal; mientras Camilo, que solo contaba veintiún años, también era delgado, un poco más alto que su hermano, barbilampiño y mucho menos antipático. En el registro se les encontró el cuchillo empleado en la agresión, que era de cocina, de treinta y cinco centímetros de largo y aún estaba manchado con la sangre de la víctima. Santiago también llevaba en sus bolsillos nueve pesetas y Camilo diez. Luego fueron conducidos en el tren correo de Trubia hasta la capital y allí quedaron presos e incomunicados, convictos y confesos de su crimen, mientras en Peñerudes el cadáver del párroco se exponía públicamente a los curiosos y los periodistas en el pórtico de su iglesia, colocado sobre una escalera y cubierto con un
impermeable.
Francisco G. González, que persiguió y detuvo a los asesinos. http://www.bibliotecavirtualmadrid.org
El lunes 30 de enero de 1905, se inició en la Sala de lo criminal de la Audiencia provincial el juicio en el que se iba a tratar el que en aquel momento se calificó como «el más sangriento que registra la crónica negra asturiana» y centenares de curiosos lo siguieron en la calle, esperando la entrada y salida de los encausados, rodeados de guardias civiles y siempre con el cigarro en la boca, pudiendo incluso hablar con ellos, alborotando siempre y siguiendo su chulería y la agresividad de sus miradas. La sala, también repleta de público, estuvo presidida por el teniente fiscal de la Audiencia Celso Torres; la acusación privada recayó en Armando Argüelles Aza y la defensa en un abogado de turno rechazado por los acusados que preferían a Álvaro de Albornoz, quién después de despachar la causa, se excusó por enfermedad, aunque en los pasillos se comentó que su ausencia no era más que una disculpa para no tener que verse ante la versión de que la enemistad con el cura había tenido motivos más oscuros que los económicos. Mientras la acusación apreció alevosía y premeditación, solicitando la pena de muerte y una multa de 20.000 pesetas, la otra parte sostuvo que en vez de lucha se había tratado de un intercambio de disparos ya que el asesinado también se había defendido a tiros, llegando a acertar a Camilo, aunque sin herirle porque la bala había tropezado con una moneda que llevaba en el bolsillo y pidió para Santiagón 12 años y un día de reclusión y 3.000 pesetas de indemnización y para Camilo la absolución por la eximente de imbecilidad. Y es que el doctor Sixto Armán, llamado al estrado, había certificado que Camilo era microcéfalo y la forma de sus narices, sus orejas y sus ojillos hundidos y sin expresión avalaban este diagnóstico. ¡Vaya caso, eh! Ahora, sentencien ustedes.
Ilustración de Alfonso Zapico
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR. Publicado por La Nueva España el 01-03-2011. Ver enlace.
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El gallo de Santiagón.
Ilustración de Alfonso Zapico
Dado que, en el patio del penal había una zona que no se utilizaba, el director de la prisión pensó en regalar un pollito a cada recluso para que los criasen y así, cuando llegase la Navidad, lo celebrasen a su manera
Ilustración de Alfonso Zapico
http://alvarezdemorcin.blogcindario.com 
Los pollos fueron creciendo y el de Santiago destacaba sobre todos; era muy hermoso, altivo, con unas brillantes y lustrosas plumas. Con aires de Don Juan, de conquistador, con una ancha y roja cresta roja, y que parecía presumir al andar, vamos, que era una delicia de gallo. Cuando faltaban pocos días para la llegada de la navidad y ya empezaban los preparativos, estaba Santiago con su gallo y se le acercó otro de los reclusos y le dijo:
  • -         A los condenados ya les queda poco de vida.
  • -         A que te refieres - le preguntó Santiago.
  • -         A los gallos, que hoy serán sacrificados.
El gallo de Santiago  picoteaba feliz, mientras canturreaba y Santiago le cogió y lo abrazó contra su pecho y le dijo:
  • -         Pobrecito estas condenado a muerte, como yo lo estuve, así que yo te indulto. No morirás amigo.
Dibujo de Manuel Álvarez de Morcín
Todos los presos mataron sus gallos menos Santiago, prepararon suculentas cenas. Por un lado los asturianos, por otro los santanderinos y así varios grupos. Todos, menos Santiago, por lo que varios presos asturianos se acercaron y le dijeron:
  • - Ven a cenar con nosotros, aunque no hayas querido matar tu gallo, nosotros te invitamos.
  • - Esa noche voy a cenar a solas con un gran amigo – respondió Santiago a esta invitación.
Mientras todos cenaban y se divertían, Santiago y el gallo cenaban mano a mano: un trozo de pan para Santiago, y un grano de maíz para el gallo; un trozo de pan...
Mientras cenaban, Santiago le decía a su gallo:
  • -  Mira, los hombres no somos buenos y nos inventamos un Dios a imagen y semejanza nuestra. Todo está a nuestro servicio. Podemos destruirlo todo y estamos justificados. Otra cosa sería que vosotros, los gallos, también tuvierais un Dios que os protegiera también, pero no es así, por lo que solo sois comida para los humanos que pueden hacer con vosotros lo que quieran.
Pasó la navidad y el gallo de Santiago era el rey de la cárcel, la mascota de todos, hasta que un día llegó el director de prisiones y se encontró cara a cara con el gallo.
  • -  ¡Capitán! - gritó.
  • -  ¿Que hace este gallo aquí?
  • -  Es el gallo de Santiagón. -le respondió el capitán.
  • -  Pues vete y avísale que lo mate y se lo coma inmediatamente.
Novela de A. Vidal y Planas sobre el gallo de Santiagón
El capitán se fue a la celda de Santiago y le dijo:
  • - Dice el director que te comas el gallo inmediatamente.
  • - Dile al director que antes me como su hígado - contestó Santiago.
El director ya tenía ganas de dar una lección a Santiago a si que se dirigió al patio y le dijo:
  • - Entrégame inmediatamente ese gallo, que debe ser sacrificado.
  • - Antes de matar al gallo me tiene que matar a mí - le replicó Santiago.
Los dos se miraron fijamente, y una sensación extraña recorrió el cuerpo del director. Por primera vez en su vida conoció el miedo. Dio media vuelta y se dirigió a su despacho, llamó al capitán y le dijo:
  • - No quiero ese gallo más en la prisión, así que arréglese como pueda. Como si tiene que matar a Santiagón.
El capitán fue en busca de Santiago y le dijo:
  • -  Me tienes que entregar el gallo.
  • -  Eso nunca, mientras yo este vivo. Yo lo indulté y por lo tanto debe vivir. Me pueden matar, pero tengan cuidado porque luchare hasta el último soplo de vida - le contestó Santiago.
El capitán no sabía que hacer, pero entonces una idea le vino a la mente y le dijo a Santiago:
  • -  Te compro el gallo.
  • -  ¿Que? Lo que quieres es comprármelo y matarlo y así cumples la orden y de paso te comes mi gallo - le dijo Santiago.
  • -  Mira Santiago: mis suegros viven en el campo, tienen gallinas y otros animales, allí seguramente tu gallo será mucho mas feliz que aquí encerrado.
  • -  Me tienes que dar tu palabra de honor que así será - le dijo Santiago.
  • -  Te doy mi palabra de honor y te lo juro que así será -le contestó el capitán.
Sorprendido se quedó el director de la prisión cuando vio salir al capitán con el gallo de Santiagón en brazos. En los meses sucesivos, el capitán le contaba cosas del gallo, de su felicidad en el campo lo que le hacía sonreír feliz.
Ilustración de Alfonso Zapico
FUENTE:  ÁLVAREZ DE MORCÍN. (http://alvarezdemorcin.blogcindario.com).
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AUTORES.

Ernesto Burgos Fernández (historiador). Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo, éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Coautor de los libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del Medio) para Asturias y Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias Sociales «Cuadernos de Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia de las cuencas mineras asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el patrimonio arqueológico de Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su temática en jornadas y congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente artículos para numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa, Mieres 30 días, La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras del Caudal, Aula de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara (2002); La Teyerona (2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011). Histórico militante republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España, donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100 años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE:

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto Wikipedia - Twitter

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“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

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3 comentarios:

  1. Quisiera preguntar si sabes si Santiagon de Morcín estuvo por el Bierzo, ya que mi padre contaba una historia sobre él, de que estuvo en su casa siendo mi padre niño, y era muy mala gente y muy violento, y de que a su mujer la llamaba la cepedana, Esto seria poco antes de la Guerra Civil.

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    1. En 1934 residía en Toreno,, en la actual Av.Asturias, tomó parte activa en la revolución de Octubre de 1934, en los juicios celebrados sobre la misma en Astorga en 1935 se le trató de atribuir un cierto liderazgo. En 1936 ante la inminente entrada de las tropas de Franco en Toreno huyeron, como muchos mineros, a Asturias, creo que murió en el frente de Oviedo tratando de provocar una cortina de humo.

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  2. Estimado lector, lo siento mucho, no lo sé, es posible, pero yo no te puedo ayudar, pues es la primera vez que lo escucho. Quizá lo sepa alguien más documentado sobre el personaje y a través del blog, nos pueda aclarar la duda. Muchas gracias por visitar este modesto blog. Saludos cordiales

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