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9 de octubre de 2015

La dieta cotidiana de nuestros antepasados

Un menú de maíz
Recreación de la construcción de la Vía Carisa (Fuente: CIVICA). La primera y principal vía de comunicación romana de Asturias, construida probablemente durante los períodos estivales de los años 26-25 a.C. la Vía Carisa debe su nombre a Publio Carisio, el legado de Octavio Augusto entre los años 26-22 a. de C., quien ordenó su construcción. (...) Saber más... Asturias de cerca. Y web: Viator Imperi, de Sergio Geijo.

En el corazón del verano del 2015, leo en este mismo diario la denuncia de Xulio Concepción: al parecer, a pesar de sus reiterados avisos a quienes están obligados a cambiarlo, un panel explicativo de la vía romana de La Carisa sigue informando a los visitantes de que los astures consumían allí maíz, obviando que este cereal no llegó a Europa hasta el descubrimiento de América
Ilustración de Alfonso Zapico. Alfonso Zapico (Blimea, San Martín del Rey Aurelio, Asturias, 1981) es un historietista e ilustrador español. En 2012, su novela gráfica Dublinés fue galardonada con el Premio Nacional de Cómic. Entre otros trabajos es de destacar su ambiciosa obra, La Balada del Norte. Saber más… WIKIPEDIA.
La Nueva España.
El querido y admirado investigador lenense insiste inútilmente en su queja y me uno a su lamento; pero hoy no quiero cargar más las tintas sobre la colección de despropósitos que rodean a este yacimiento, lo que pretendo es aprovecharme del melón que ha abierto Xulio y contarles de qué productos disponían realmente en su dieta nuestros antepasados hace dos mil años. Como norma general podemos aceptar que el predominio de la agricultura y la ganadería en esta zona apenas se vio alterado por la gran actividad minera que sí transformó el paisaje del occidente asturiano y siguió desarrollarse según la clásica división entre sexos de los pueblos prerromanos, que hacía a las mujeres ocuparse de la tierra y de la casa y a los hombres de la guerra y las razzias, que en esta caso se lanzaban sobre las aldeas del otro lado de la cordillera. 

Familia del noroeste peninsular (galaicos, astures, cántabros etc.). Facebook. Ilustraciones Históricas.

La abundancia de algunos recursos naturales y la facilidad para su obtención hicieron que la forma de explotar la tierra casi no sufriese variación desde los inicios del neolítico ni en la siembra ni en la recolección. De hecho, siempre se ha mantenido que una de las novedades que trajo consigo la romanización fue la introducción de técnicas y aperos más modernos, pero aquí estos tuvieron que adaptarse tanto a las características del terreno montañoso como al pequeño tamaño de las parcelas que se podían disponer para el cultivo alrededor de los castros. Las características del suelo en la Montaña Central y la cicatería de la Administración con estos temas hacen difícil cerrar un registro de semillas o polen que nos permita conocer cuales fueron los cultivos más desarrollados y no nos queda más remedio que recurrir al paralelismo con lo que se ha hecho en otras zonas próximas y a la comparación con las actividades agrícolas mejor documentadas para el final de la Edad Media e incluso los inicios de la Edad Moderna en el Nalón y el Caudal. Basándonos en este conocimiento parece que podría estar extendido el sistema de rozas, documentado en la Asturias medieval, que consiste en quemar el monte para cultivar después utilizando las cenizas como abono, y así lo indican los estudios que se han hecho últimamente y que certifican su empleo desde época alto-imperial.  
Las investigaciones arqueológicas sobre semillas y muestras de polen nos acercan en gran medida a lo que podía ser una dieta tipo de las sociedades castreñas de la Edad del Hierro antes de la llegada de los romanos. FUENTE: «LA CULTURA CASTREÑA ASTURIANA». “COAÑA, EL CASTRO PERFECTO”. Libro nº 2. Págs. Desde la 6 a la 39. Textos de Eduardo García. Asesoramiento científico: Ángel Villa Valdés. Fotografía de Miki López. La Nueva España. Transcripción: El Blog de Acebedo.

A partir de aquí, sabemos que lo más extendido sería el centeno, que precisa pocos cuidados y tiene la doble utilidad de proporcionar paja para el ganado y para la techumbre de las cabañas. Otros cereales que se cultivaron en la economía castreña fueron la escanda y la cebada en los castros emplazados a mayor altura y la avena y el mijo en los más bajos; también eran abundantes los guisantes y las habas y posiblemente algunas especies de uva autóctona. En cuanto al trigo, algunos investigadores mantienen que no se cultivaba y en cualquier caso no se hacía pan con él, ya que éste lo obtenían únicamente de las bellotas, basando su opinión en un texto del geógrafo griego Estrabón. Para él, la forma de vida de todos los pueblos del Norte de Hispania era similar y se basaba en la recolección de frutos silvestres. La opinión de otros, entre los que se encontraba el malogrado arqueólogo José Luis Maya, es sostener su abundancia en el occidente de Asturias a partir del hallazgo en Portugal y Galicia de depósitos de grano dentro de algunas cerámicas, pero esta circunstancia es más difícil de aceptar para el clima de las Cuencas. Seguramente los pueblos del norte vivían la mayor parte del año de estas bellotas que trituraban y después molían para hacer pan que conservaban largo tiempo.
Castro de Peña Tayá en El Vescón (Mieres). Debido a su emplazamiento, el Castro de Peña Tayá puede estar vinculado al vial romano que recorrería las vagas del río Caudal, a pesar de presentar un origen anterior. El castro cuenta con dos fosos y con una escasa superficie interior, debido a esto se le considera como un “castro-torre”. La superficie protegida por la que se extiende el castro es de unos 1.000 metros cuadrados, según la Carta Arqueológica de Asturias. (...). Saber más... Ayuntamiento de Mieres.

El hallazgo de molinos que avalan esta hipótesis es relativamente frecuente en los castros asturianos y precisamente en el territorio que nos ocupa contamos con un magnífico ejemplo, el del castro de El Bescón, que yo mismo he estudiado y que apareció en el caserío de ese nombre, a la altura de Mieres y a unos 270 metros de altitud sobre la ladera izquierda del río Caudal. Se trata de la parte inferior de un molino circular (un catillus) que se conserva en el Tabularium Artis Asturiensis de Oviedo: tiene un diámetro de 0´35 m y una perforación central de 0´22 con un agujero lateral destinado a recibir el enmangue y su originalidad estriba en que presenta su perímetro decorado con un dibujo poligonal complementado con dobles círculos labrados en franja horizontal, lo que lo convierte en una pieza escasa en Asturias, junto a otra procedente de La Picona, de Ricabo (Quirós) y un par de ejemplares de Coaña. En el mismo lugar -una cuadra cercana al castro o torre prerromana de Peña Tayá- también he localizado otra pieza circular, sin decoración, que aún sirve de sustento a un poste de madera y que puede tratarse de otra de estas piezas. 
Molinos giratorias y morteros labrados sobre piedras cúbicas de gran tamaño con una o varias cazoletas.. Imagen del Tríptico del castro de Coaña. Gobierno del Principado de Asturias. El Blog de Acebedo.
De ser así, incidiría en la importancia de la molienda en el mismo hábitat; además, en otro castro cercano, La Llana´l Rebuyu, se ha encontrado una piedra caliza con perforación única, que Maya relacionaba con otra del nivel romano de La Campa Torres, en la costa gijonesa. La toponimia, tan valiosa para estudiar algunos aspectos de la historia, en este caso debe tomarse con precaución ya que son multitud los nombres de aldeas, prados, montes y lugares de todo tipo que se relacionan con los productos agrícolas que les he citado hasta ahora, pero a veces podemos llamarnos a engaño, ya que por ejemplo fueron los romanos quienes nos trajeron la pera (La Peruyal); la cereza (La Cerezal); la nuez (La Nozal) e incluso nos sorprende conocer que un producto tan familiar y querido por los ilustrados como la avellana (Ablaneo) no llegó a España hasta la Edad Moderna. En cuanto a la ganadería, es conocido que la base de la alimentación de los astures era la carne, muchas veces obtenida por una actividad ganadera que, al contrario de lo que ocurría con la agricultura, si alcanzó un gran desarrollo, teniendo siempre en cuenta que la trashumancia fue habitual entre los astures, que hasta el siglo I de nuestra era se movían por los montes cercanos a su hábitat en busca de pastos para el ganado.
Recreación de la vida cotidiana alrededor del castro. Museo Arqueológico de Asturias. La Cultura Castreña Asturiana. Tomo 1. Mil años en el castro. Pág.7. Textos de Eduardo García.  Asesoramiento científico: Ángel Villa Valdés. Fotografía de Miki López. La Nueva España. Transcripción: El Blog de Acebedo.
La caza se practicaba aquí sin grandes complicaciones, dada la abundancia de toda clase de piezas (aves, conejos, zorros, lobos, osos?) y parece que únicamente con el objetivo de aportar comida a los núcleos familiares, aunque acabaría convirtiéndose en una actividad de recreo para los invasores romanos. Estrabón escribe también sobre la importancia de la carne de cabra en los pueblos montañeses, vinculándola con un ritual de sacrificios religiosos y cita la calidad que tenían los jamones cantábricos, seguramente obtenidos de nuestra raza autóctona. Parece que también fue frecuente la cría de jabalíes, de los que se sacaba la grasa para sustituir al aceite, mucho más apreciado y difícil de conseguir; además se criaban vacas, que aportaban leche, carne y pieles; ovejas nativas de las que se también se aprovechaba su lana para los sayos, que eran la vestimenta más común, y aves de corral. El ganado se alimentaba, lógicamente además del pasto libre, con las bellotas y el centeno que a la vez servía a la dieta de las personas. Aunque la primera representación animal que conocemos en la Montaña Central es un pequeño becerro de bronce encontrado en Peña Rubia, Riaño (Langreo), fundido ya en época romana, el caballo asturcón fue sin duda el animal más querido por los astures. 
Lamina de Asturcón de Gonzalo Gil para La Voz de Asturias en 1992. Enciclopedia de la Naturaleza de Asturias. (Foto Archivo)
La ausencia de restos óseos equinos en los castros parece indicar que no se consumían como alimento y este respeto tal vez llegó a tener en ocasiones un carácter religioso, como queda de manifiesto por su presencia en las estelas funerarias de uno de los pueblos astures, los vadinienses, en el siglo III. Luego, los romanos vieron a estos animales con otros ojos y parece que incluso los exhibieron en Italia en alguna ocasión dentro de aquellos juegos populares que tanto gustaban a los ciudadanos del Imperio. Otra actividad complementaria sería la pesca, favorecida también por la amplia red hidrográfica de la zona y la abundancia de buenos ejemplares, sobre todo, como supondrán, de salmones. Aquí, como siempre, dada la carencia de excavaciones en nuestros castros, debemos limitarnos a suponer que sucedía lo mismo que en otras zonas, y asumir el paralelismo con Coaña o Mohías, donde son frecuentes los hallazgos de restos de espinas, aún teniendo en cuenta que se usarían diferentes técnicas por la proximidad a la costa de estos asentamientos Como no queda más espacio, acompañen los platos que puedan sacar de aquí con sidra y no le añadan arroz, ni tomate, ni patatas, ni, por supuesto, maíz y verán que no se corresponde con los que se ofrecen en alguna fiesta como "menús astures" y que en ocasiones rematan con un postre de castañas y? ¡piña! La próxima semana, si les parece, ya puestos, les contaré como eran las primeras actividades económicas de nuestros ancestros.
Mujeres astures buscando pepitas de oro. ESPERANZA MARTÍN - MÓNICA ÁLVAREZ. Diario de León.
FUENTE: ERNESTO BURGOS-HISTORIADOR. Publicado por La Nueva España el 15-09-2015. Ver enlace.
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AUTORES.

Ernesto Burgos Fernández (historiador). Nació en Mieres (Asturias) el 7 de julio de 1957. Historiador, columnista y biógrafo, éstas son algunas de las facetas de un Ernesto Burgos que rescata con talento personajes y anécdotas de nuestra historia. Un notorio investigador y gran divulgador. Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1979). Diploma de Estudios Avanzados en Arqueología Histórica («La romanización en las cuencas mineras del sur de Asturias» 2006). Profesor de Educación Secundaria, ha trabajado en los institutos «Juan de Herrera» (Valladolid), «Sánchez Lastra» (Mieres), «Camino de La Miranda» (Palencia), «Valle de Aller» (Moreda) y desde 2006 en el IES «Mata Jove» de Gijón. En el año 2016 el reconocido historiador mierense fue distinguido con el reconocido galardón anual de “Mierense del año”. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Coautor de los libros de texto «Entre amigos» (Conocimiento del Medio) para Asturias y Cantabria (2002); coordinador de la revista de Ciencias Sociales «Cuadernos de Mieres» (2001-2002); experto en la cultura y la historia de las cuencas mineras asturianas. Ha impartido varios cursos sobre el patrimonio arqueológico de Aller, Lena y Mieres y defendido ponencias sobre su temática en jornadas y congresos. Desde los años 70 escribe desinteresadamente artículos para numerosas publicaciones, álbumes y periódicos locales (Esquisa, Mieres 30 días, La Voz de Ujo, Camín de Mieres, Mieres, El Carbón, Por tierras del Caudal, Aula de Paz…). Ha sido pregonero en las fiestas de Santa Bárbara (2002); La Teyerona (2006); San Xuan de Mieres (2007) y Santa Cruz (2011). Histórico militante republicano. Secretario General de Izquierda Republicana en Asturias (1992-2002); miembro fundador del Partido por la III República (P3R) y actualmente vicepresidente del Ateneo Republicano de Asturias. Biógrafo de los revolucionarios mierenses Manuel Grossi Mier («Cartas de Grossi». 2009) y Jesús Ibáñez («Y el verbo se hizo furia». Semana Negra 2010), también ha prologado a varios autores asturianos. Colaborador del diario asturiano La Nueva España, donde ha firmado las series: «El patrimonio de Las Cuencas» (1998-2000); «100 años de historias y andanzas» (2000-2002) y «Los personajes de nuestra historia» (2003-2004). Desde febrero de 2005 mantiene ininterrumpidamente la página semanal «Historias heterodoxas». FUENTE.

Alfonso Zapico (Blimea, Asturias, 1981). Historietista e ilustrador freelance. Profesional gráfico desde el año 2006. Trabaja en proyectos educativos del Principado de Asturias (Aula Didáctica de los Oficios) e impartido talleres de ilustración en centros educativos de Asturias y Poitou-Charente (Francia).  Realiza ilustraciones, diseños y campañas para diversas agencias de publicidad, editoriales e instituciones. Es ilustrador de prensa en diarios regionales asturianos (La Nueva España, Cuenca del Nalón, Les Noticies…).  Se estrena en 2006 con un álbum de corte histórico para el mercado franco-belga, La guerra del profesor Bertenev (Dolmen, 2009). Su primer trabajo publicado directamente en España es Café Budapest (Astiberri, 2008), donde se mete de lleno en una ficción determinada por los orígenes del todavía no resuelto conflicto palestino-israelí. Acto seguido apuesta por recrear en cómic la vida de James Joyce, Dublinés (Astiberri, 2011), que gana el Premio Nacional del Cómic 2012 y a raíz del cual surge el cuaderno de viaje La ruta Joyce (Astiberri, 2011).  Vive en la localidad francesa de Angouléme, donde, tras realizar El otro mar (Astiberri, 2013) a caballo de su Asturias natal, a la que vuelve con regularidad, se encuentra preparando su nueva y ambiciosa obra, “La balada del norte”, que constará finalmente de cuatro tomos.  Esta magnífica obra es un auténtico tesoro de la novela gráfica española y refleja la negrura de los valles mineros de Asturias de los que surgen personajes luminosos, y bajo el ruido atronador de las minas de carbón se escucha el susurro de una canción antigua. Los viejos y nuevos tiempos chocan brutalmente poniendo a prueba al protagonista, pronto a la Humanidad entera. Éste es el sonido de "La balada del norte". En un paréntesis, entre el segundo y tercer volumen de La balada del norte, Zapico completó Los puentes de Moscú (Astiberri, 2018), para mostrar de nuevo su faceta como reportero gráfico al poner el micro al diálogo entre el político Eduardo Madina y el músico Fermín Muguruza. Sus libros han sido traducidos al inglés, francés, alemán o polaco. (…). Foto Wikipedia - Twitter

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

“El único deber que tenemos con la historia es reescribirla”. (Oscar Wilde)

El Blog de Acebedo se adentra en la historia de nuestra tierra, TODO SOBRE ASTURIAS, MIERES Y CONCEJO. navegar en este blog, es conocernos mejor a nosotros mismos y nuestra dilatada historia. Como decía el poeta mierense Teodoro Cuesta García-Ruiz (09/11/1829 – 01/02/1895), “soy d´esa villa y á honra tengo haber nacío n’ella”. FUENTE. El Blog de Acebedo.

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NOTA: Los nombres de los autores aparecen en el pie de cada imagen o al final de cada artículo, si no es así, se debe a que es un dato que se desconoce, así que, si algún autor la ve en este blog, le rogamos que se ponga en contacto con El Blog de Acebedo para hacerlo figurar o para borrarla si es su deseo, porque es justo reconocer a los autores.

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1 comentario:

  1. Collaciu, acabo de encontrar por casualidá esti blog que ya enlazo al míu, con toa xusticia. Te admiro por esa capacidá pa divulgar las cosas más serias y difusas con la palabras y precisiones más adecuadas. Ya está bien de teorías fantásticas y de márquetin periodísticu y publicitariu. Como tienes una amplia documentación detrás, por lo que veo, bien está que se divulguen estas páxinas. Gracias asgaya por tu trabayu.

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