D. José Sela y Sela (Alcalde de Mieres 1923-1930). Cuadro de J. Mª. Fernández Peláez y propiedad del Ayuntamiento de Mieres. El 27 de agosto de 2023, se cumplirán 97 años desde que el entonces Alcalde de Mieres, don José Sela y Sela adquiriese para los ganaderos de Mieres. Cinco puertos de verano ubicados en el término de San Emiliano, (León), a la Fundación Sierra-Pambley y que hoy conocemos como Puerto de Pinos,. Los terrenos fueron escriturados el 27 de agosto de 1926. Como fondo del cuadro de José Sela (el Puerto Pinos), la propiedad de Mieres. Ayuntamiento de Mieres. |
La
propiedad mierense ha estado envuelta en la polémica casi desde que se
adquirieron los terrenos, allá por 1926, cuando el entonces alcalde, José Sela,
pagó la cantidad de 415.600 pesetas en una subasta
La Nueva España.Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA. |
Durante la regencia de María Cristina de Borbón, España necesitaba dinero (ya lo ven, no hay nada nuevo) y para engrosar un poco las arcas del Estado, el ministro de Hacienda Juan de Dios Álvarez Mendizábal publicó dos decretos, en febrero y marzo de 1836, expropiando parte de las propiedades que la Iglesia católica tenía en España. Se trataba de grandes extensiones de terreno que los clérigos mantenían improductivas, y con la operación de sacarlos a subasta pública se pretendía hacer caja y de paso fortalecer a la débil burguesía del país que era quien se suponía que los iba a adquirir. La cosa salió mal porque la división de los lotes se encargó a comisiones municipales que los hicieron tan grandes y caros que solo los más ricos pudieron pagarlos y, como el dinero estaba en manos de los terratenientes, fueron ellos quienes acabaron haciéndose con el pastel. Por su parte, la Iglesia, que no fue indemnizada, protestó con sus propias armas, excomulgando tanto a los expropiadores como a los compradores, aunque la amenaza del Infierno no hizo mella en los oligarcas católicos que consiguieron las tierras a través de intermediarios.