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14 de marzo de 2022

Uno de los más importantes investigadores del folklore y la historia de Asturias

Aurelio de Llano en Avilés
Retrato de Aurelio de Llano. Un destacado estudioso asturianista. Fuente: Enciclopedia de la Asturias Popular, La Voz de Asturias, 1994, tomo IV. Página 52. Foto Archivo.

Destacado asturianista, Aurelio de Llano es uno de los más importantes investigadores del folklore y de la historia de nuestra región
Aurelio de Llano Roza de Ampudia (1868-1936), entrevista a un aldeano de las montañas de Quirós en octubre de 1921. Fuente: Enciclopedia de la Asturias Popular, La Voz de Asturias, 1994, tomo IV. Página 203. Foto Archivo.

El Comercio
En la década de 1920 estuvo en varias ocasiones en Avilés recogiendo material folklórico y visitando detenidamente la villa para su guía turística 'Bellezas de Asturias de oriente a occidente'. También visitó Miranda, donde recogió el vocabulario del 'bron' de los caldereros. Algunas de sus obras son auténticos clásicos y constituyen una referencia imprescindible para el conocimiento del riquísimo folklore asturiano. Aurelio de Llano Roza de Ampudia y de Valle nació en Caravia el 19 de marzo de 1868. Siguió en Mieres los estudios de ayudante facultativo de Minas y Fábricas Metalúrgicas, oficio que ejerció en diversos centros industriales de la región. Los primeros trabajos que publicó están relacionados con su actividad profesional, como los artículos que aparecieron en los diarios 'El Carbayón' y 'El Correo de Asturias' y el libro 'Hogar y patria. Estudios de casas para obreros' (1906). Sin embargo, Aurelio de Llano alternó a partir de entonces su trabajo con la investigación de la historia y del folklore asturianos. 
Reproducción de la fotografía (coloreada) de Aurelio de Llano propiedad del ayuntamiento de Caravia. Saber más... Caravia.

Fruto de su decidida vocación asturianista, en 1916 inició unas excavaciones con el ánimo de reconstruir la primitiva planta de la iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, en Oviedo, y al año siguiente publicó el fruto de sus trabajos en una obra que fue bien recibida por los expertos. Sin duda animado por este éxito, inició una serie de publicaciones de enorme interés: "El libro de Caravia" (1919), en el que estudia su concejo natal y ofrece noticias de sus excavaciones en el castro del Pico del Cueto; "Dialectos jergales asturianos. Vocabulario de la xíriga y el bron" (1921); "Del folklore asturiano: mitos supersticiones, costumbres" (1922), importante obra, con extenso y elogioso prólogo de Ramón Menéndez Pidal, que constituye sin duda el mejor trabajo para conocer el valioso acerbo tradicional de nuestra región. En 1924 Aurelio de Llano, que había contribuido activamente a la creación del Centro de Estudios Asturianos, publicó las obras "Esfoyaza de cantares asturianos, recogidos de boca del pueblo", que recoge 1.272 canciones y rimas agrupadas temáticamente, más un apéndice de refranes, y "Vocabulario de la tixileira. Dialecto jergal asturiano". Al año siguiente aparecieron sus "Cuentos asturianos, recogidos de la tradición oral", y en 1928, editada por la Diputación Provincial, la obra 'Bellezas de Asturias de oriente a occidente', guía turística que sigue siendo, ochenta años más tarde, la mejor de cuantas se hayan escrito sobre la región asturiana. El último libro de Aurelio de Llano data de 1935: "Pequeños anales de quince días. La revolución en Asturias", crónica rigurosa del levantamiento revolucionario de octubre de 1934, que él vivió como testigo en Oviedo.
"Cuentos asturianos, recogidos de la tradición oral" 1925. Aurelio de Llano Roza de Ampudia. Foto Archivo.
A pesar de su formación autodidacta y de su modestia, la meritoria labor de Aurelio de Llano obtuvo numerosos reconocimientos. Fue académico correspondiente de las Reales Academias de la Historia, de la Española de la Lengua y de la de Bellas Artes de San Fernando, además de la de San Luis de Zaragoza, de la de Ciencias Históricas de Toledo, de la de Ciencias y Artes de Cádiz y de la Sevillana de Buenas Letras. Socio de número de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria; caballero y comendador de la Orden Civil de Alfonso XII y comendador con placa de la Real Orden de Isabel la Católica. Miembro correspondiente de la Real Academia de Arqueología de Bélgica, de la Academia Nacional de Ciencias, Bellas Letras y Artes de Burdeos, del Instituto Arqueológico del Imperio Germánico y del Museum Für Volkskunde de Viena. Y delegado regio de Bellas Artes de Asturias. El 2 de noviembre de 1936 falleció en Madrid.
El folclorista Aurelio de Llano (1868 - 1936), natural de Valle (Caravia), seguidor de Ramón Menéndez Pidal y autor de alguna de las recopilaciones más importantes del saber popular asturiano, utilizó los servicios del fotógrafo Emilio Alonso (1872-1948), que le acompañó en 1919 y 1920 en algunos de sus trabajos de campo, fotografiando molinos, casonas y al propio folclorista recogiendo información. El uso de la fotografía por folcloristas y antropólogos para documentar sus estudios fue habitual desde finales del siglo XIX. Algunas de las fotografías de Emilio Alonso se publicaron en el libro de viajes "Bellezas de Asturias. De oriente a occidente" (Oviedo, 1928), donde De Llano escribe: "En esta obra he puesto cuanto dio de sí mi amor por Asturias, por la Patria. Quienes sigan los itinerarios trazados en ella quedarán satisfechos de las bellezas que se encuentran en su recorrido", y en dejar constancia de alguna de esas bellezas participó este fotógrafo de Colunga. Fuente: Facebook: Muséu del Pueblu d'Asturies / Museo del Pueblo de Asturias.

"Bellezas de Asturias"
El 15 de abril de 1921, en el puente sobre el río Deva que une Asturias con Cantabria, inició Aurelio de Llano su recorrido por «esta divina región, cuna de la nacionalidad española», que se prolongó hasta principios de 1928, año en que recogió sus impresiones del viaje en la obra titulada "Bellezas de Asturias de oriente a occidente". En este libro, de 544 páginas, magníficamente ilustrado con numerosas fotografías, el autor realiza un exhaustivo recorrido por la región asturiana, a pie, en caballerías y en automóvil, que refleja mucho más que una magnífica guía turística, ya que se detallan minuciosamente las bellezas paisajísticas y artísticas de la región, enriquecidas además con datos folklóricos y etnográficos de enorme interés. Es un libro absolutamente imprescindible para el conocimiento de Asturias, escrito con rigor y amor por un auténtico asturianista. En 1977 se realizó una edición facsimilar con un apéndice a cargo de Modesto González Cobas que intenta actualizar la obra. En las páginas 203 a 226 Aurelio de Llano recoge una detallada descripción de Avilés y Castrillón, acompañada con interesante material fotográfico de Muñiz, Fortunato de Selgas y J. Espolita. 
El folclorista Aurelio de Llano (1868 - 1936), natural de Valle (Caravia), seguidor de Ramón Menéndez Pidal y autor de alguna de las recopilaciones más importantes del saber popular asturiano, utilizó los servicios del fotógrafo Emilio Alonso (1872-1948), que le acompañó en 1919 y 1920 en algunos de sus trabajos de campo, fotografiando molinos, casonas y al propio folclorista recogiendo información. El uso de la fotografía por folcloristas y antropólogos para documentar sus estudios fue habitual desde finales del siglo XIX. Algunas de las fotografías de Emilio Alonso se publicaron en el libro de viajes "Bellezas de Asturias. De oriente a occidente" (Oviedo, 1928), donde De Llano escribe: "En esta obra he puesto cuanto dio de sí mi amor por Asturias, por la Patria. Quienes sigan los itinerarios trazados en ella quedarán satisfechos de las bellezas que se encuentran en su recorrido", y en dejar constancia de alguna de esas bellezas participó este fotógrafo de Colunga. Fuente: Facebook: Muséu del Pueblu d'Asturies / Museo del Pueblo de Asturias.
El autor da noticias históricas, describe acertadamente los monumentos del casco histórico avilesino, destaca los soportales como una seña de identidad de la villa y refiere cómo descubrió, en 1920, la existencia del bron, la jerga de los caldereros de Miranda que al año siguiente recogió en una publicación. Algunas de las magníficas fotografías que aparecen en la obra tienen gran interés, porque recogen piezas ya desaparecidas de gran valor artístico, como el retablo en alabastro de la capilla de los Alas, y el aspecto de algunos monumentos muy diferente a cómo los podemos ver hoy día, como es el caso del templo de los padres franciscanos (sin el horroroso adosado del convento y con porche), del palacio de Valdecarzana (con sus fachadas laterales) o de la iglesia vieja de Sabugo (con un pórtico que hoy afortunadamente ha desaparecido). Comienza Aurelio de Llano su descripción de Avilés, en su obra "Bellezas de Asturias de oriente a occidente" (1928), hablando de los orígenes históricos de la villa y de la controversia que años atrás había suscitado Aureliano Fernández Guerra acerca de la autenticidad del Fuero avilesino. 
Bellezas de Asturias de oriente a occidente (Aurelio de Llano Roza de Ampudia). Foto Archivo.
Dice el autor: «Esta villa tuvo murallas inexpugnables y una torre de la que fue Castellano el conde de Canalejas; fueron derribadas en 1820 y la torre en 1826. Las iglesias de Avilés llevan el mismo sello que todas las de Asturias construidas desde el siglo XII al XIV. El arte que más arraigó en esta región fue el románico. Vemos que, a pesar de estar aquí en toda su fuerza el arte ojival, porque con arreglo a sus máximas se estaba construyendo la catedral de Oviedo, en los templos erigidos al mismo tiempo que ella, en nuestros valles y montañas, no logró penetrar más que de una manera tímida la característica ojiva unida armónicamente al arte románico, sin que éste perdiera su carácter esencial». Seguidamente realiza un detallado recorrido por los principales edificios religiosos de la villa: San Nicolás, la capilla de los Alas, San Francisco y Santo Tomás de Sabugo. Entre los edificios civiles, Aurelio de Llano describe en primer lugar la Casa Consistorial, edificada «en el siglo XVII, cuando la de Oviedo. La fachada descansa sobre once arcos con otros tantos balcones en el piso superior. En el centro tiene un frontis, tras del cual hay un ático moderno para la esfera del reloj».
El folclorista Aurelio de Llano (1868 - 1936), natural de Valle (Caravia). Foto archivo.
Y continúa su descripción: «Muchas calles tienen a ambos lados elegantes soportales que dan a la villa aspecto señorial. Abundan las casas solariegas; la más antigua que se conoce es la del marqués de Valdecarzana, construida en el siglo XIV. Las puertas ojivas aparecen orladas con una moldura sencilla. Debió tener un soportal, según lo demuestran las zapatas que se ven en la pared, en las que se apoyó una viga para clavar sobre ella la armadura del tejado. En el piso superior, entre dos impostas que corren bellamente decoradas a lo largo de la fachada, se abren cuatro ventanas partidas en ajimez. Esto, según la fotografía que publico aquí, pues hace pocos meses reformaron la fachada de tal manera que perdió su valor arqueológico. El palacio del marqués de Camposagrado, de arquitectura barroca, construido en el siglo XVII; el del marqués de Ferrera; el de Llano Ponte, y otras casas más antiguas de las que salieron hombres como Pedro Menéndez de Avilés, adelantado de la Florida; Ruy Pérez de Avilés -que en tiempo de Fernando III el Santo conquistó la ciudad de Sevilla ocupada por los moros-, y otros muchos hijos de esta villa que dieron gloria a España. Avilés tiene Escuela de Artes y Oficios, Biblioteca popular circulante, cuyas lecturas fueron 19.615 en el año 1926; un periódico diario: 'La Voz de Avilés', y otro semanal: 'El Progreso de Asturias'. El Teatro Palacio Valdés es un edificio suntuoso. El hospital, construido en 1515, acaba de ser reformado con arreglo a las necesidades de hoy».
Avilés - Teatro Palacio Valdés - nº 45 ed. A. Núñez. Postal fotográfica. Todocolección. 

El bron de Miranda
Aurelio de Llano, infatigable investigador del rico acervo tradicional asturiano, estuvo durante varios días en la parroquia avilesina de Miranda y fue el primero que publicó un vocabulario del bron, el dialecto jergal de los caldereros. Así lo describe en su libro: «Los turistas encuentran buenas comodidades en esta villa circundada de pueblos pintorescos, entre ellos Miranda. Desde tiempo muy antiguo, casi todos los habitantes de este lugar, el día primero de octubre, se desparraman por Asturias, Galicia y Castilla ejerciendo el oficio de caldereros y regresan a sus casas el primero de julio. Hablan entre sí una jerga llamada bron. A principios de julio de 1920, andaba yo por estos contornos recogiendo material folklórico, y en un establecimiento de Avilés oí a una joven hablar con su marido empleando un lenguaje desconocido para mí». Luego me dijo la joven, que estaban hablando en bron.
-¿Y quiénes usan esa jerga?- le pregunté.
-Los xagos de un garo chipeno muy xiro que se trova cerca del garo forxe; moi tróvome filluma de un xagó y garlio el bron. ¿Lo entiende?- dijo riendo graciosamente.
-Lo entenderé si usted lo traduce. Y tradujo:
-Los caldereros de un pueblo muy bonito que está cerca de esta villa; yo soy hija de un calderero y hablo el bron.
«Al día siguiente fui a Miranda, estuve allí algún tiempo y logré, no sin trabajo, recoger y publicar el vocabulario del bron. A los caldereros no les ha gustado que yo divulgase esta jerigonza, que tiene algunas palabras iguales a las que hablan los ciegos. Estas formas idiomáticas no responden a un lenguaje común».
Aurelio de Llano Roza de Ampudia con una guapa moza llanisca intérprete del baile romancístico de "El pericote". Saber más... cuestadelzarzal.blogia.

El concejo de Castrillón
Tras su recorrido por la villa de Avilés y la parroquia de Miranda, Aurelio de Llano se dirigió al vecino concejo de Castrillón por el camino de la costa. «Salgo de Avilés por la carretera trazada sobre el borde de la ría. Al llegar a San Juan de Nieva el camino entra en un bosque de pinos; las pugas de sus hojas rasguean el aire y le arrancan sonidos misteriosos. En las ondas flotan olores de musgo y resina. A través de la apretada vegetación pasan adelgazadas las voces frescas de las olas que se desgranan a los pies del pinar. Se abre el espacio inundado de luz y aparece Salinas, la riente playa de Avilés, a la que también se llega por un tranvía que arranca de Villalegre y termina en Piedrasblancas. La playa tiene una longitud de cinco kilómetros. En ella se reúne numerosa y distinguida colonia veraniega en cuyo honor celebra suntuosas fiestas el Real Club Náutico, inaugurado el año de 1916. Entre Salinas y Arnao, lugar donde se desarrolla importante industria de zinc, digna de ser visitada, hay pedazos de carretera trazados al borde del mar. Queda atrás Piedrasblancas; junto a este lugar está la iglesia de Laspra en la que se conserva una ventana mozárabe de principios del siglo X; tiene dos arquillos gemelos y por parteluz una columna sin capitel, y otra media a cada lado. El camino corta un paisaje ondulado cubierto de vegetación de terciopelo verde». Así finaliza la estancia de Aurelio de Llano en la comarca avilesina.

Iglesia de los padres franciscanos antes de 1928. FOTO MUÑIZ. El Comercio.

FUENTE: El Comercio. Publicado por este diario el lunes 09-02-2009 y lunes 16-02-2009. Ver enlace1 -Ver enlace 2.
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AUTORES.

Más de 130 años al servicio de Asturias. EL COMERCIO lanzó su primer ejemplar el 2 de septiembre de 1878 y en 1995 incorporó La Voz de Avilés, el periódico histórico de la villa fundado en 1908. También en el mismo año se integró en Vocento. Es el periódico más leído en Gijón y el segundo del Principado. EL COMERCIO edita varias ediciones: Asturias, Cuencas y Oriente, además de La Voz de Avilés. Sus lectores disfrutan de una renovada oferta de suplementos y complementa el día a día de la provincia con la aplicación ‘Vive Gijón’. Una guía de la ciudad en la que se puede encontrar cualquier punto de interés en función de la localización del usuario. La mejor forma de vivir Gijón desde dentro la proporciona EL COMERCIO. Además, el diario cuenta con un potente posicionamiento multimedia gracias a su portal online. FUENTE

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