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12 de enero de 2016

El Gijón de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, camino de la prosperidad

La villa sin servicios municipales en la que se construyó una plaza de toros
Construcción de la plaza de toros, técnicos y obreros. La Nueva España.
El paisaje urbano era terrible, con calles malolientes y delincuencia En las fiestas de San Pedro participaban caballeros en la lidia taurina.Ver artículo del Blog: «La Plaza de toros "El Bibio"».

Parada y apartadero de los tranvías de tracción animal en la Plaza de Toros. Facebook: Gijón De siempre.

La Nueva España
Aquel Gijón que se había puesto en el camino de la prosperidad gracias a la instrucción nada tenía que ver, sin embargo, con un oasis existencial, ya que padecía problemas cotidianos que no habían sabido ser afrontados desde el Ayuntamiento con la eficacia que demandaba la modernidad en una población que había superado los diez mil habitantes. No había bombas de agua que pudieran ser utilizadas en casos de incendios, por lo que había que recurrir a los baldes de los vecinos dado que no existía un servicio municipal organizado. Eso sí, la popular expresión de: "¡Agua va!" imperaba como aviso a los peatones que transitaban por unas oscuras, estrechas y malolientes vías, dado que tampoco el alcantarillado era un lujo del que pudiera disfrutar toda la ciudadanía.
Bajo el parque de Cocheras. La cantería del antiguo acueducto entre La Guía y la plaza Mayor conserva su trazado. / CRISTINA HEREDIA. Gonzalo de la Bárcena diseñó la primera traída de agua hasta el actual muelle en 1590. En el siglo XVII se construyó desde La Guía un acueducto del que apenas quedan vestigios. Saber más…El Comercio.
El paisaje urbano era terrible, aunque la ciudadanía se sintiese feliz con el boulevard de Corrida Street y los balnearios que tanto dinamizaban la vida turística gijonesa. Todo era una pantalla que pretendía ocultar la vida real de lo que ocurría en el otro Gijón no turístico. Los animales domésticos -gallos, gallinas, perros y gatos- deambulaban por las calles sin control alguno y cuando se morían se pudrían en las vías públicas. Hasta se dio el caso, al final de la playa de San Lorenzo, de un caballo que fue pasto de los cuervos entre los montículos del arenal del río -al que con el tiempo le bautizarían con su propio nombre "Piles"- sin que nadie retirase sus restos para evitar las indudables pestilencias a la población. Los pescadores tenían la costumbre de dejar tiradas al sol en las rampas de los muelles las cajas de madera con los bonitos durante los calores de la canícula estival, a la espera de un comprador que les ofreciese un buen precio. Gaviotas y grandes moscas pegajosas merodeaban por el entorno, lo que no era una estampa sanitaria idílica. La delincuencia campaba tranquilamente por las calles cuando se apagaban las farolas del alumbrado público y los voluntariosos serenos no eran un servicio realmente eficaz que evitase robos de gallinas y demás bajo el amparo de la oscuridad.

La llegada de la sardina al Muelle de Gijón. fecha: 1926. Autor: C. Suárez. Facebook: Gijón. Desiempre.

Vamos, el panorama social era desalentador en las malolientes calles y el alcalde José Álvarez Jove tampoco encajaba bien las críticas cuando se le reprochaba hasta que hubiese telarañas en la Casa Consistorial. Los tratamientos médicos más frecuentes eran las píldoras para purgar los cuerpos, los jarabes contra la tosferina y las inyecciones contra las enfermedades venéreas. Muy de moda estaba por aquellos tiempos purificar los cuerpos, las purgas; y el tratamiento más recomendado eran las píldoras del doctor Dehaut de París; mientras en la Farmacia Cortizo se dispensaban jarabes expectorantes contra la tosferina, eficaces pastillas contra las lombrices, jarabe de quina con hierro para las anemias, esencia de zarzaparrilla al yoduro potásico como regenerador de la sangre, inyecciones contra la gonorrea, tópicos antivenéreos contra los chancros fagedénicos y las úlceras sifilíticas, así como líquidos para la curación rápida de tumores hemorroidales. La tradición taurina iba a más porque este tipo de festejos -actualmente tan polémicos- ya formaban parte de nuestras tradiciones populares. Sin ánimo de polémica y con el máximo respeto a todas las opiniones sobre la tauromaquia, conviene recordar que en mayo del año 1075 el rey Alfonso VI procedió a la solemne apertura del Arca Santa, en presencia de sus hijas Urraca y Elvira. Además de tener por testigos a importantes personalidades eclesiásticas y nobles, hasta el mismísimo Rodrigo Díaz de Vivar "El Cid Campeador" participó en los festejos destacando entre los alanceadores de toros, ya que entre los eventos que fueron organizados no faltaron tampoco las corridas, lo que demuestra que las raíces de la lidia han estado siempre en torno a la Corte.
Las corridas que se celebran durante la Edad Media consistían en la persecución tumultuosa de los toros en la que participaba el pueblo en pleno. En dichas corridas los animales eran finalmente abatidos después de haber sido heridos con flechas, venablos, cuchillos y dardos. (...). Saber más... Toros de lidia.

De ahí que se pueda reivindicar, sin faltar al rigor histórico, que tanto la cría y consumo de cerdos de pata negra -a los árabes su religión les prohíbe comer la carne de cerdo, ¿o no?- como las corridas de toros fueron realidad aquí en nuestros territorios del Reino Astur antes que en otras tierras más allá de Pajares. En la descontextualización histórica de los orígenes de nuestras raíces ahora también hay que tragar saliva cuando alguien mantiene la peregrina tesis de que para hablar y entender de toros hay que pasar de Despeñaperros hacia abajo. Las corridas de toros ya estaban presentes en los festejos de San Pedro. Como una prueba más de su arraigo, en el año 1885, con motivo de la conmemoración de la festividad de San Pedro, además de los ritos religiosos con grandes procesiones populares, también había comparsas enmascaradas con saltimbanquis, hogueras donde se quemaban girándulas, ruedas, alcancías y volatines. No había entonces problemas presupuestarios para subvencionar los festejos por parte del Ayuntamiento de Gijón, dado que a los festejos concurrían muchos caballeros del Principado, quienes también participaban en la lidia de toros con utilización del rejoncillo para desjarretar a los morlacos y así darles muerte. La historia es la que es y nunca puede ser negada.
 Plaza de toros, el Bibio de Gijón. La Nueva España.
De ahí que a nadie le extrañase entonces la iniciativa empresarial de construir una plaza de toros en El Bibio. En el año de 1887 -después de las exitosas experiencias de cosos taurinos ambulantes- se procedió a la constitución de la "Sociedad Plaza de Toros de Gijón", bajo la presidencia de Florencio Rodríguez. Bajo la dirección del famoso arquitecto Ignacio Velasco -quien también se había responsabilizado de la remodelación del nuevo "Gran Café Colón"- las obras fueron acometidas por los constructores Goyanes y Canosa con una gran celeridad, lo que permitió la inauguración del coso. El aforo era de diez mil personas y el presupuesto final fue de doscientas mil pesetas. Se eligió el estilo arquitectónico neomudéjar, que era el que imperaba en el siglo XIX en toda España. El 12 de agosto de 1888 abrió sus puertas y durante tres días se lidiaron toros de las ganaderías de Orozco, Veragua y Medrano, con los matadores Rafael Guerra "Guerrita" y Luis Mazzantini. Gijón tuvo plaza de toros un año antes que París. Así que al año siguiente, cuando muchos gijoneses pagaron ciento treinta y cinco pesetas por ir en tren -con derecho a veinte kilos de equipaje- en un viaje que duraba tres días a la Exposición Universal de París para extasiarse ante la construcción de la torre de Eiffel, se sintieron orgullosos y tomaron como cosa muy normal que en los Campos de Marte también existiese -igual que en Gijón- un plaza de toros que había sido construida por Mariano Hernando de Larramendi y en cuya corrida inaugural, el 20 de junio de 1889, lidiaron toros Antonio Carmona "El Gordito", Fernando Gómez "El Gallo" y Juan Ruiz "Lagartija".
La primera corrida celebrada en Gijón de la que se tiene noticia nos lleva hasta el año 1660, coincidiendo con la celebración de las fiestas de San Pedro. Desde entonces, prácticamente todas las fiestas contaban con su correspondiente corrida. En 1862 se improvisó en el parque de Begoña una plaza de toros de madera con capacidad para siete mil personas. Pero a finales del siglo XIX, la ciudad seguía sin contar con un coso taurino digno. (…). Seguir leyendo.... Gijón en el recuerdo. El Comercio.
Aquellos potentados viajeros gijoneses también pudieron extasiarse con otros actos culturales en la Exposición de París, como la música javanesa -que tanto entusiasmó e influyó posteriormente a Claude Debussy- o el espectáculo de "Buffalo Bill", quien deslumbró a todo el personal con la gran tiradora Annie Oakley en su show "Muestra del salvaje Oeste". Aunque en Gijón ya conocíamos, por supuesto, las locomotoras, aquellos intrépidos viajeros gijoneses fueron testigos en primera fila, no obstante, de la tragedia de William Stroudley -el superintendente de "London, Brighton and South Coast Railway"- quien falleció en un lamentable accidente durante una de sus arriesgadas exhibiciones con las revolucionarias locomotoras, que tanto iban a influir en el desarrollo industrial de los países civilizados. Eso fue, claro, antes de que en Gijón nuestros fontaneros gobernantes alejasen en el siglo XXI las estaciones férreas del centro de la ciudad -sin explicación lógica alguna que justificase semejante atentado urbanístico- en contra de la racional cultura vigente en las principales capitales de la Unión Europea y de Estados Unidos.
Vapor nórdico descargando madera. (Foto: Constantino Suárez. Gijón 1920-1935, Edición de Ramón Alvargonzález). Facebook: Gijón. De siempre.

FUENTE: MANUEL DE CIMADEVILLA. Publicado por la Nueva españa. el 07-12-2015. Ver enlace.
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AUTORES.

Manuel Fernández y González (Gijón, 1951). Manuel de Cimadevilla (periodista), estudió periodismo en Madrid. Empezó su trayectoria profesional como redactor en el diario El Comercio, con una amplia actividad como crítico de espectáculos, entrevistador y responsable de la sección de información municipal. Fue presidente de la Asociación de Prensa de Gijón, director-gerente de “La Hoja del Lunes” de Gijón, director del diario “La Prensa”, columnista y entrevistador en “La Nueva España” de Oviedo. Además de su trabajo como periodista en los medios de comunicación asturianos ha sido guionista en el Centro Regional del Principado de Asturias, colaborador en tertulias radiofónicas en RNE, Rueda de Emisoras Rato, Antena 3, así como documentalista en la Fundación Príncipe de Asturias. En enero de 1997 se incorpora al gabinete del ministro de Industria y Energía como asesor en temas de Asturias y León. Fue nombrado responsable de Relaciones Institucionales de la Dirección de Comunicación en la SEPI. Y posteriormente, se incorporó a la Dirección de Comunicación de Hulleras del Norte, S.A. (HUNOSA) hasta 2010. Es autor de numerosas publicaciones y es copropietario de la editorial familiar, “El Cantadero del Urogallo SL”. FUENTE: EL ATENEO.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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