Pablo Suero, el gijonés que entrevistó a una España que olía a
guerra
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Pablo Suero - Retrato del periodista (LNE) |
El reportero, con
pasaporte argentino, amigo de Lorca y de Gardel, vivió en 1935 las convulsiones
de un país abocado al desastre
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Pablo Suero retratado de niño (LNE) |
Cuando el periodista Pablo Suero desembarca en España con un
montón de proyectos de entrevista bajo el brazo, el país afilaba las guadañas.
Era el año 1935, en vísperas de las elecciones de febrero. Suero tenía
pasaporte argentino pero había nacido en Gijón, hijo de una familia emigrante.
Se convirtió pronto en todo un personaje en Buenos Aires. Se ganó la vida como
reportero y crítico literario, fue dramaturgo y director de escena. En 1936 se
fijó en una joven actriz y la contrató para su compañía teatral. Se llamaba
Eva, y años después pasó a la Historia por su apellido de casada: Perón. Suero
escribió memorables letras de tangos para su amigo Carlos Gardel, y en Buenos
Aires acabó haciendo otro amigo ilustre, Federico García Lorca, a quien en 1935
visitó en su casa familiar.
Tras la muerte del poeta, poco tiempo después,
Suero recordaba las palabras de la madre de Federico hablando de las elecciones
del 35: «Si no ganamos, ya podemos despedirnos de España. Nos echarán, si es
que no nos matan». Aquellas entrevistas y crónicas que el asturiano Pablo Suero
realiza en España en tiempos de preguerra demuestran la influencia del
periodista. Lo reciben Manuel Azaña, Largo Caballero, Gil Robles, Calvo Sotelo,
José Antonio Primo de Rivera e Indalecio Prieto, entre otros políticos de
primera fila de la época. Ahora, el trabajo periodístico de Suero en España ve
de nuevo la luz en forma de libro titulado «España levanta el puño. Palabras al
borde del abismo». Lo de España levanta el puño viene a confirmar la ideología
del periodista, que no tiene inconveniente en proclamar en cada crónica. Lo que
se dice información militante. El gran icono de la derecha hispana, José María
Gil Robles, accede a saludarle pero no le concede ni una sola declaración,
quizá conociendo por dónde iban los tiros. Suero se venga con una crónica
despiadada: «su oratoria es pobre de ideas y confusa, en ella se descubren acusados
síntomas de mesianismo. Carece de brillantez, de ideología y se enreda en una
sintaxis maltrecha».
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Francisco Largo Caballero (Presidente del Gobierno), Diego Martínez Barrio (Presidente de las Cortes), Manuel Azaña Díaz (Presidente República). (LNE) |
La entrevista antes citada con el dirigente socialista
asturiano es una de las más esclarecedoras. «Desde humilde taquígrafo de
diarios se encumbró hasta las alturas del gobierno, pero para ello pasó por
todos los avatares de la conspiración y de la revuelta», señala Suero a la hora
de perfilar a «don Inda». El encuentro tiene su historia. En aquel momento
Prieto estaba en busca y captura por sus responsabilidades en la locura de la
Revolución de Octubre de 1934 en Asturias. La Policía le buscaba o, al menos,
hacía que le buscaba. Prieto se encuentra oficialmente escondido y hasta allí
dice Suero que le llevan, tras un largo y fatigoso viaje en automóvil. Era todo mentira. Indalecio Prieto vivía en su propia casa,
en la madrileña calle Carranza, justo en el piso de arriba de la sede de «El
Socialista». O la Policía miraba para otro lado o era un ejemplo de
incompetencia manifiesta. Lo del cuento del viaje fue producto de la
negociación con el periodista para no dar pistas. O mejor, para dar pistas
falsas. Ante las inminentes elecciones de 1935 que iba a acabar con
Gil Robles, líder de la CEDA en la poltrona de un ministerio, Indalecio Prieto
criticaba el programa republicano «tan moderado y conservador que sería un
programa de derechas en cualquier otro país». Y cantaba las virtudes de la
flexibilidad socialista: «Nosotros hemos cedido puestos en todas las
provincias, no podemos ceder más sin el riesgo de desaparecer como partido. No
tenemos la culpa de que España sea una República sin republicanos». Suero proclama que a don Inda el pueblo le quiere, «de él
procede», y recuerda cómo salvó la frontera «del modo misterioso y hábil que él
únicamente domina» cuando el fracaso del Octubre del 34. Asturias vuelve a estar presente en la entrevista que Suero
le hace al dramaturgo Alejandro Casona, en aquel momento encaramado a la fama
tras el apoteósico estreno de «Nuestra Natacha». «La obra -dice el periodista
gijonés- tuvo un éxito clamoroso de público y de crítica. Esto último haciendo
salvedad de la crítica de derechas, pues aquí hasta el arte tiene color
político y se banderiza». Casona le cuenta sus inicios, el estreno de «La
sirena varada» con Margarita Xirgu al frente del plantel. La actriz no estaba
ni medio convencida de la obra, pero fue todo un pelotazo teatral.
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Alejandro Casona. (LNE) |
Alejandro
Casona habla claro: «Yo respeto a los viejos valores como Benavente, los
Quintero, Arniches. Ellos solos de por sí son un teatro. Pero creo también que
han cumplido su ciclo». La crítica a los que venían detrás de ellos es todavía
más acusada: «La generación intermedia es servil y de una vil pereza mental. No
ha hecho más que bastardear lo creado». Para el dramaturgo de Besullo, la nueva
generación estaba encabezada por García Lorca, y añadía entre los más
destacados a otro asturiano ilustre, Valentín Andrés Álvarez, que ya había
estrenado «Tararí». A Dolores Ibarruri «La Pasionaria», Pablo Suero la visita en
la cárcel. Es tiempo de República. El periodista la define como «una mujer
alta, esbelta, de cabellos grises, de frente despejada, de rostro bello surcado
por hondas arrugas de pesar. Tiene una extraña dulzura en sus ojos castaños y
una suavidad de terciopelo en su voz sin crispaciones ni cóleras». La causa de la detención de Pasionaria tiene que ver con
Asturias, según cuenta ella misma. El escenario histórico, los meses
inmediatamente posteriores a la Revolución de 1934: «Íbamos en un automóvil
recorriendo los pueblos. A cada instante nos hallábamos ante el temor de las
pobres gentes que enmudecían por miedo a la represalia de las autoridades.
Asturias parece una cárcel todavía hoy. Nos detenían en los puestos policiales,
en las carreteras. Me acompañaban unas señoras de la localidad, muertas de
miedo. Los guardias, felizmente, no eran de los más avisados. Unos preguntaban:
"¿Entre ustedes no hay un escritor?". "No". "¿Alguna
de ustedes no es Pasionaria?". Aquí un movimiento de mis compañeras me
vendió. Entonces yo dije: "Sí. Pasionaria soy yo". "Tenemos
orden de detener a Pasionaria". "Pues tómenme", les dije"».
La dirigente obrera tenía como misión localizar y reunir huérfanos de la
Revolución asturiana. La primera edición de «España levanta el puño» es de
diciembre de 1936, ya con un país roto y desangrado. Aún quedaba lo peor. El
prologuista de aquel bautizo literario, el novelista bonaerense Enrique
González Tuñón proclama que «Pablo Suero está con la España que escribe,
piensa, trabaja, construye».
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Dolores Ibarruri “La Pasionaria”. (LNE) |
FUENTE: EDUARDO
GARCÍA. Publicado por la nueva España el 02-08-2009. Ver enlace. _________________________________________________________________________
AUTORES.
Eduardo García García (Oviedo, 1957), escritor y periodista de LA NUEVA ESPAÑA. Afincado desde niño en
Gijón, promovió y coordinó la Biblioteca Gijonesa del siglo XX, editada con el
patrocinio del Ayuntamiento de Gijón, siendo autor además del primer título de
la colección, "Un tiempo, una ciudad, las fotos de un siglo". Otros
libros de este periodista asturiano son "La transición en Asturias";
"Asturias, un viaje al paraíso", "La Gota de Leche" y
"Un Ayuntamiento al Norte". Otros libros de este periodista asturiano
son "La transición en Asturias"; "Asturias, un viaje al
paraíso", "La Gota de Leche" y "Un Ayuntamiento al
Norte". La Nueva España.
EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La
Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la
forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para
cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.
“El único deber que tenemos con la historia es
reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se
adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y
CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y
nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo
haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.
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