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5 de julio de 2016

Toribión de Llanos del Somerón (Lena-Asturias) y la caza del oso (y II)

Breve historia de la caza del oso en Asturias    
Dibujo de oso pardo de Gonzalo Gil. Foto Archivo. 
La caza del oso en Asturias se recoge desde tiempos inmemoriales, asociada muchas veces a creencias y leyendas muy arraigadas en nuestra sociedad tradicional
La caza del oso. Ilustración del libro “Viaje ilustrado a las cinco partes del mundo”. Foto coloreada. (...). Saber más... Llanos del Somerón.

Basta recordar cómo en los orígenes del Reino Asturiano ya surge la imagen del oso temible, como bestia capaz de matar al mismo Favila, a quien se le suponían los atributos de fuerza y valor que iban unidos a la figura del rey guerrero. Así, los principales cazadores de osos se recuerdan mitificados, rodeados de leyendas e imágenes heroicas. El peligro que suponía perseguir y abatir a la fiera otorgaba gran mérito a quienes lo conseguían. Eran considerados hombres fuertes y valerosos, merecedores del respeto y admiración popular. Lobos, zorros, y otras alimañas eran perseguidas incansablemente, pero sin duda el oso fue siempre considerado el mayor de los trofeos. Destacaron numerosos nobles e hidalgos asturianos aficionados a la caza de este animal, a quienes se les reconoce gran destreza en este arte venatorio. Practicaban dos modalidades. Una de ellas consistía en hacer batidas en campo abierto ayudándose de perros para perseguir al animal, que finalmente era abatido con venablos o ballestas y, posteriormente, con armas de fuego como arcabuces o mosquetes.
Lobo- dibujo de Gonzalo Gil. (Archivo del Blog)
Lobos, zorros, y otras alimañas eran perseguidas incansablemente, pero sin duda el oso fue siempre considerado el mayor de los trofeos. Destacaron numerosos nobles e hidalgos asturianos aficionados a la caza de este animal, a quienes se les reconoce gran destreza en este arte venatorio. Practicaban dos modalidades. Una de ellas consistía en hacer batidas en campo abierto ayudándose de perros para perseguir al animal, que finalmente era abatido con venablos o ballestas y, posteriormente, con armas de fuego como arcabuces o mosquetes. Pero lo que más debía estimular a los aguerridos cazadores era la práctica del cuerpo a cuerpo. Consistía en buscar a la fiera en su propia cueva, provocándola para salir. Cuando el oso se abalanzaba sobre el matador, éste le arrojaba un capotillo a los ojos y se abrazaba al animal para que no pudiese alcanzarlo con sus garras o sus fauces. A la vez, le clavaba una lanza o puñal en el pecho, hasta que cayese abatido.  Pero también se utilizaron cepos y otras trampas. Los pozos fueron construidos principalmente para capturar lobos, aunque también caerían osos. Se trataba de profundos fosos ocultados por ramas y follaje. La alimaña era atraída por un cebo y una vez que se precipitaba al hoyo ya no podía escapar y era abatida por los lugareños con lanzas o incluso a pedradas. 
Dibujo de "Pozu Llobar" (poz trampa para cazar lobos). Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.

El oso fue estigmatizado y considerado una bestia perniciosa. Se le acusaba de provocar daños en los ganados, en los cultivos y, especialmente, de destruir  las colmenas. Pero también era una captura cotizada por su piel, con la que se manufacturaban alfombras, adornos, monturas y prendas de abrigo. El famoso unto (untu), la grasa del oso, era muy  apreciado por sus propiedades curativas, especialmente de las afecciones reumáticas. No tanto la carne, considerada algo blanda y oscura. La caza del oso y otras alimañas no fue únicamente un divertimento para nobles. Fue también una actividad lucrativa de la que muchos labradores y modestos hidalgos se aprovecharon para mejorar su frágil posición económica pues cada captura era recompensada. 
Caza del oso, hacia 1924. Cazadores de El Fontán, Tineo, junto al oso que cazaron en la parroquia de Sierra, Cangas del Narcea. Secciones: Naturaleza y paisaje. Imagen 66 de 439. Foto coloreada. Memoria Digital de Asturias. 

Así, entre 1745 y 1843 la Junta General del Principado fomentó la matanza de todo animal considerado dañino, especialmente la del oso, recompensando cada pieza abatida con un premio de aproximadamente 60 reales de vellón el ejemplar adulto (15 si se trataba de una cría). Una vez mermada la población osera se dejaron de pagar las capturas, pero se continuó persiguiendo al animal, tanto por su finalidad práctica para evitar daños como por los beneficios que reportaba la venta de la piel, el unto y la carne. Numerosos cazadores se recuerdan en Asturias, cuyas peripecias resuenan con un tinte novelesco, casi épico, entre los siglos XVIII y XIX: Juan Díaz-Faes “Xuanón de Cabañaquinta”, Luis Faes “El Corsario”, Francisco Hortal, Manuel Álvarez “el cazador de Urría”, Juan “de Tarna”, Francisco Garrido, “Xuacón de Santiago”, “Mudín de la Reguera”,… y así otros muchos. En ninguna lista falta, con más de sesenta osos abatidos, nuestro personaje “Toribión de Llanos”

Recreación de un hombre peleando con un oso. El mejor sobreviviente, Hugh Glass. Ilustración publicada en el periódico en el momento del incidente. Foto Coloreada. (Wikimedia Commons). (...). Saber más... Ststworld.

TORIBIÓN Y EL CUERPO A CUERPO CON EL OSO              
Remontémonos a principios del s. XIX, allá por 1808. Un joven Toribión, de unos dieciséis años, abatía su primer oso. Lo hizo a cuchillo, como casi todos. Se dice que por entonces tenían fama en el Concejo de Lena Gutiérrez de Campomanes, Juan de Tiós y Hevia de La Cortina. A todos los superaría el mozo Toribión, con más de sesenta osos abatidos. Los cazaba en los montes del entorno de Llanos, especialmente en el bosque de Valgrande, que Alfonso XI ya alababa en el Libro de la Montería (s. XIV), diciendo que “Valgrande es muy real monte de osos en verano, et es uno de los grandes montes que ha en nuestro señorío”. 
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
En ese escenario Toribión protagonizó  feroces luchas cuerpo a cuerpo con el animal que acabarían por dejarlo casi inválido. Se cuenta que iba a esperarlos a las salidas, sobre todo de las cuevas. Allí los provocaba para que se asomasen. Protegido con sacos y trapos viejos, aguardaba a que el oso atacase. Entonces, ambos se fundían en un abrazo, mortal para el animal. Como el oso no dobla los brazuelos, Toribión se metía entre ellos, sabiendo que no podía clavarle las zarpas. Apretado contra la fiera, la acuchillaba a placer con un tosco cuchillo. Pero no podía soltar al oso hasta que cayese derrotado, de lo contrario, un descuido podría resultar fatal. El tevergano Ignacio Rodríguez, otro ilustre cazador de osos (99, ni más ni menos), reconocía haber aprendido esta técnica de Toribión, quien le habría transmitido “que cuanto más se acerque uno al oso, más seguro se está”. 
Pelea de hombres con osos. Grabado del libro “Wild Adventures in Wild Places”, de Gordon Stables. Muestra la práctica del “cuerpo a cuerpo” en la caza del oso en Siberia. Esta técnica, la empleada por Toribión, consistía en abrazarse firmemente al animal, evitando que éste pudiera herir con sus garras, mientras se le acuchillaba con un gran puñal. Foto coloreada. (...). Saber más... Llanos de Somerón.

Casi todos los osos los abatió “cuerpo a cuerpo”, únicamente con la ayuda de un gran puñal y su bastón.Hacia 1820, cuando ya llevaba al menos veinte muertos, pudo comprar una escopeta de chispa. Pero con ella no cazó más de una docena. Prefería combatirlos a cuchillo. Se dice que en una ocasión falló en el disparo y el animal, muy enfurecido, le ocasionó graves heridas. El caso es que a cuchillo o con escopeta a Toribión las luchas con el oso le pasaron factura. Según las crónicas de Constantino G. Rebustiello, primero quedó tuerto de un zarpazo que no pudo evitar cuando aún tenía treinta y cinco años. Luego sería su brazo izquierdo el que sufrió los arañazos de otro, quedando medio inútil. Finalmente, quedó cojo a consecuencia de una feroz pelea que sostuvo cuerpo a cuerpo en Valgrande, con el último oso que abatió. 
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
El mismo reportero afirma que Toribión, muy debilitado y arruinado, tuvo que dedicarse a la mendicidad, recorriendo los pueblos del concejo cantando coplas y narrando sus hazañas. Esto último resulta difícil de creer pues, como se ha explicado, incluso en sus últimos años no parecía estar pasando apuros económicos, permitiéndose el lujo de redimir a su hijo Gaspar de hacer el servicio militar. En cualquier caso, las hazañas de Toribión fueron célebres incluso varias décadas después de su muerte. Primero fueron Gonzalo Castañón y Escarano y el periodista Pedro Callejas (seudónimo de Tomás Suárez) quienes escribieron sus peripecias en periódicos de mediados del XIX (todavía no localizados). Más tarde, en los años setenta del pasado siglo, los reportajes del mencionado Constantino G. Rebustiello en La Nueva España y la revista Lena permitieron recuperar algunas de las historias que protagonizó. A principios del siglo pasado se incluyó su figura entras que aparecían retratadas en las cajas de cerillas de La Fosfera, alcanzando popularidad nacional, de ahí el dicho: “Hizo tantas maravillas que salió hasta en las cerillas”
Recreación de un hombre peleando enfrentándose a un oso. Foto coloreada. (...). Saber más... Llanos de Somerón.

UNA HAZAÑA DE TORIBIÓN DE LLANOS
Julio de 1820, era mediados de mes y en Llanos de Somerón, como en toda la comarca la lluvia pertinaz y abundante no dejaba a los labradores ocuparse de las faenas de la hierba. Debajo de un hórreo del lugar, entre ellos el famoso mata-osos Toribión, varios mozos del lugar mataban las horas de un domingo, cabruñando las guadañas, haciendo mangos para las azadas o entreteniéndose en otras labores, a la vez que charlaban sobre las cosas del pueblo.
- Mira, esti año nun coyemos ni un arbeyu. Esos que quedaron de venir de Uviéu, a estudiar el por qué aquí se cosechen tan tarde. Dixen que saben diferentes a los otros, cuentiquinos. Xente que nun tien que facer y quier que perdamos el tiempo.
Decía Tomás el de Colasa, buen parlanchín y excelente segador.
- ¿Y a Toribión nun y decís na? Fay lo menos dos meses que nun mata un osu. Y eso que diz que un lu hay como él en eso de cazalos.
Apuntó con sorna Joaquín el de Marcela, que siempre que podía gastábale bromas.
- Bramó el mata-osos. Miró para Joaquín y díjole:
- Calla babayu, sabes bien que nun queda unu desde Bendueños a Valgrande. ¿Quies que dexe les faenes del quempu pa ir a buscalos donde los hay?
- Eso son disculpes probes.
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
En esto los presentes, pese a tormenta, oyeron por la entrada del pueblo camino de Carraluz, unas voces desesperadas y lastimosas. Salieron todos de bajo del hórreo y tapándose con sacos fueron hacia allá. Era Miguel el Tolena que a la vez que corría iba diciendo:
- Los osos matáronme dos vaques. Dexáronme en la ruina. Nun pude cuidales por lo que chovía. Fue en el altu dando vista a Les Piñeres. ¡Hay mio madre, arruináronme!
Trataron de calmarle. Y todos juntos fueron para debajo del hórreo. Y habló Xuan el Rexidor del pueblo:

- Mirái, díxonos el alcalde el sábadu pasao en la Pola que había recibido orden, por la que debía pagar 30 reales, por cada piel de osu que se presentase en el Ayuntamiento.
Nada más decir esto todas las miradas recayeron sobre Toribión. Pero nadie se atrevió a decirle nada. Era mucho lo que llovía. Joaquín todavía tuvo homor para con sorna comentar:
- Y Toribio decía fay un momento que nun quedaban osos por aquí.
- No contestó nada el mataosos. Levantóse lentamente de la tayuela en que estaba sentado y dijo, dirigiéndose a Miguel.
- Espérame aquí. Voy a mio casa. Non tardo en venir. Y si ye verdá lo que diz el rexidor, nun tas arruináu. Les pieles, además, al vendese dan por elles un puñáu de riales.
- Vino pronto. Traía unos zuecos y unas pantalones y un chaleco ajustado, todo muy ajustado al cuerpo
Y colgando de ambas caderas dos grandes cuchillos.
- Dime donde te comieron les vaques, y por donde viste les güelles.
- Explicóselo bien Miguel. Dióle toda clase de de talles.
- Nun vayas ahora Toribión, llueve mucho y será difícil que des con ellos.
- Por mio madre, que eses fieres nun fain la digestión de les vaques.
Senén el de la Venta, Julio el del Escuyu y su hijo (el niño) Federico el Taxista de Cabañaquinta; con el oso cazado en el Gumial. (Año 1932). Foto coloreada. Ver... Pueblos Cabañaquinta (Aller-Asturias).

Y echó a caminar monte arriba, con un saco sobre la cabeza. Nadie trató de seguirle. Sabían que eso irritaría a Toribio. Y siguieron cabruñando y tratando de consolar a Miguel. Llegó al alto la Lloria y empezó a rastrear por allí. El agua apenas dejaba rastros de los osos. Pensó entonces que acaso la lluvia les hubiese hecho guarecerse en la cueva del Capitán, y hasta allí fue, cogió dos gruesas piedras y las lanzó dentro. Sintió pronto sendos rugidos. Ya los había localizado. Se puso debajo de una peña, y ató a un palo unos cordeles formando una especie de tea. Se metió dentro de la cueva, la prendió y la tiró con fuerza hacia donde estaban los osos. Estos al ahogarse con el humo pronto salieron. Y entonces Toribio se abalanzó sobre uno y desenvainando un cuchillo, se enzarzó en una feroz pelea con la fiera. El hombre buscaba el asirse contra la piel del oso, sabía que un milímetro de separación podía ser su muerte. Buscó durante unos minutos el pescuezo del animal y cuando pudo hallarlo clavó en él su arma.
AAVV Xuanón de Cabañaquinta. Otro famoso cazador de osos en asturias. (...). Saber más... Facebook: AAVV Xuanón de Cabañaquinta.
No se separó rápidamente de él. Esperó a que se fuese desangrando y cuando vio que sus brazos no tenían fuerza, le dejó caer. Siguió al otro oso. Lo provocó, y cuando se abalanzó sobre él, repitió la faena que había hecho al primero. Y otra vez Toribión cobró presa. Su cara rezumaba agua por todos los sitios. Y todo su cuerpo. Pero no sabía si de la lluvia o del sudor. Aun tuvo agallas para arrastrarlos hasta la cueva y dejarlos allí. Y reemprendió el camino a Llanos de Somerón. Ya se hacía de noche cuando entró en el pueblo. La gente impaciente esperaba el regreso del mata-osos. En la cueva del Capitán están los dos osos muertos. Mañana al amanecer dos o tres de vosotros vais conmigo, para ayudame a quitaios la piel. Toribión lo que promete lo fai. Y así salvó nuestro hombre de la ruina a Miguel. Pero Toribión al llegar a su casa llevaba el brazo derecho y la espalda llena de zarpazos. Tenía nuestro hombre 28 años y ya empezaba a sentir sobre sus carnes las huellas que en ella dejaban los osos y que le harían, cuando aún era relativamente joven, convertirse en un inválido que le obligaba a usar un carrillo de ruedas para andar.
Cazadores asturianos transportando un osezno, a la derecha el Marqués de Villaviciosa. (...). Saber más... desveda.info.

LA ÚLTIMA HAZAÑA DE TORIBIÓN DE LLANOS
Toribio García Morán, “Toribión de Llanos”, fue un personaje de leyenda. Fue el más famoso cazador de nuestro concejo de todas las épocas. Sus hazañas casi pueden compararse con las de Xuanón de Cabañaquinta. Esperaba los osos a pecho descubierto, dejándose abrazar por ellos, y cuando la fiera le tenía entre sus zarpas le clavaba su cuchillo de forma tan hábil, dándoles muerte. Otras veces provocaba a los plantígrados en sus cuevas para hacerlos salir del cubil y en la salida los esperaba con aquellas imprecisas escopetas de chispa, para abatirlos de certero disparo. Dícese que una vez falló, y el osos, enfurecido, le causó graves heridas. Hasta su muerte está rodeada de aureola y leyenda. Llanos de Somerón, a principios de siglo, era una aldea agrícola-ganadera, perdida en el valle payariego. Algo turbaba entonces la paz del pueblo. A la entrada, cerca del viejo molino que hacía funcionar un pequeño regato, duendes o brujas rondaban por la noche, decían los vecinos. Es un “miedo”. Chilla como un “furón”. Callar por Dios. Es un alma en pena. Anteayer menudo susto me dio. Las vacas no querían acercarse a la reguera. Yo oí el raro aullido. Esta y parecidas conversaciones se oían en las tertulias del pueblo. Un pueblo que vivía medroso y atemorizado. Toribión rondaba la vejez. Yo no era cazador famoso. Pero aún, pese a las huellas que en su cuerpo habían dejado las fieras, conservaba la arrogancia y fortaleza que le habían hecho famoso. 
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
Un atardecer…
- Toribión, Toribión… Por Dios, protégeme… Allí, junto al molino, las vacas escaparon, vi el “miedo”. - Es un monstruo.
- Era su esposa la que, asustada, había irrumpido en la cocina dando esos gritos.
- Cálmate mujer. Descuélgame la foz y por Dios, cálmate.
- No, no vayas. Te conozco y harás alguna de las tuyas.

La casa se había llenado de vecinos. Todos querían convencer a Toribión para que no fuese.
- Esto se acaba hoy. Quedaros y esperad.
Allí fue el legendario personaje. Las mujeres iniciaron el rezo y el rosario. Cuéntase que al poco se oyó un aullido extraño. Un grito extraterreno. Pasada media hora apareció Toribión en la casa. Venía pálido y desencajado.
- No os asustará más el miedo. Pero llamar pronto al señor cura; yo me muero.
Nadie arrancó una palabra más a Toribio. Cayó en cama y falleció pocas horas después.
Aún pasó mucho tiempo antes de que nadie se atreviese a rondar el molino de noche. Pero jamás se supo que allí se escondiese ningún otro misterio. Toribión se fue a la tumba aquella noche sin querer revelar el enigma. En Llanos esta leyenda se transmite de padres a hijos, y cientos de veces se cuenta y narra la muerte de Toribión en las esfoyazas o en las tertulias que se forman en las largas tardes invernales.
La persecución de fieras en Asturias, era considerada una necesidad social no hace tantos años. Foto Francisco Márquez. Fotógrafo en el libro 'El oso Pardo Cantábrico de la FOP. Fundación Oso Pardo 
FUENTE: CONSTANTINO G. REBUSTIELLO. Revista Lena, (Robustiello firmaba como Lin de Roces). TORIBIÓN DE LLANOS Y LA CAZA DEL OSO. Publicado por “LLANOS DE SOMERÓN/CHANOS DE SOMERÓN” el 31-10-2014. Ver enlace.
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LECTURA RECOMENDADA.


Ver artículo relacionado del Blog de Acebedo de fecha 16 de marzo de 2016: Los plantígrados abundaban en Asturias y eran codiciadas piezas de caza
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AUTORES.

Constantino G. Rebustiello. Histórico corresponsal de prensa de Pola de Lena, Robustiello tenía pasión, por su tierra, por sus gentes y por contar sus historias. Ése era el gran secreto de cronista y corresponsal del concejo lenense. Constantino G. Rebustiello falleció en marzo de 1981, pero su recuerdo perdura en Lena mucho más allá de la calle que lleva su nombre en la capital del concejo. En sus numerosos escritos y colaboración con revistas como “Lena”, utilizaba el seudónimo de «Lin de Roces». Fuente: La Nueva España.

El blog del pueblu de los arbeyos. LLANOS DE SOMERÓN / CHANOS DE SOMERÓN
 en asturiano, es una parroquia del Concejo de Lena, en el Principado de Asturias. El lugar de Llanos de Somerón es actualmente la única Entidad Singular de Población de la parroquia. Se encuentra en un rellano soleado del Valle de Pajares, a una altitud cercana a los 900 msnm y distante 19,2 km de la capital del Concejo, Pola de Lena. (...). Llanos de Somerón es popularmente conocido por sus famosos “arbeyos” (arvejos). (...). Dispersos por el pueblo encontramos varios caños, fuentes y lavaderos, así como nueve hórreos y otros ejemplos característicos de arquitectura tradicional asturiana.  Fuente: BLOG LLANOS DE SOMERÓN / CHANOS DE SOMERÓN. Foto: Facebook: Llanos de Somerón / Chanos de Somerón.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto: Wikipedia  Twitter.

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA).
 La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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1 comentario:

  1. Mi padre fue minero en Asturias en 1945 y ya se contaban estas historias que luego me contó a mí de niño.
    Muchas veces era como demostración de hombria y fuerza.
    Hay otra historia de un chaval muy fuerte que cuando llego la polvora a Asturias para las minas, hicieron una prueba sobre un pedrusco muy grande que habia en el pueblo y aquel chaval se agarro a la piedra diciendo algo así como que voy a apretar tan fuerte que ni la polvora rompera la piedra, el resultado fue que el chaval de las heridas quedo gravemente herido.
    Son hechos reales, supongo que muy dificil de confirmar.
    Mi padre trabajo en el POZO MARIA LUISA

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