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8 de diciembre de 2022

Sobrevivir entre la nieve en Pajares

Un milagro bajo tres metros y medio de nieve
Una avalancha arrastró el viaducto de Matarredonda. Gran avalancha en Pajares, 10 muertos. Arrastra 4 casas. Mueren 60 cabezas de ganado. (No queda claro si se trata de la misma avalancha y fue la avalancha que destruyó el viaducto, con los restos del mismo la que provocó la devastación en el pueblo, pero por la ubicación del mismo parece que sí). Objetivo Payares.

Antonio Fernández, de cuatro años, sobrevivió más de media semana en Pajares junto a su madre muerta durante la gran nevada que cubrió Asturias en 1888. Ver artículo del Blog: "La nevadona en Asturias de los tres ochos. 1888"
Recreación de la gran nevada de 1888 por El Comercio.
El Comercio
Los guardias civiles que lo vivieron en primera persona hubieran asegurado estar ante un milagro si no fuera porque, para entonces, decenas de cadáveres mediante, ya habían dejado de creer en la intercesión divina. Fue el tres de marzo del ochenta y ocho, al arañar el filo de la pala la tela congelada del vestido de una de las mujeres desaparecidas en Pajares, cuando oyeron al crío con el último hilo de voz que le quedaba. «Mama, que me manquen un pie...». Antonio Fernández, de cuatro años, había sobrevivido más de media semana bajo los tres metros y medio de nieve que sepultaron su casa, sin un solo rasguño y guarecido tan solo por el cadáver de su madre, la sacristana de Pajares. Pocos allí, pero ahora el pequeño Antonio se encontraba entre ellos, podían contar cómo habían sobrevivido a la nevadona de los tres ochos. La peor que se haya contado jamás en tierras asturianas, aunque también afectó a cántabros y a leoneses, dejando incomunicada la Cordillera en su totalidad.
Máquinas exploradoras abriéndose paso en Pajares y algunos peones de espaleo. Fuente: Xilografía publicada el 8 de abril de 1888 por La Ilustración Española y Americana. Los temporales de nieve de 1888 en Asturias: respuesta social e institucional.

Nevó desde el catorce de febrero hasta el veintiocho sin interrupción y para seguir, porque el temporal fue si cabe aún más intenso a partir del último día del mes y hasta bien entrado marzo. «La gente del país», aseguró uno de los corresponsales que cubrieron la catástrofe para la prensa asturiana, «dice que hace muchos años no se vio tan gran temporal de nieves». Y no volvería a ver otro de semejantes dimensiones. Las crónicas cuentan que si para el 21 de febrero Oviedo ya había amanecido con cuarenta centímetros de nieve, en la frontera de Asturias con León se llegó a los cuatro metros el 27 y, entre medias, muchas historias extraordinarias tiñeron de humanidad las páginas que llenaron las inclemencias meteorológicas, transformadas en tragedia tras decenas de muertes, pérdidas de cabezas de ganado que se contaron en millares y el derrumbamiento, solo reparado por la solidaridad popular, de pueblos enteros. Porque la nieve, destructora 'per se', se presentó en 1888 acompañada de vientos huracanados que llegaron a bloquear túneles de ferrocarril enteros -las entradas se colmataban y el viento espoleaba la nieve hasta a setenta metros hacia el interior- y a hacer a los lobos, hambrientos, allegarse a la ciudad como nunca antes: en Oviedo fueron avistados a la altura del cementerio nuevo.
Obreros despejando la nieve del testero de una locomotora “Mastodonte” en la línea Gijón-León, durante una nevada en la década de 1950. Fuente: Museo del Ferrocarril de Gijón. Los temporales de nieve de 1888 en Asturias: respuesta social e institucional.

Ante semejante perspectiva, cobró tintes de heroísmo la expedición de la que el corresponsal de EL COMERCIO, Cano, dio cuenta el primero de marzo. Ese día, el mismo en el que el pequeño Antonio Fernández fue sepultado bajo la nieve junto a su desventurada madre en Pajares, los asturianos supieron que doce hombres habían conseguido lo que parecía imposible: cruzar el puerto a pie. C.R. Cunningham, inglés propietario de varias minas en Cármenes; Federico G. Mills, ingeniero, también británico; José Fernández, subcontratante de Caso, y Antonio Pelayo llevaban una semana intentando pasar a Asturias sin encontrar ni un solo guía que quisiera acompañarles. Lo normal. Y al final, junto a otros ocho, lo hicieron, siguiendo la línea del tren por Busdongo y apartando la nieve -en ocasiones de hasta seis metros de altura- de las bocas de los túneles. «Describir lo que han padecido y las dificultades que tuvieron que vencer para llegar al pueblo a las diez de la noche sería larga tarea». Con todo, otros lo tuvieron peor y muchos ni siquiera pudieron contarlo. En Pajares, el sitio que peor lo tuvo aunque también el que mejor nos narraron -los dos corresponsales estaban desplazados allí, pero otros lugares como San Ignacio o Vallesoto, en Ponga; Cuñaba, en Peñamellera, o Morcín también tuvieron lo suyo- cayeron tres avalanchas de nieve, y la última fue catastrófica: se llevó por delante casi todas las casas del pueblo y una decena de vidas, entre ellas las de la madre del niño Antonio y dos hermanos.
Portada de El Oriente de Asturias del 10 de marzo de 1888. Fuente: Fuente: Semanario El Oriente de Asturias. Los temporales de nieve de 1888 en Asturias: respuesta social e institucional.

Historias como las de Antonio surgieron, para angustia de los asturianos, que contemplaban atónitos un temporal como nunca antes lo hubiera, de uno a otro punto de nuestra geografía. De heroísmo con cierto toque cómico, como la de Ramos Junco, guardamontes del lago Enol a quien se le escapó el perro en plena tormenta y le apareció en Olao, donde los del pueblo creyeron ver en la presencia del can sin su dueño la prueba de que éste, que frisaba ya la setentena, había muerto por el temporal. Lo encontraron, tras una peligrosísima expedición para recuperar su cuerpo, vivo y coleando y asomándose por la balconeta, la única parte de la casa -a tres metros y medio de altura- libre de nieve. Otras, angustiosas, como las de los habitantes de Sotres, de quienes no se tuvo noticias durante más de dos semanas; o las de los los cuarenta pastores de Bulnes que se quedaron atrapados en unas cuevas apartadas del pueblo con la única compañía de sus reses, a las que devoraron crudas, por no tener forma de hacer fuego. «Caía una nevada tan grande», escribió en su 'La dama del alba' el dramaturgo cangués Alejandro Casona casi sesenta años después, «que todos los caminos se borraron». «Nunca hubo otra igual». Y que no vuelva a haberla.
Un grabado que refleja algunos de los efectos de las nevadas de 1888 publicado por la revista 'La Ilustración Española y Americana' en marzo de ese mismo año. El Comercio.
La 'Nevadona' que mató a 42 asturianos
Un libro analiza por vez primera desde una perspectiva científica las nevadas de 1888, que destruyeron un millar de edificaciones y acabaron con 20.000 cabezas de ganado. El 14 de febrero de 1888 empezaron a caer los primeros copos y con la nieve llegó la destrucción a Asturias en lo que se conoce como ' la Nevadona' o 'la de los tres ochos', la más letal de la que se tiene registro hasta la fecha en España y que hoy, 131 años después, ha sido analizada por vez primera desde una perspectiva puramente científica por la geógrafa avilesina Cristina García Hernández (1979), quien ha podido documentar 42 fallecidos. La mayor parte de ellos, sepultados bajo mortíferos aludes, «porque se registraron espesores mayores de lo habitual a altitudes menores». Una combinación fatal que hizo que las avalanchas «recorriesen mayores distancias y se desencadenasen desde puntos más bajos, y así alcanzaron más fácilmente los asentamientos». El Real Instituto de Estudios Asturianos (Ridea) público un el trabajo en el año 2019, de esta profesora del Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo y de la UNED -que ha pasado seis años investigando «unos episodios absolutamente extraordinarios»- en un volumen titulado 'Las nevadas de 1888 en el Macizo Asturiano'. 
"Las nevadas de 1888 en el macizo asturiano". El libro se presentó el 4 de abril de 2019 en la sede del Real Instituto de Estudios Asturianos en Oviedo, en el que la Doctora Cristina García-Hernández analiza desde una perspectiva científica las nevadas de 1888 en el macizo asturiano, que destruyeron un millar de edificaciones y acabaron con 20.000 cabezas de ganado. Fuente: Universidad de Oviedo.

Porque, en realidad, fueron cuatro las grandes "nevadonas" que, acompañadas de fuertes ventiscas, tiñeron de blanco Asturias entre febrero y abril de ese año y que se cobraron también la vida de cerca de 20.000 cabezas de ganado, además de causar daños en más de mil edificaciones, «porque muchas techumbres se hundieron por el peso». A los recuerdos heredados de sus antepasados por los vecinos de concejos como Lena -el que registró más víctimas mortales- o Cabrales -el que concentró mayores daños materiales-, además de a documentos parroquiales -fundamentalmente, a registros de defunciones-, recurrió Cristina García para dar forma a una tesis doctoral que le valió un sobresaliente cum laude y que ahora ha adoptado forma de libro. Y, cómo no, a la prensa de la época, que reflejó un caos sin precedentes, con decenas de núcleos incomunicados por montañas de nieve y enormes desprendimientos. «Se llegaron a alcanzar los seis metros de espesor en puntos como Bulnes o cinco en Leitariegos, mientras que, a 500 metros sobre el nivel del mar, se registraban tres de manera generalizada».
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
El periódico "El Carbayón" logró enviar a Pajares a un corresponsal de nombre J. Laruelo, quien, tras ingentes esfuerzos, consiguió llegar a la zona y dejó escritas crónicas espeluznantes como la que daba cuenta de una avalancha que había matado a nueve vecinos, dejando también a su paso sufrimiento, hambre y desesperación. Y es que, como apunta Cristina García, cuando parecía que el temporal amainaba, llegó un rápido deshielo. Y, con él, argayos y riadas que, ayudadas por fuertes lluvias, provocaron seis muertes más por ahogamiento. Pero la destrucción no terminó ahí, porque esta geógrafa apasionada de la historia y del trabajo de campo que la ha llevado a investigar a la Antártida y a desempolvar viejos papeles en archivos de toda Asturias, ha constatado «un incremento de la mortalidad durante los dos años posteriores», toda vez que tanto caos «dio lugar a una situación de pobreza en pueblos de media y alta montaña». Repercusiones demográficas que, como suele suceder, «se cebaron con los sectores más vulnerables de la población: la infancia y las mujeres».
Túnel excavado en la nieve para permitir el paso en lo alto del puerto de Pajares, durante una nevada en la década de 1950. Fuente: Ayuntamiento de Villamanín. Fotografía de Manuel Martín. Los temporales de nieve de 1888 en Asturias: respuesta social e institucional.

FUENTES: ARANTZA MARGOLLES. Publicado por El Comercio el 17-02-2019. Ver enlace. / A. VILLACORTA. Publicado por El comercio el 07-02-2019. Ver enlace.
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RESEÑA. 
DOCTORA: CRISTINA GARCÍA HERNÁNDEZ.

Cristina García Hernández, en el curso 2013-2014 obtuvo el mejor expediente académico en el Grado en Geografía y Ordenación del Territorio, recibió el premio "Alejandro de Humboldt", de manos del director de la Fundación Alvargonzález y Catedrático del Departamento de Geografía, Ramón Alvargonzález. La Doctora Cristina García-Hernández expuso los contenidos de su tesis "Grandes nevadas y eventos asociados en Asturias: su impacto a lo largo de los siglos XIX y XX" en el programa de la TPA "Teselas", en colaboración con la Universidad de Oviedo. Fuente: Universidad de Oviedo. Enlace 1º - Enlace 2º.

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AUTORES.

Arantza Margolles Beran nació en Gijón, 1982. Licenciada en Historia por la Universidad de Oviedo y Máster en Arqueología y Patrimonio por la Universidad Autónoma de Madrid. Cursando actualmente estudios de Lengua y Literatura Españolas e Historia del Arte en la UNED. Especializada en genealogía, hemerografía y divulgación. Coautora de "Villafría 1934: Luz en la memoria" y "El crimen de ayer", ambos publicados en 2012. Colaboradora semanal en El Comercio y Noche tras Noche, (R.T.P.A) y guionista del programa 'Historias y Misterios'. Fuente: El Comercio.


Azahara Villacorta. Redactora. Periodista de EL COMERCIO. Sección Cultura.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se ponga en contacto con El Blog de Acebedo para hacerlo figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los autores

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Esta página se editó por última vez el 09 de enero de 2024 a las 07:46 horas.

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