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2 de noviembre de 2018

Historia, Vida cotidiana y anécdotas de una moneda (II)

Historia de la Peseta
1 de julio de 1884, 100 pesetas
Las diferentes emisiones de moneda realizadas por los reinados y gobiernos que se sucedieron a partir de 1869 fueron acompañadas de un sobrenombre
1 de julio de 1884, 1.000 pesetas
Estos sobrenombres han perdurado en la memoria histórica por asimilación entre las características de sus diseños y los periodos históricos en que fueron acuñadas, y han conformado la historia de la peseta.
24 de julio de 1893, 50 pesetas
El reinado de Amadeo l (1871-1873): El "Duro de Amadeo", la “Perra Gorda" y la "Perra Chica"
En 1871 fue proclamado rey constitucional Amadeo I, hijo del monarca italiano Víctor Manuel II, pero su reinado duró tan sólo dos años. La muerte del general Juan Prim, el alma del movimiento anti-isabelino y el principal defensor de la candidatura de Amadeo, debilitó la coalición política que había conseguido instaurar la monarquía constitucional de Amadeo I y éste presentó su renuncia al trono el 11 de febrero de 1873. Durante este corto reinado se acuñaron monedas de 5 pesetas (el conocido como duro de Amadeo), pesetas en plata con el diseño del antiguo Gobierno Provisional, y monedas de 1. 2. 5 y 10 céntimos en cobre. Las de 5 y 10 céntimos han pasado a la historia con los sobrenombres de "perra chica" y "perra gorda" por llevar en su reverso la efigie de un león, silueta que el pueblo confundió con la de un perro.
1 de octubre de 1886, 500 pesetas
El reinado de Alfonso XII (1874-1883): Las "Patillas" del rey
En 1875, y tras la instauración de la I República (1873-1874), el pronunciamiento de Martínez Campos consiguió el retorno de los Borbolles en la persona de Alfonso XII, e inauguró un sistema de gobierno basado en la alternancia de los partidos en el poder, conservadores y liberales, diseñado por Cánovas del Castillo, que posibilitó la estabilidad política y económica del país. En las acuñaciones que se realizaron en 1876, tras la firma de la Constitución de ese mismo año, se inscribió la leyenda Rey Constitucional en el reverso de las monedas. Las emisiones posteriores, realizadas entre 1881 y 1885, año de la prematura muerte del monarca, reflejan el retrato del rey con prominentes "patillas", al estilo del emperador austríaco Francisco José, con cuya prima se había casado el soberano español, por lo que esta moneda pasó a ser conocida como las "patillas" del rey. El retomo de los Borbones también permitió incorporar el escusón de La Casa de Borbón (de forma ovalada y con las 3 flores de lis) en el centro del escudo de España de los reversos.
1 de octubre de 1886, 1.000 pesetas
Alfonso XIII (1886-1931): "Pelón", "Bucles", "Rizo" y "Cadete"
Tras la muerte de Alfonso XII, María Cristina de Habsburgo asumió el reinado de España, ordenando la continuación de la moneda de Alfonso XII sin cambio alguno, a excepción de la de 2 pesetas. El 17 de mayo de 1886 nació Alfonso XIII y cesaron las acuñaciones con el nombre del padre, excepto en la de 5 pesetas. La primera peseta se acuñó en 1888, cuando Alfonso tenía sólo dos años, por lo que se popularizó con el nombre de "pelón". En 1891, y con motivo de actualizar la imagen del rey en todas las monedas de plata y oro, se autorizó el segundo modelo, conocido como "bucles". El modelo con el retrato del rey, llamado "rizo", fue acuñado en 1896 y representa a Alfonso XIII con 9 años de edad. A éste le siguió el conocido entre los coleccionistas como "cadete", con el monarca con 14 años y vestido de uniforme militar. El reinado de Alfonso XIII supuso, a la vez, la culminación del proceso de "Restauración" mantenido por Cánovas del Castillo desde 1873 y el derrumbamiento de los fundamentos políticos del régimen monárquico, salvado momentáneamente por el golpe de estado del General Primo de Rivera hasta desembocar en la proclamación de la República de 1931. Todos estos cambios políticos y sociales se vieron reflejados en la moneda, que fue perdiendo valor intrínseco. Durante el largo reinado de Alfonso XIII, los metales, desde el níquel al latón, comenzaron a desbancar a la plata, pero las monedas emitidas desde 1888 hasta 1930 reflejaron la evolución histórica del país, caminando hacia el Modernismo.
1 de junio de 1889, 50 pesetas
La II República (1931-1939): La "Rubia"
La Fábrica de Moneda y Timbre funcionó con normalidad desde la proclamación de la República, en 1931, hasta el comienzo de la guerra, cuando fue evacuada a la zona de Levante. Allí se construyeron nuevas fábricas de producción: La “Factoría B" de Valencia para la fabricación de billetes, la “Factoría C” de Castellón para monedas, y posteriormente en 1938, la “Factoría D” de Aspe para la producción de discos de cartón. El movimiento artístico de esta época, reaccionario contra el inmovilismo del diseño clásico, se manifiesta en los grabados, que ya al final de la dictadura de Primo de Rivera, en 1930, anuncian la llegada de la República mediante simbología desprovista de connotaciones monárquicas. La moneda acuñada en 1933, de diseño clásico y simbología tradicional, es una muestra de la primera acuñación del nuevo régimen. En ella se representa la “nación soberana” con una figura de mujer, renaciendo en el anverso: La “Hispania” de las antiguas monedas del emperador romano Adriano. Las acuñaciones de moneda propias del nuevo sistema de gobierno comenzaron a los dos años de proclamarse la República. Las primeras acuñaciones, más tradicionales y con ausencia de mensajes revolucionarios, fueron poco a poco sustituidas tras la Guerra Civil de 1936.
1 de junio de 1889, 100 pesetas
Entonces, nuevos formatos, metales y diseños más revolucionarios muestran la incipiente crisis del país. 
El precipitado traslado de la Fábrica de la Moneda a las nuevas instalaciones de Castellón y Aspe, y los deficientes medios de producción allí disponibles, también quedan reflejados en las acuñaciones siguientes, para las que hubo que improvisar cuños con troqueles antiguos que produjeron monedas defectuosas. Una vez reubicada la fábrica en Castellón se decidió cambiar el diseño de 1 Peseta. En 1937 la "Hispania” sentada con una rama de olivo en la mano de las monedas de 1933 fue sustituida por una cabeza desnuda de mujer en el anverso y un racimo de uvas en el reverso. Este diseño, llamado “uvas", fue denominado popularmente como la “rubia" al asimilar el pueblo la melena del busto femenino con la aleación de cuproníquel de color dorado que se utilizó para su fabricación.
24 de junio de 1893, 25 pesetas
La Guerra Civil (1936-1939)
La Guerra Civil de 1936 abrió una nueva etapa en la vida republicana, quedando reflejada en los diseños de las monedas de nuevos metales incorporados al sistema monetario de España. La precaria situación económica que se vivía en el país como consecuencia del desastre político y social desemboca en la utilización de materiales más simples y baratos, que además se acompañan de reducciones en el tamaño y formato de las monedas. El diseño de las monedas también se ve claramente afectado por las corrientes políticas. La tradicional imagen monárquica desaparece: escudos, blasones y efigies reales son paulatinamente sustituidas por distintivos de caracteres revolucionarios o representativos del gobierno que las ampara. La pobreza de los materiales utilizados para las acuñaciones durante el periodo de la Guerra Civil española facilitaba el rápido deterioro de las piezas, con el continuo desgaste de la circulación diaria de monedas.
24 de julio 1893, 50 pesetas
El sistema de producción provocaba irregularidades en los troqueles que paulatinamente degeneraban el producto final con muchas imperfecciones y fallos mecánicos. La búsqueda de nuevos metales para un mejor resultado era constante, a pesar de la escasez de materias primas existentes en el mercado. El Consejo de Euskadi emitió para su territorio una serie completa de monedas de níquel recogidas en valores de 1 y 2 pesetas, con fecha de 1937. El Consejo de Menorca, por su parte, emitió en 1937 una nueva serie compuesta por monedas de 5, 10 y 25 céntimos, y de monedas de 1 y 2,50 pesetas. El Ayuntamiento de L' Ametlla del Vallès (Barcelona) realizó también una serie completa de cinco valores compuesta por monedas de 5, 10 y 25 céntimos, y de monedas de 1 y 2.50 pesetas, alternando el uso de dos metales diferentes: el aluminio y el latón.
24 de julio 1893, 100 pesetas
El Gobierno de Francisco Franco (1939-1973): Las Pesetas "Del Uno"
La Guerra Civil de 1936-39 asoló el sistema económico, quedando reducida a un conjunto de monedas de todas las épocas. Las viejas monedas de plata y cobre de las monarquías y el Gobierno Provisional circulaban como elementos de trueque según su peso y metal. Tras la guerra, el ejército precisaba una reserva de metales nobles para pagar la reconstrucción del país. Para ello Francisco Franco promulgó una ley el 20 de enero de 1939 que privó de curso legal a todas las monedas de plata, ordenando la entrega inmediata del metal. Se fundieron 2.800 toneladas de monedas de plata, acuñadas desde la instauración de la peseta como unidad monetaria en 1868. Pero los motivos económicos y de abastecimiento de materias primas dificultaban la acuñación de las nuevas monedas con materiales previamente utilizados. El departamento técnico de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (F.N.M.T.) resolvió la situación eligiendo la moneda de 1 Dinar de Yugoslavia, dura, resistente y compuesta por una aleación de 90% de cobre y 10% de aluminio, la futura base del sistema monetario español durante casi 25 años.
1 de mayo 1895, 1.000 pesetas
Esta moneda, diseñada por Carlos Mingo, jefe de la F.N.M.T., fue la primera moneda oficial del nuevo régimen y comenzó su circulación el 18 de marzo de 1944. En estas pesetas aún no aparece la efigie de Franco, tan sólo la expresión de su valor en el anverso, por lo que pasaron a conocerse popularmente como "las del uno". Anteriormente, en 1940, se había aprobado también la circulación de la moneda de aluminio de 5 y 10 céntimos, con un jinete con lanza en el anverso. La progresiva recuperación económica de España alentó la creación de un amplio sistema monetario que pretendía prestigiar la moneda española con materiales más extravagantes y la incorporación de la imagen del jefe de Estado.
2 de enero de 1898, 50 pesetas
FUENTE: NURIA HOYOS Y ROBERTO SERRANO. (La Voz de Asturias)
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