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| Milicianos en la Calle Cabrales, Gijón. 24-7-36. (asturtsalia.blogspot.com) |
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| Grupo de milicianos con un cañón en el frente de Asturias. reproducción de una fotografía de Constantino Suárez |
Un día más tarde la frontera del Sella
iba a ser de nuevo traspasada por la zona de Les Roces, muy cerca del pueblo de
Sobrepiedra, y ambas unidades militares confluirían en la toma, sin mayores
problemas, de Arriondas. De ahí al 21 de octubre, cuando los
nacionales entran en Gijón y con ello se apoderarían al completo del frente
norte, pasarían nueve días de lucha, algo que sorprende al historiador Luis
Aurelio González Prieto, autor del libro «La batalla del oriente de Asturias» y
que también sacó al mercado «Grandes batallas militares de Asturias».
«La suerte estaba echada y, sin embargo, hay quien todavía resiste», quizá por
una última pulsión de supervivencia. Hagamos historia de ese postrero tramo
bélico en Asturias. Las tropas franquistas se habían encontrado mucha menos
resistencia de la prevista en el referido frente norte. Los vascos aguantaron
hasta la toma de Bilbao y acabaron protagonizando una espectacular bajada de
pantalones con el Pacto de Santoña. En Cantabria hubo paseo militar sin apenas
contratiempos.
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| Entrada de las tropas de avanzadilla del ejército de Franco en Gijón, 21-10-1937. (ABC) |
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| La batalla del Oriente de Asturias Autor.- Luis Aurelio González Prieto Prólogo de Jorge Martínez Reverte. (Frente Norte) |
«La masa de maniobra nacional que se les
venía encima por el Oriente a las maltrechas unidades republicanas era de unos
33.000 hombres, apoyados por una potente artillería y con gran apoyo aéreo, en
la que se incluían un buen número de escuadrillas de la aviación nacional, así
como los aparatos modernos de la Legión Cóndor alemana», escribe González
Prieto («Grandes batallas militares de Asturias»).
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| Entrada del Tercio de Navarra en Gijón, 22 de octubre de 1937. (asturtsalia.blogspot.com) |
Cuando las brigadas navarras llegan a
Peñamellera se encuentran con resistencias más o menos afortunadas, y más al
Occidente, El Mazucu se convirtió en la referencia principal de los
acontecimientos bélicos en la zona. No fue la única ni mucho menos, aunque
otros nombres como Palmoreyo, Cuetu Prelleces, Peñas Blancas, Bustaselvín o
Hibeo parecen haberse oscurecido con el paso del tiempo en relación con su
«hermano» mayor.
«El Mazucu es un intento de retrasar lo
inevitable», dice González Prieto. Los primeros choques se producen el 6 y el 7
de septiembre de 1937. En la zona montañosa asturiana funcionan con eficacia las
brigadas mandadas por Manolín Álvarez y Manolín Alonso o la I Brigada Móvil de
Carrocera. La Brigada Vasca logra frenar durante dos días los ataques de la I
de Navarra, y aquellos acontecimientos fueron un aporte de oxígeno a la
maltrecha moral republicana. «Vuelve la moral de octubre», escribiría el
periodista Juan Antonio Cabezas en el «Avance».
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| Soldados en el Mazucu. Foto, Constantino Suárez. (Pinterest) |
Fue todo un espejismo. La batalla del
Mazucu, con ser importante, tan sólo retrasa en una semana los planes de avance
de las tropas franquistas. González Prieto duda, incluso, que estemos ante el
episodio bélico de mayor intensidad en la zona. «En algunos puntos del concejo
de Cangas de Onís se lucha a brazo partido durante diez días, como ocurrió, por
ejemplo, en los alrededores de Corao». ¿Por qué razón, entonces, la
trascendencia histórica de El Mazucu? «Porque allí intervienen tropas vascas, y
de alguna forma los vascos escriben la Historia».
La resistencia asturiana en el Oriente
cuenta con menos recursos de organización y armamento que sus atacantes, pero
en ocasiones se vuelve muy efectiva. Desde un punto de vista estratégico,
González Prieto habla de «defensa en profundidad, que es la misma táctica que
se va a utilizar por parte del llamado Ejército de Maniobra, en la Batalla del
Ebro». Un sistema muy ágil que plantea distintas líneas de defensa, con la
complicidad del conocimiento del terreno.
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| Evacuación de los niños. (Archivo Municipal de Gijón) |
Así, hasta el Sella, que marcaba
frontera estratégica. Pasado el río, todo iba a ser mucho más fácil hasta Gijón
(en medio, por cierto, los espeluznantes hechos de Valdediós, en Villaviciosa,
convertido en un manicomio alternativa a La Cadellada ovetense, con el
asesinato de las enfermeras, en medio de una noche de juerga militar). «El 19 de octubre, la V de Navarra de la
División Solchaga y las tropas de la III de Navarra de la Agrupación que dirige
Muñoz Grandes consiguen enlazar en Infiesto y las vanguardias de la IV ya
acechan Villaviciosa. Al día siguiente, 20 de octubre, el Consejo Soberano de
Asturias y León acuerda la evacuación, y todos aquellos que habían pregonado a
los cuatro vientos la necesidad de resistir hasta la muerte al fascismo, desde
sus cómodos puestos de la retaguardia, son los primeros que se lanzan sobre los
muelles para subirse a los escasos barcos que en ellos hay fondeados» («Grandes
batallas militares de Asturias»).
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| Mujeres y niños huyendo de la guerra. (El Comercio) |
La pinza militar nacional en el norte
español estaba marcada por las operaciones de las brigadas navarras por un lado
-frente oriental- y las gallegas por el otro -frente occidental-. Gijón fue la
última pieza del puzzle pero la guerra no acabaría en Asturias ese 21 de
octubre de 1937 porque la represión iba a ser de una dureza implacable. Y la
represión iba a durar muchos años.
El día 22 de octubre, el cuartel general
de Franco emitía desde Salamanca su último parte oficial sobre la guerra en
Asturias:
“El
frente asturiano ha sido derrumbado por nuestras tropas. El enemigo, derrotado
y abandonado por sus cabecillas, entrega sus armas a las columnas nacionales”.
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| Retirada de la placa de la calle que conmemoraba la proclamación de la República. (ABC) |
FUENTE:
LA NUEVA ESPAÑA
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