Severo Ochoa, un premio Nobel de casa
Severo Ochoa es otro ejemplo eminente de asturiano cabal que conciliaba el universalismo con el localismo. Como escribe Teodoro López-Cuesta, una de las personas que más íntimamente le conoció y trató: «Don Severo amó profundamente a su Asturias, sobre todo en sus años finales, cuando las ilusiones de futuro se sustituyen por la ternura de los recuerdos
http://ignaciogracianoriega.net.
Don Severo sintió a su tierra al final de sus
días de una manera especial, como puede quererse al hijo que no tuvo o a
la mujer en la que sublimó el amor». Sus veranos en La Granda le
permitían el reencuentro con la tierra natal, de la que había
permanecido demasiados años ausente, cosa que él mismo reconocía,
melancólicamente. En La Granda vivía en paz y sosiego, haciendo la vida
cotidiana de los demás asistentes a los cursos, charlando de asuntos
varios con Juan Velarde o Teodoro López-Cuesta, e incluso atendiendo a
las inquisiciones dietéticas de Manolo Galé: «Eso, mejor se lo pregunta a
Paco». Se refería a Francisco Grande Covián. Durante una época le
gustaba salir conduciendo su automóvil Mercedes por caminos desviados y
caleyas, y regresaba asombrándose ingenuamente de su popularidad, porque
los automovilistas que se cruzaban con él le tocaban el claxon. Le
tocaban el claxon porque Ochoa no era un buen conductor, pero él
interpretaba aquellas recriminaciones acústicas como saludo de los
lugareños al sabio. Luego, dejó de conducir; dejaba que le condujera su
bastón.
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Severo Ochoa nació en Luarca el 24 de septiembre de 1905. Están
próximos a cumplirse, pues, los cien años de su nacimiento. Con este
motivo, espero que Asturias le recuerde con dignidad, del mismo modo que
el «Diccionario biográfico español» le considera en lugar destacado.
Entre sus antepasados se encontraba el capitán de la Marina mercante
Rafael Ochoa, que hizo el viaje en agosto de 1869 desde el puerto de
Filadelfia, en los Estados Unidos, al de Luarca en diecisiete
singladuras a bordo del «Favorita», «clipper» de dos palos, y era tío
suyo, por la parte materna, el político Álvaro de Albornoz, que durante
la guerra civil de 1936-39 fue embajador de la República en Francia,
para exasperación del secretario general del Ministerio de Exterior,
Alexis Léger, que firmaba Saint-John Perse su obra poética, por la que
recibiría el premio Nobel de literatura en 1960, porque apenas entendía
el francés. Refiriéndose a su nacimiento asturiano, Ochoa escribe: «Nací
en Asturias y para mí la realidad comienza, naturalmente, con Asturias.
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Mis primeros recuerdos son de Asturias, concretamente de Gijón y
Luarca. En Gijón iba al colegio durante el invierno; en Luarca pasaba el
verano. Si bien nací en una calle del pueblo de Luarca cercana a la
iglesia, mi conciencia de Asturias se inicia en la vecina aldea de
Villar, sobre la meseta que termina en abrupto y bellísimo acantilado
constantemente batido en su base por el mar. Allí es donde veraneábamos
desde que tengo uso de razón. Al Sur, la montaña, suave, con todos los
tonos verdes imaginables; al Norte, el mar Cantábrico, tranquilo y azul
en ocasiones, más a menudo gris, negruzco y amenazador». Durante los
veranos en Luarca entra en contacto directamente con la vasta maravilla
de la naturaleza, la observa con detenimiento, e incluso pretende
interpretarla: «Mi vida en la aldea me hizo entusiasta observador de la
naturaleza desde muy niño, y mis andanzas por las escarpadas playas de
las cercanías me hicieron enamorarme de la misma. Durante la bajamar
pasaba las horas muertas observando la enorme variedad de vida animal y
vegetal que poblaba los innumerables pozos formados al retirarse el mar
en las oquedades de las rocas. Tal vez fuese éste el despertar de mi
futura afición a la biología».
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La familia de Ochoa pasaba los inviernos en Málaga. Al llegar la
época del ingreso en la Universidad, el joven Severo Ochoa duda entre la
ingeniería y la biología, pero considerándose un matemático deficiente,
e ilusionado por un buen profesor de biología, se decide por esta rama.
Ingresa en la Universidad impresionado por la obra de Ramón y Cajal, a
quien «soñaba con tenerlo como profesor de Histología»; más no fue
posible, ya que el ilustre sabio se había jubilado. Poco sospecharía
Ochoa que, con el tiempo, él también recibiría el premio Nobel de
Medicina. A falta de Ramón y Cajal, Ochoa encuentra profesores cuyo
magisterio le acompañará siempre, como Teófilo Hernando o Negrín, que
«abrió amplias y fascinantes posibilidades en mi imaginación». En 1924, a
instancias de Negrín, ingresa en laboratorio de Fisiología de la
Residencia de Estudiantes, dirigido por Pío del Río Ortega, y allí
conoce a Francisco Grande Covián, con quien colabora en un estudio sobre
el papel de las glándulas adrenales en la contracción muscular, que,
ampliado, habría de convertirse en su tesis de doctorado. Al tiempo que se inicia como investigador, amplía sus estudios en el
laboratorio de Noel Patton en Glasgow y en el Instituto de Biología en
Berlín-Dahlem, dirigido por Otto Meyerhof, premio Nobel de Medicina. En
1931 contrae matrimonio con Carmen Cobián en Covadonga; poco después
marcha a Inglaterra, a estudiar en el Instituto Nacional de
Investigación Médica, dirigido por sir Henry Dale.
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De vuelta a España,
colabora con el doctor Carlos Jiménez Díaz, en Madrid, residiendo en la
llamada Casa de las Flores, famosa porque en ella vivió también otro
futuro premio Nobel, el poeta y diplomático chileno Pablo Neruda. El
estallido de la guerra civil cambia por completo su horizonte; como
escribe López-Cuesta: «Ni los medios que tenía en el laboratorio, aún
siendo excepcionales en España, le permiten hacer la investigación que
precisa y sueña ni la situación en España le permite continuar con
serenidad su trabajo». Gracias a un salvoconducto que le proporciona el
doctor Negrín, que ha pasado de ser catedrático de Medicina a ministro
de Hacienda (y, más tarde, jefe del Gobierno de la República), puede
abandonar España por Barcelona, llevando como viático siete mil dólares
que Carmen había obtenido de la liquidación de unos negocios familiares
en Puerto Rico. Ochoa esperaba volver a trabajar con su maestro Otto
Meyerhof, pero siendo éste judío, su situación en Alemania era muy
difícil, por muy premio Nobel que fuera.
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A ese gran promotor de la
cultura que fue Hitler le traían sin cuidado los premios Nobel: Thomas
Mann hubo de huir por el aire, perseguido por un avión del Gobierno, y
Carl von Ossietzky se encontraba en un campo de concentración por haber
publicado un informe sobre la carrera armamentística alemana. A raíz del
premio Nobel de la Paz concedido a éste, Hitler prohibió a cualquier
alemán, quienquiera que fuese, que aceptara el prestigioso galardón que
se otorgaba en Suecia. Finalmente, por mediación del profesor Hill, que
había compartido el premio Nobel con Meyerhof, Ochoa recibe una beca de
seis meses para ir a Inglaterra, a trabajar en el Laboratorio de
Biología Marina de Plymouth. Más tarde consigue una beca en Oxford, lo
que le permite continuar en Inglaterra; pero a consecuencia del
estallido de la II Guerra Mundial, Ochoa decide irse a Norteamérica.
Embarca en el puerto de Liverpool en agosto de 1940, instalándose en St.
Louis, Missouri, y posteriormente pasa a trabajar en el laboratorio de
la Washington University dirigido por Carl y Gertry Cori. Un año más
tarde marcha a Nueva York, y como el propio Ochoa reconoce, «de Nueva
York proviene no sólo la mayor parte, sino la esencia de mi trabajo
científico».
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Este continuado y esencial trabajo científico le conduce a recibir el
premio Nobel de Medicina de 1959, compartido con su discípulo, el
profesor Arthur Kornberg, el cual señaló, en su elogio, que «Ochoa ha
concebido objetivos difíciles y los ha atacado con el firme
convencimiento de que tenían solución y de que él era capaz de
resolverlos. Su genio consiste en haber sabido evitar los planes
grandiosos y en haberse dedicado a las tareas difíciles, que otros
consideraban inabordables». Se jubila a los 70 años en la Universidad de Nueva York. Entonces
empieza a plantearse el regreso a España. El ministro de Educación
español, Villar Palasí, llegó a ofrecerle el rectorado de la Universidad
Autónoma de Madrid, lo que hizo a Ochoa reír a carcajadas. Finalmente,
fracasados diversos proyectos, regresa a la patria como un particular: a
descansar y a recordar.
FUENTE: IGNACIO GRACIA NORIEGA. http://ignaciogracianoriega.net - Publicado por La Nueva España el 27 de agosto de 2005________________________________________________________________________
Ochoa, Severo (1905-1993)
http://www.mcnbiografias.com
Bioquímico y biólogo
molecular español, nacionalizado estadounidense, nacido en Luarca
(Asturias) el 24 de septiembre de 1905 y fallecido en Madrid el 1 de
noviembre de 1993. Fue Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959,
premio que compartió con el bioquímico Arthur kornberg,
por sus descubrimientos sobre el mecanismo de la síntesis biológica del
ácido ribonucleico (ARN) y del ácido desoxirribonucleico (ADN). Severo Ochoa inició sus estudios en Málaga, ciudad a la que se
trasladó con su familia tras el fallecimiento de su padre, en 1912. Su
interés por la biología fue estimulado en gran parte por las
publicaciones del gran neurólogo español Santiago Ramón y Cajal;
Ochoa se trasladó a Madrid y cursó estudios de medicina que, en aquella
época, eran los que mejor salida daban a sus perspectivas futuras; se
licenció en 1929 por la Universidad Complutense de Madrid doctorándose
poco después, sin embargo, nunca ejerció la medicina; el mismo declaró
en numerosas ocasiones que no había visto a un enfermo desde que salió
de la Facultad. Durante su estancia en Madrid vivió en la Residencia de
Estudiantes, en la que ingresó en 1927, y allí fue compañero de grandes
intelectuales y artistas de la época, como García Lorca y Salvador Dalí. En la Universidad madrileña fue profesor ayudante de Juan Negrín
y le fueron concedidas varias becas para ampliar sus estudios en las
Universidades de Glasgow, Berlín y Londres, y principalmente en
Heidelberg, concretamente en el Instituto Kaiser Wilhelm para la
Investigación Médica; durante este periodo trabajó en la bioquímica y la
fisiología del músculo, bajo la dirección del profesor Otto Meyerhof, cuya influencia fue decisiva a la hora de tomar una perspectiva en su futura carrera científica. En 1931, ya de vuelta en Madrid y en el mismo año de su boda
con Carmen García Cobián, fue nombrado Profesor Ayudante de Fisiología y
Bioquímica de la Facultad de Medicina de Madrid, cargo que ocupó hasta
1935. En 1932 realizó los primeros estudios importantes sobre
enzimología, en el Instituto Nacional para la Investigación Médica de
Londres, y en 1935 fue invitado por el profesor Carlos Jiménez Díaz a
asumir la Dirección del Departamento de Fisiología del Instituto de
Investigaciones Médicas de la Ciudad Universitaria de Madrid.
En
1936 estalló la Guerra Civil Española y ello favoreció la partida de
Severo Ochoa hacia ambientes más propicios para la investigación. Así,
llegó de nuevo a Alemania y en ese mismo año fue designado asistente de
investigación invitado en el Laboratorio de Meyerhof de Heidelberg,
donde estudió las enzimas de ciertos pasos de la glucolisis y de las
fermentaciones. Pero tampoco duró aquí mucho tiempo, pues la invasión
nazi no tardó en llegar y tuvo que salir del país, ya que su jefe era
judío. En 1937 se trasladó a Plymouth y allí investigó en el Laboratorio
de Biología Marina y desde 1938 hasta 1941 se dedicó al estudio de la
función biológica de la tiamina (vitamina B
1) y de otros aspectos enzimáticos del metabolismo oxidativo, en el Laboratorio de Rudolph Peters de la Universidad de Oxford. Emigró
a los Estados Unidos en 1941, esta vez a causa del estallido de la
Segunda Guerra Mundial. Comenzó su andadura americana con un cargo en el
Departamento de Farmacología de la Escuela de Medicina de la
Universidad de Washington, en San Louis, y allí realizó interesantes
estudios enzimológicos con los investigadores Carl Cori y Gerty Cori.
Posteriormente, en 1942, pasó a trabajar en la Universidad de Nueva
York, donde permaneció gran parte de su vida; allí, y estimulado por su
esposa, emprendió una carrera de investigación independiente que más
tarde daría sus frutos, mientras realizaba su labor como investigador
asociado en la Facultad de Medicina.
|
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Fue Profesor Asistente de
Bioquímica en 1945, Profesor y Director del Departamento de Farmacología
de dicha facultad desde 1946 hasta 1954, y Profesor de Bioquímica y
Jefe del Departamento de Bioquímica desde 1954 hasta su jubilación.
Aunque Severo estaba convencido de los beneficios que les reportaría la
nacionalidad americana, dejó que fuera su mujer la que tomara, más
tarde, la decisión de pedir la ciudadanía americana, que les fue
concedida en 1956; pero según sus propias palabras él siempre se
consideró "un exiliado científico, no político". Sus experimentos
realizados en esta época sobre farmacología y bioquímica, especialmente
en el campo de las enzimas, le valieron la Medalla Bewberg de 1951.
Investigó el metabolismo de los hidratos de carbono y de los ácidos
grasos, y descubrió una nueva enzima que aclaraba el mecanismo de
oxidación del ácido pirúvico (ciclo de Krebs); también estudió el papel
del complejo vitamínico B en estos ciclos y el proceso de fijación de CO
2
por parte de las plantas verdes. Pero sus principales investigaciones
se centraron en los fosfatos de alta energía que participaban en las
reacciones bioquímicas. Eran éstos unos años en los que la bioquímica experimentaba una revolución a nivel molecular; así en 1953, J. Watson y F. Crick
habían propuesto un modelo en forma de doble hélice que explicaba la
estructura molecular del ADN (ácido desoxirribonucleico) y en 1955
Severo Ochoa descubrió y aisló una enzima de una célula bacteriana de
Escherichia coli,
que él denominó polinucleótido-fosforilasa y que luego fue conocida
como ARN-polimerasa, cuya función catalítica es la síntesis de ARN
(ácido ribonucleico), la molécula necesaria para la síntesis de
proteínas. Con esa enzima, Ochoa consiguió por vez primera la síntesis
del ARN en el laboratorio, a partir de un sustrato adecuado de
nucleótidos (sus componentes elementales). Un año más tarde, el
bioquímico norteamericano Arthur kornberg,
discípulo de Ochoa, demostró que la síntesis de ADN también requiere
otra enzima polimerasa, específica para esta cadena.
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|
Ambos compartieron
el Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1959 por sus
descubrimientos. Estos extraordinarios hallazgos permitieron
posteriormente el desciframiento del código genético (que se comprobó
era universal para todos los seres vivos) y la confirmada capacidad
reproductiva de los ácidos nucleicos hizo que éstos fueran ya
considerados como las moléculas de la herencia biológica. Por ello, el
científico Hermann Joseph Muller
afirmó que la vida se creo artificialmente en el laboratorio en 1955,
en alusión al experimento de Ochoa. Posteriormente, vista la importancia
biológica de la doble hélice de ADN, Watson y Crick compartieron el
Premio Nobel de Fisiología y Medicina de 1963. Severo Ochoa continuó
investigando el mecanismo molecular de la lectura del mensaje genético y
su expresión. En 1971 fue nombrado Director del Laboratorio de
Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid. Dejó la
Universidad de Nueva York en 1975, regresó a su país de origen y en la
década de 1980 dirigió dos grupos de investigación en biosíntesis de
proteínas simultáneamente, uno en el Instituto de Biología Molecular de
Madrid y otro en el Roche Institute of Molecular Biology de Nueva
Jersey, en Estados Unidos, hasta que en 1985 fijó su residencia
definitivamente en España. Aunque se jubiló oficialmente en 1975, nunca
abandonó la investigación. Ochoa tiene en su haber distinciones de
Doctor "Honoris Causa" de las Universidades de Saint Louis, en
Washington, de Glasgow, de Oxford, de Nueva York, de Salamanca, Santiago
de Compostela y de Brasil, entre otras. Es profesor honorario de las
universidades de San Marcos, Lima y Perú. Le concedieron la Medalla
Neuberg de Bioquímica en 1951, la medalla de la Sociedad de Química
Biológica y la de la Universidad de Nueva York en 1959.
|
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Fue miembro de
varias sociedades y academias en Estados Unidos, Alemania y otros
países. Fue además Presidente de la Unión Internacional de Bioquímica.
En 1980 le fue concedida una de las más altas distinciones en Estados
Unidos, la National Medal of Science. Asturiano de nacimiento, Severo Ochoa fue Presidente del jurado
del Premio Príncipe de Asturias de Ciencias desde su primera
convocatoria en 1981. En 1982 le fue concedido el Premio Ramón y Cajal
en su primera convocatoria, que compartió con su amigo el filósofo Javier Zubiri.
En febrero de 1897 fue nombrado Presidente del Patronato de la
Fundación Jiménez Díaz; el mismo año ingresó en la Real Academia de
Medicina y en 1992 en la Real Academia de Doctores. En abril de 1988 fue
nombrado Presidente de Honor de la Asociación de Antiguos Residentes y
Amigos de la Residencia de Estudiantes. En mayo de 1986 murió su
mujer, y ello supuso para Severo un golpe muy duro que le sumergió en
una especie de profunda depresión. A partir de entonces, Ochoa decidió
no volver a publicar ningún trabajo científico más, con lo que puso
totalmente fin a su brillante carrera. A partir de entonces se dedicó
principalmente a dar conferencias, a atender a los medios de
comunicación y a tratar con los estudiantes del Centro de Biología
Molecular de Madrid. En junio de 1993 presentó en Madrid su
biografía titulada "La emoción de descubrir", escrita por el periodista
Mariano Gómez-Santos, y en noviembre de ese mismo año murió en Madrid, a
la edad de 88 años, a consecuencia de una neumonía.
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FUENTE. MARÍA ISABEL BERMEJO BERMEJO - MCNBIOGRAFIAS ________________________________________________________________________________
AUTORES.
José Ignacio
Gracia Noriega (Llanes,
17 agosto 1945 - Oviedo, 6 septiembre 2016), ha sido uno de los escritores
españoles más fecundos, críticos, originales e independientes de los últimos
tiempos. La mayor parte de su obra la escribió en su casona familiar de Llanes,
rodeado de libros y de un número variable de gatos, dedicado a su único oficio,
el de escribir sirviéndose de vetustas plumas fuente y añejas máquinas
ignorantes de la electricidad, que se negó a reemplazar por artilugios más
modernos. Desde 2007 vivió en Sevares, buscando la tranquilidad y el sosiego
que había perdido en su villa natal por enfrentamientos políticos. En febrero
de 2011 recuperó judicialmente el título de Cronista oficial de Llanes, del que
había pretendido despojarle en 2003 el alcalde del momento. Se formó en las
Universidades de Oviedo y Madrid y ejerció el periodismo tanto en la radio como
en la prensa regional y madrileña. Durante décadas fue colaborador del
periódico ovetense La Nueva España. Miembro del Instituto de Estudios
Asturianos (IDEA), recibió los premios de novela Tigre Juan, Casino de Mieres y
Asturias. Formó parte del Consejo de Redacción de la revista de filosofía El
Basilisco y del Consejo Asesor de la Fundación Gustavo Bueno. Narrador,
ensayista, articulista, gastrónomo, crítico literario y cinematográfico, autor
de libros de viajes, &c., ha publicado Asturias en pocas palabras (1980),
Las crónicas de la Cofradía de la Mesa de Asturias (1980), Crónicas viajeras
(1985), Indianos del Oriente de Asturias (1987), Una raya azul por Oviedo
(1987), El viaje del obispo de Abisinia a los santuarios de la Cristiandad
(1987), Semblanzas (1987), Entre el mar y las montañas (1988), El paso de Faes
(1988), Dudoso paraíso (1990), El muro de la eternidad (1991), Vísperas del
nuevo tiempo (1992), Los asturianos pintados por sí mismos (1995), Oviedo en
los libros (1997), En un jardín tenebroso (1998), El viaje del norte (1999),
Alarcos en Oviedo (2001), Asturias, esa desconocida (2001), Hombres de brújula
y espada. Aventureros asturianos por el ancho mundo (2002), Don Pelayo. El Rey
de las montañas (2006), Emilio Alarcos Llorach (2006), Luz del mar. Faros
atlánticos de España y Portugal (con Carlos Olmo) (2007), El arzobispo Fernando
de Valdés, la Mitra, la Universidad y la Hoguera (2008), Vivir de milagro
(2008),La montaña mágica (2008), Historias de Covadonga (2008), Sobre cocina y
gastronomía (2009), El reino mágico de Arturo (2009), Iñigo Noriega, un
conquistador en México (2009), Poesía del mar (2010), Menéndez Pelayo. Genio y
figura (con César Alonso de los Ríos y Aquilino Duque (2012) y Las burbujas de
la tierra (En torno a William Shakespeare) (2016), &c. La Universidad de
Córdoba publicó en 2009, sobre su obra, el volumen Gracia Noriega, escritor,
coordinado por Luis Palacios Buñuelos, y en el que se incluyen varios cuentos
de Ignacio Gracia Noriega. FUENTE: http://www.ignaciogracianoriega.net
EL BLOGDE ACEBEDO. (ANTOLOGIA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica
que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el
presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado
a existir la sociedad en la que vivimos.“El único deber que tenemos con la historia es
reescribirla”. (Oscar Wilde)
El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS,
MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros
mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta
García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío
nella”
La Web de las Biografías. Biografía de Severo Ochoa. Autora: María Isabel Bermejo Bermejo. FUENTE: Texto extraído de http://www.mcnbiografias.com
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