El eco lejano de un mierense de lujo
Julio León Costales y
su impronta imborrable en el concejo. Suenan lejanos los toques de atención cuando la mente refresca el pasado recordando las pisadas, los talentos, deseos y entregas de quiénes dejaron, para la posteridad, una impronta imborrable. Y entonces surge la emoción nostálgica de otros tiempos, cuando Mieres respiraba ansias de ilusión y grandes dosis de entusiasmo hacia la búsqueda de caminos en el engranaje investigador de otras metas |
Recorte de
periódico. León Costales, con el también difunto alcalde de Mieres Eugenio
Carbajal. La Nueva España.
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La Nueva España.
Todo aparece hoy medio difuminado por las constantes de una
vida comunitaria muy distinta, desde que las bases socioeconómicas de toda una
historia fueron minando tanto el deseo de una supervivencia digna en el propio
feudo como la inquietud individual y colectiva de los miembros de una
comunidad. Hoy esa comunidad, mermada y casi diseminada, cae con facilidad en
las fauces de un materialismo supino propio de la más arraiga tendencia
neoliberal. Mieres no es el Mieres de antaño, de hace cinco o seis décadas. La ley de la propia supervivencia, demoledora al final, se llevó a quienes habían llegado al límite de su existencia. Y también por el efecto, convertido en sentencia, de un éxodo más que obligado según orden no escrita pero sí materializada por los poderes políticos. Es decir, para la clarificación más simple, de los efectos demoledores de la pertenencia a la Unión Europea.