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15 de marzo de 2015

Un edificio «singular» dentro del casco urbano mierense

"Las Meninas", seña arquitectónica de la villa
La C/ Carreño Miranda, anteriormente C/Martinez de Vega, el antiguo edificio de la derecha, en los bajos es donde se encuentra el bazar "Las Meninas". Foto Archivo.
La curiosa conexión entre un retrete, un emblemático edificio y un mortal accidente de trabajo
Las Meninas pintadas por Tinso en uno de los edificios más conocidos de la villa. La Nueva España.
Recogido de la prensa provincial de hace más de cien años: Parte municipal "Visto el informe del Sr. Ingeniero de Obras, se acordó autorizar, previas algunas condiciones, a un vecino de La Pasera, para construir un retrete en una casa de su propiedad, sita en la calle Martínez de Vega". Sin duda alguna la noticia procedente del consistorio tiene su enjundia y a la altura de estos momentos, se asoma a la actualidad de este espacio, con una buena carga anecdótica y si se quiere simpática, pero sobre todo a imagen y semejanza de un termómetro que podría medir el cambio abismal en el tiempo. ¿Se figuran ustedes a nuestros amados ediles de cualquier comisión municipal y actual debatiendo la conveniencia de autorizar la construcción de un "excusado"? Sin embargo no es esta la materia principal del espacio porque, a continuación, llega otra nota oficial del Ayuntamiento con fecha de unos años posteriores. Y el siguiente asunto: "Pasó a informe del Sr. Ingeniero municipal una instancia de don Santiago Orejas en la que se solicita se le ceda en venta un trozo sito en la calle Martínez de Vega, y travesía al matadero público de La Pasera".
La Calle Carreño Mirande hacía 1915. Foto Enrique Suarez. Foto Archivo.
Y aquí comienza la primera de las aclaraciones. La entonces calle Martínez de Vega, es la que, partiendo de la iglesia parroquial de San Juan, discurre recta hacia la zona oeste de la localidad para topetar con la que hoy se llama calle Gijón. En 1931 cambió de nombre para denominarse de García Hernández. Ocho años más tarde, tras la guerra civil se llamó de Calvo Sotelo. Y finalmente en 1982 adquiere la denominación de Carreño Miranda. Segundo asunto a determinar. La parcela que por fin adquiere don Santiago Orejas no responde al edificio del famoso "retrete" (ésta se encontraba un poco más abajo) sino, según todos los indicios al número dos de la citada arteria, el que abre la calle por la derecha, uno de los edificios singulares de Mieres, el llamado popularmente de "Las Meninas", por el bazar que allí existió hasta hace poco y que contiene unos letreros de identificación con el cuadro de Velázquez, según obra del popular Tinso y encargo del actual propietario -desde hace unos veinte años- el prestigioso y reconocido en todos los ámbitos de la actividad, el doctor arquitecto Rogelio Ruiz Fernández, quién, aparte de tener allí su estudio compartido en ocasiones con toda una serie de profesionales, para el planteamiento, participación en concursos, y si cabe ejecución de proyectos, según fuentes fidedignas, guarda el firme propósito de conservar la estampa del edificio noble, sin duda, uno de los tres o cuatro que debe mantener en pie esta santa casa.
El lavadero de Requejo se encontraba en la posiblemente pudiera ser llamada travesía hacia el matadero. Foto Archivo.
Y por fin el tercero de los apartados en el que convergen elementos tan dispares como el tono curioso del mismo, y el contenido trágico de conclusión. Como es sabido por la casi totalidad de la población mierense, el edificio "Las Meninas" en la actual calle de Carreño Miranda, linda , por su parte trasera con el río San Juan hoy saneado y con vida afín. Y entre ambos elementos discurre el camino que posiblemente pudiera ser la travesía hacia el matadero. Pues bien, por el año 1926, encontrándose trabajando el oficial de estuquista Gabriel Ferrer, natural de Gijón y domiciliado desde hacía cierto tiempo en la propia villa mierense, sobre un andamio a una altura aproximada de cinco metros, a las dos de la tarde acertó a pasar por el mencionado camino, la sardinera Rafaela Villa con su carro de venta. Así fue descubierta por el obrero en cuestión, quién le advirtió que no era conveniente su intención de pasar por el lugar, debido a que entre el andamio y el muro que limita con el río San Juan, no existía el espacio suficiente para el paso del vehículo de mano. Pero Rafaela no estaba plenamente convencida de ello y, pese al ruego, la mujer siguió adelante ocurriendo lo previsto por la víctima, puesto que una rueda del caro tropezó con uno de los caballetes que servían de base al andamio, éste se vino abajo y con él el oficial de estuquista, el cual se cayó violentamente al suelo ocasionándose gravísimas heridas. Dado que el estado del herido presentaba verdadera gravedad, se dispuso, rápidamente su traslado en automóvil, al hospital provincial de Oviedo. 
La Calle Carreño Miranda hacía 1929. Foto Archivo.
Muchas personas conocidas del herido, telefonearon repetidamente al establecimiento benéfico pidiendo detalles. Desgraciadamente, pasadas algunas horas, se supo que el infeliz Gabriel había dejado de existir, mientras que la mujer que dio lugar al mortal accidente, se sabe que, seriamente afectada, sufrió más de un desmayo, aunque se desconoce si posteriormente hubo diligencias de algún tipo ante la posibilidad de responsabilidades. He aquí la historia de un edificio, considerado especial, dentro del casco urbano mierense que, por su singularidad forma parte de un patrimonio, el arquitectónico tradicional de aquellos tiempos y representa una muestra muy poco repetida en el entorno urbanístico de la capital del Caudal y que contrapone, a esta realidad positiva, la triste historia de un accidente laboral que nunca debió de producirse. Sí resulta gratificante saber que no existe la menos intención de aplicarle la piqueta y hasta es casi seguro de que en uno de sus bajos, donde estuvo el bazar "Las Meninas", muy pronto se inicie una nueva actividad comercial.
Una imagen antigua de la actual calle Carreño Miranda de Mieres. Foto Archivo.
Mieres, en su conocida fase del siglo veinte, pasó por todo un cúmulo de transformación arquitectónica, de obligado cumplimiento, bien por las exigencias de asentamiento del personal laboral de sus dos fuentes más importantes de concepción industrial, la siderúrgica y la minera, creando auténticos barrios obreros de corte cuartelario, hoy incorporados al casco urbano, aunque luciendo todavía ese tono pese a las renovaciones posteriores. Luego la etapa del ladrillo-vista en los grandes edificios que fueron suplantando parcelas solares y viejas casonas de bajos y dos o tres plantas, entre las que se encontraban algunas que, por su construcción especial en el pasado, hubiesen merecido una conservación. Y finalmente la estampa hoy predominante de elegantes edificaciones con exterior de granitos e incluso mármoles que en su última etapa han cambiado la fisonomía de la ciudad. Pero, este es un nuevo asunto que, por su envergadura y categoría merece un tratamiento único próximamente dada la incidencia que ejerce en la actual estampa de un pueblo, la villa de Mieres que, aunque tímidamente, presente erigirse como lugar de agradable acogida para nuevos residentes, dadas las ventajas que le rodean en cuestión de servicios y comunicaciones, destacando la autopista A-6 de sur a norte y viceversa, de la región asturiana y la llamada autovía minera que enlaza rápidamente con la comarca del Nalón y zona de Siero, alcanzando fácilmente las otra vía que discurre por el interior hacia la comunidad limítrofe de Cantabria. A destacar también la cercanía de la localidad mierense con la capital del Principado, a la que se puede llegar, con facilidad, en cosa de diez minutos.
Tinso, autor de las pinturas, junto al bazar las Meninas de Mieres. Foto Archivo.
FUENTE: AMADEO GANCEDO. Publicado por La Nueva España el 08-02-2015. Ver enlace.
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AUTORES.

AMADEO GANCEDO (Tuña (Tineo) 1935 - Mieres del Camino 2019), ejerció de fedatario del ruidoso y contradictorio Mieres de finales de los setenta y toda la década de los ochenta, contando en sus crónicas el inicio del naufragio industrial del concejo y el surgimiento de un pálpito que insufló vida a la emancipación política y sociocultural. Como antes había hecho uno de sus maestros, el recordado Luis Fernández Cabeza, Amadeo Gancedo se convirtió en infinidad de ocasiones en consejero, orientador e incluso confesor de alcaldes, empresarios, sindicalistas y dirigentes vecinales. También de algunos artistas, como el propio Víctor Manuel. Al margen de su infatigable labor periodística y, más tarde, empresarial, Amadeo Gancedo fue una persona permanentemente implicada en la vida social y cultural de Mieres. “No sólo fue un observador, sino también un laborioso actor estrechamente ligado a la comunidad”. Fueron muchas las iniciativas en las que se embarcó, colaborando con entidades como el Caudal Deportivo o el Orfeón de Mieres, entre otras muchas. Durante dos etapas de su vida estuvo enfrascado en sendos proyectos que tuvieron una notable relevancia. Se trata del Concurso Artístico de Otoño del viejo Teatro Capítol y de los “Tribunales Populares” impulsados durante su etapa al frente del Centro Cultural y Deportivo. En ambos casos, compartió experiencias con otros muchos inquietos mierenses implicados, como él, en el progreso del concejo. Como en casi todo, su acusada sensibilidad social le hizo adelantarse a debates antes de que se pusieran de máxima actualidad. Un abanderado del entusiasmo. Así le recordaremos. Amadeo Gancedo Rodríguez falleció el 27/04/2019. Fuente: La Nueva España

EL BLOG DE ACEBEDO. (ANTOLOGÍA DE LA HISTORIA). La Historia es una disciplina académica que aspira a comprender el pasado y la forma en que se ha configurado el presente. Es necesaria para entender, para cambiar y para saber cómo ha llegado a existir la sociedad en la que vivimos.

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1 comentario:

  1. Al señor de la foto, Tinso, le veía yo bajarse del tren con un carro de la compra diariamente y siempre tuvo ese aspecto desaliñado de persona que no tienen nada, creí que recogía plantas, se me hace rarísimo verle con traje.

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