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9 de junio de 2018

Recuerdos del aeropuerto asturiano

El vuelo de Franco a Asturias, a bordo del "Ciudad de Oviedo"
El dictador Francisco Franco y su mujer a su llegada a Oviedo el 17 de junio de 1968. (RTVE. Filmoteca Española)
El dictador aterrizó con su séquito el 17 de junio de 1968, horas antes de que lo hiciera el primer avión comercial con pasajeros
El aeropuerto de Asturias el día de su inauguración. (TRVE. Filmoteca Española)
Hubo un antes de aquel primer vuelo comercial que aterrizó, ya de noche, en el aeropuerto de Asturias, el 17 de junio de 1968, con 24 pasajeros a bordo. Otras dos aeronaves, habían aterrizado primero, ambas ese mismo día, en Santiago del Monte. La primera, a las once menos veinte de la mañana, un avión militar que había partido de Getafe, en el que viajaban los corresponsales extranjeros y los periodistas madrileños de prensa, radio y televisión acreditados para la ocasión.
El avión de IBERIA DC-9 "Ciudad de Oviedo". (RTVE. Filmoteca Española)
 El segundo aparato llegó cuando faltaban ocho minutos para las once de la mañana. Era un DC-9, en el que viajaban el entonces jefe del Estado, Francisco Franco, y su esposa, la ovetense Carmen Polo, con un interminable séquito de ministros, jefes y segundos jefes de las Casas Militar y Civil y ayudantes de servicio del dictador. El avión voló escoltado por una escuadrilla de reactores militares F-104 de la base aérea de Torrejón de Ardoz. Franco fue recibido al pie de la escalerilla por las autoridades militares, justo antes de que sonara el himno nacional. Después, pasó revista a una compañía del regimiento del Milán número 3 y fue cumplimentado por el arzobispo de Oviedo, Vicente Enrique y Tarancón, y las autoridades políticas.
El dictador Francisco Franco pasando revista a las tropas el el aeropuerto de Asturias el 17 de junio de 1968
Tras la bendición del aeropuerto, Carmen Polo descubrió una placa conmemorativa, hubo una arenga político-militar del ministro del Aire, José Lacalle Larraga, y Franco y sus acompañantes recorrieron a continuación las flamantes instalaciones, cuya construcción costó 303 millones y supuso más de tres años de trabajo. Tenía el aeródromo una pista idéntica a la actual en longitud (2.200 metros) y anchura (45 metros). La plataforma de estacionamiento de aeronaves ocupaba 15.000 metros cuadrados, por los 64.657 que tiene ahora. La terminal original ocupaba 2.600 metros cuadrados, mientras que la que existe hoy tiene 15.185. Y había entonces 150 plazas de estacionamiento de vehículos, por las casi 900 actuales (770 de parking y 110 de renta car).
Carmen Polo de Franco y Francisco Franco en el aeropuerto de Asturias  el día de su inauguración (RTVE. Filmoteca Española)
El colofón de aquella jornada de hace medio siglo corrió a cargo de Carmen Polo, quien, como madrina del avión "Ciudad de Oviedo", rompió contra la aeronave un botella de sidra natural, mientras sonaba música de gaita. Después, Franco viajó a Avilés, donde según las crónicas se dio un baño de multitudes, recibió el "bastón de mando" y fue nombrado "alcalde perpetuo de la villa", una distinción que fue retirada en 2007. Más tarde, pronunció un discurso desde el balcón principal del Ayuntamiento. "Somos una democracia por encima de las críticas que puedan hacérsenos", llegó a decir el dictador, quien más tarde inauguró el Centro Sindical de Llaranes y el tren desbastador número 2 de Ensidesa. Tras el almuerzo, Franco regresó en avión a Madrid, adonde llegó a las seis de la tarde, sin novedad. El "Ciudad de Oviedo" fue rematriculado en Estados Unidos y estuvo volando hasta 2007.
Franco y Carmen Polo, junto a autoridades civiles y militares, tras aterrizar en Santiago del Monte el 17 de junio de 1968. (LNE)
FUENTE: RAMÓN DÍAZ
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El hombre que dio la cara en el aeropuerto
Vista aérea del aeropuerto durante su construcción, en 1967.
José Ignacio Vega, que recibía a las autoridades en Santiago del Monte, se jubiló en el año 2009
José Ignacio Vega
«El día más espectacular fue cuando vino a Asturias el Papa Juan Pablo II; el despliegue de seguridad impresionaba», recuerda José Ignacio Vega Pérez, alma del aeropuerto que ahora vuela hacia la jubilación. Ingresó por oposiciones en el aeródromo asturiano en octubre de 1968, cuatro meses después de que la terminal abriera sus puertas. Pasó por distintos cargos: secretaría de dirección, jefe de personal, responsable de la unidad de asuntos generales y encargado de la unidad de gestión terminal. En los últimos cuarenta años, Vega Pérez recibió a cuantos políticos, músicos o artistas visitaron la región. Aprendió a estrechar la mano, a decir adiós. Recuerda cada detalle como si sucediese ayer. Una fecha importante: el 17 de junio de 1968. Asturias estrenó entonces aeropuerto. El primer avión, un DC-9 de Iberia, se bautizó con el nombre «Ciudad de Oviedo». El dictador Francisco Franco; el ministro del Aire, el teniente general Lacalle Larraga, y el arzobispo de Oviedo, Vicente Enrique y Tarancón, asistieron a la inauguración. Anteriormente se estudió la posibilidad de ubicar el aeropuerto de Asturias en dos emplazamientos: Cue (Llanes) y Jarrio (Coaña). «En Cue se trataba de un proyecto de aviación deportiva y en Jarrio se construyó el hospital donde iban a ser las pistas», explica Vega Pérez.
El Aeropuerto de Asturias el día de su inauguración preparado para recibir al dictador y su mujer el 17 de junio de 1968. (RTVE. Filmoteca Española)
Finalmente, se optó por Santiago del Monte. «Los terrenos eran más baratos y reunían unas condiciones tan buenas como la mejor de las otras dos opciones. También se pensó que el aeropuerto daría vida al occidente asturiano, más deprimido que el resto de la región», confirmó el veterano trabajador del aeródromo, que conservaba la mente lúcida y aseguraba cada fecha.
El aeropuerto de Asturias recibió el primer año 51.000 pasajeros. Cuatro décadas después, en 2008, la terminal atendió a más de un millón setecientos mil usuarios. Con el Mundial de Fútbol de 1982 el aeródromo asturiano mejoró su infraestructura y los primeros aviones, un «Convair-440 Metropolitan» y un «Fokker-27» con capacidad para 42 y 48 personas, respectivamente, aterrizaron en Asturias. Poco antes, y ante el esperanzador futuro del aeródromo, Vega publicó un artículo en «Región» titulado «El aeropuerto está en Castrillón». «Todos querían barrer para casa y por eso se decidió, creo que acertadamente, llamarlo aeropuerto de Asturias. También podría haber sido de Anzo, pero en Canadá ya existía un aeródromo con las mismas siglas y esto nos podría causar problemas de seguridad», manifiesta.
Vista aérea del aeropuerto de Asturias durante su construcción, en 1967
El aeropuerto siguió creciendo y en 1991 registró un récord de estacionamiento: 23 aviones en los 15.000 metros cuadrados de la primitiva plataforma, con cabida para tres naves. La ocasión no era para menos. El Real Oviedo jugaba contra el Génova un partido de la UEFA. «Fue un encaje de bolillos a base de tractores dirigido por el que hoy en día es director del aeropuerto, Luis Rubio, y el impagable buen hacer del inefable Federico el de Iberia embarcando a los 2.400 aficionados italianos que vinieron a animar a su equipo hizo el resto», añade, y suspira: «Ojalá algún día volvamos a ver lo mismo con el Oviedo o el Sporting». Desde los noventa el aeropuerto de Asturias ha crecido hasta superar con creces el millón y medio de pasajeros. Los grandes cambios del aeropuerto de Asturias, según Vega, han sido en el ámbito administrativo la implantación de la informática, y en el ámbito de las infraestructuras, la instalación del sistema ILS II-III para combatir la niebla.
José Ignacio Vega Pérez conserva a buen recaudo las anécdotas aeroportuarias. Haberlas las hay. Tal vez la más llamativa es que este hombre que se crió profesionalmente entre aviones tardó cinco años, ya trabajando, en subirse a uno. Y lo hizo de Madrid a La Coruña el día de su boda. Fue una fecha señalada por partida doble.
La torre de control y la entrada principal al edificio del aeropuerto, en 1968.
«Jamás me dio miedo volar, aunque me niego a subir en avionetas. Tardé en subir a un avión porque los trabajadores del aeropuerto, pese a la creencia popular, nos pagamos el billete, y entonces costaba lo suyo juntar unas pesetas», matizaba José Ignacio Vega. Es un enamorado de los viajes, de la gastronomía y también del coleccionismo. «Tengo veinticinco colecciones completas de LA NUEVA ESPAÑA: las últimas, las postales antiguas y la Guerra de la Independencia», subraya este hombre que dejó de desear buen viaje a los pasajeros de la terminal en el año 2009. En el aeropuerto de Asturias, siempre quedarán los libros de firmas en los que muchos pasajeros distinguidos dejaron sus rúbricas. Alberto de Mónaco inauguró el primer volumen de hojas doradas en el año 1989 y luego le siguieron muchos más: Gabriel García Márquez, Woody Allen, Gloria Estefan, Vicente Ferrer, Pedro Almodóvar, Fernando Arrabal, Calvo-Sotelo, Grande Covián, Severo Ochoa, Martínez Noval, don Juan Carlos y doña Sofía, el Príncipe Felipe, Rania de Jordania, Yasser Arafat... «Las firmas de cada uno reflejan su personalidad.
Aterrizaje de un avión en los primeros meses de funcionamiento del aeródromo asturiano
FUENTE: MYRIAM MANCISIDOR
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