La visita real a Gijón en agosto de 1900
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La familia real de España, de izquierda a derecha en
la imagen: la infanta Doña María Teresa, la Reina Madre y regente Doña María
Cristina de Habsburgo, el rey Alfonso XIII, durante su minoría de edad y la
princesa de Asturias Doña María de las Mercedes. |
En plenas fiestas de Begoña, plenos el
horizonte marino de Gijón con poderosos navíos de la armada española, escoltando al Yate real, el Giralda, a bordo del cual surcaba el
mar Cantábrico la familia real española, la Regente y reina madre Doña María
Cristina de Habsburgo, su hijo el futuro rey de España Don Alfonso XIII, la
princesa de Asturias
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Alfonso XII con su esposa María Cristina de Habsburgo Lorena - (Wikipedia) |
Doña María de las Mercedes y la Infanta de
España Doña María Teresa, en un viaje que los llevaría a tocar tierra en
diversos puertos del Norte de España, viajaban acompañados por el presidente del
gobierno de España, Don Francisco Silvela y de le Villeuze, que era también
Ministro de la Marina, hombre fuerte del partido Conservador de recio y
disidente carácter que llamaba al pan, pan y al vino, vino. También venía en el séquito real, Don Eduardo Dato e Iradier, como Ministro de la Gobernación,
correligionario también del partido conservador y que sería años después
presidente del gobierno y brutalmente asesinado de 20 disparos, en un atentado
en 1921.
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Francisco Silvela y de Le Vielleuze, Ministro de marina, casado con Amalia Loring Heredia. (Pinterest) |
Los barcos que escoltaban a la familia real que
recalaron en el Musel y en el antepuerto de la dársena local, eran el Urania,
de casco de acero y 60 metros de eslora, que desplazaba 600 Toneladas con sus
motores de 352 caballos de vapor alcanzando una velocidad máxima de 9 Nudos (16
Km/hora) artillado con cuatro cañones de tiro rápido Nortdenfelt de 57 mm, con
una dotación de 92 soldados españoles. El Infanta Isabel un Crucero de tercera
clase de caso de hierro y 64 metros de eslora, desplazando 1.200 Toneladas y
con motores de 1.500 caballos y una dotación de 8o marineros, el cañonero de
primera clase Vasco Núñez de Balboa, de flamante casco de acero, que
permanecería anclado en el antepuerto, de 47 metros de eslora, y con velocidad
máxima de 12 millas (21 Km/hora) artillado con 2 cañones de tiro rápido y dos
ametralladoras del 37, servido por 53 hombres de la Armada. El mismo Yate real
Giralda, era de 94 metros de eslora su casco de acero y contaba con una
potencia de 6.500 caballos de vapor que le permitían alcanzar fácilmente 15
millas (27 Km/hora) estaba artillado con 5 cañones Nortfendelt de 57 mm y dos
ametralladoras del 37, con una dotación de 105 marineros de lo más granado del
ejercito de España.
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Calle Corrida el 20 de Agosto de 1900 a las doce de la mañana, la familia real de España de visita en Gijón, pasando bajo el arco de la Fábrica de Mieres y el Ferrocarril de Langreo. |
El día 19 de Agosto de 1900, la familia real sería
visitada a bordo del Giralda por las autoridades de Gijón encabezadas por el
alcalde Don Ramón García Sala, así como un grupo de periodistas que ansiaban
cubrir la real visita, la reina regente inquirió al alcalde el conocer si Don
Claudio Alvargonzalez se hallaba en Gijón, confirmado lo cual fue invitado el
ilustre y anciano marino, a subir al yate real a departir con sus altezas
reales que querían ver de cerca el tamaño y parecer del héroe de Abtao. Siendo ya el día 20 cuando desembarcaron poco
antes de las once de la mañana en el dique de Santa Catalina o de Liquerique, a
donde se dirigieron en la Falua Real que ostentaba el pendón morado de
Castilla, escoltada por el Cañonero Vasco Núñez de Balboa. Llegados a tierra Don Alfonso XIII, uniformado con
traje de cadete, mientras sus Altezas presentaban un agradable aspecto con
sencillos trajes de calle, el alcalde de Gijón las obsequió con unos magníficos
ramos de flores y entre vítores y aclamaciones del numeroso publico situado
sobre el dique se dirigieron a los carruajes que los esperaban para un paseo
triunfal por las calles de Gijón, pero antes, el futuro Rey Don Alfonso XIII,
se dirigió aun destacamento de militares que estaban allí rindiendo honores,
para saludar a la enseña de España y una vez besada la bandera ante la
exclamación de fervor de su pueblo, se subió acto seguido al carruaje y comenzó
el paseo por un Gijón engalanado para la ocasión, escoltados por una larga
comitiva y en primer lugar por un regimiento de Lanceros de Farnesio en traje
de gala.
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La calle Corrida en Los Cuatro Cantones en Agosto de 1900 |
Sobre el mismo dique de Liquerique donde entronca
con el muelle se había erigido un arco monumental por la Fábrica de Moreda y
Gijón, dos chimeneas, enlazadas en lo alto alegoría de su industria y oficio y
adornado con los materiales que allí se producen.
Antes de abandonar el mismo muelle ya casi en la
calle Trinidad otro imponente arco de carbón piedra, homenaje a sus majestades
por las industrias mineras y ya frente a los jardines del café Suizo, un arco
del ayuntamiento de Gijón agradeciendo tan ilustre visita real, dichos jardines
del Suizo a partir de entonces y tras acuerdo municipal, pasaron a denominarse
Jardines de la Reina, en honor a esta regia señora Doña María Cristina de
Habsburgo. Al entrar en la Calle Corrida en Los Cuatro
Cantones un arco de muchísimo gusto y belleza erigido allí por el Crédito
Industrial Gijonés, impulsado por Don Calixto Alvargonzález entre otros
entusiastas emprendedores gijoneses y a mitad del Bulevar en aquel primer tramo
de la calle Corrida destacaba la monumentalidad de un arco responsabilidad de
la Fábrica de Mieres coaligada con el Ferrocarril de Langreo, arco
impresionante, fruto del genio de Don José María López, autor años antes del
bronce del Don Pelayo que preside el muelle de Gijón.
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Grabado de la familia real a bordo del Yate Giralda, en 1900. |
Doblaría por la calle Munuza la comitiva real entre
una multitud de gijoneses que no cesaban de aclamarles, mientras que desde los
balcones coloridos y engalanados no dejaban de caer flores, allí en Munuza
habían levantado un primor de arco las empresas de La Estrella de Gijón y La
Algodonera, que estaba punto de comenzar su singladura laboral, seguiría el
cortejo por la calle de Los Moros para doblar por la calle Jovellanos y llegar
a la calle de San Bernardo entre sueltas de palomas, vítores y exclamaciones
festivas de júbilo. En la calle Jovellanos se paró un tiempo la marcha al
reconocer la reina madre en el balcón de su casa a Don Juan Alvargonzalez,
alcalde que había sido de Gijón (1883-1886) durante su primera visita y de cuya
amabilidad quedó prendada su majestad que no quiso menos que saludar a quien
tan exquisitamente la había atendido, cuando visitó Gijón con su difunto marido
Don Alfonso XII en 1884. En la calle san Bernardo el monumental arco erigido
por la empresa Gijón Industrial de La Calzada (después Gijón Fabril) de la
familia Truan, marcaría el final de aquel recorrido que fue un auténtico baño
de multitudes.
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Periodistas rumbo al yate real Giralda |
El Carruaje de allí se dirigió al Campo Valdés
donde eran esperados por los representantes terrenales del Dios que les
confería el privilegio de reinar sobre su pueblo, el Obispo Don Ramón Martínez
Vigil y el arcipreste y párroco de Gijón, Don Ramón Piquero, que les conducirán
al templo de Gijón a un solemne Te Deum, de donde acto seguido pasarán al
Ayuntamiento a una recepción y besamanos de casi una hora de duración en que
les serían presentadas a sus altezas un nutrido grupo de personas destacadas de
la villa. Pasando al finalizar ese acto al salón de Quintas en el mismo
ayuntamiento los ilustres visitantes y su séquito fueron obsequiados con un
Lunch, preparado exquisitamente por Don Juan F. Setién, dueño de la Cervecería
de su nombre en la calle Corrida.
Después la comitiva se encaminaría hacia el Coto
donde los esperaban para que fuera el futuro rey quien colocara la primera
piedra del cuartel que llevaría su nombre en aquella parroquia gijonesa, el
Cuartel Alfonso XIII. El alcalde de Gijón Don Ramón García Sala, le entregó a
su majestad una paleta de plata y lo invito a echar una paletada de cal en el
lugar indicado y después dándole un martillo también de plata le indico que
golpeara una piedra suspendida que había de caer donde previamente se habían
colocado unas monedas y objetos diversos tal y como se acostumbraba en tales
protocolarios actos de inicio de obras.
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Desembarco de la familia real en el dique de Santa Catalina, en Agosto de 1900. |
Los útiles usados por el futuro monarca
le fueron entregados al señor Silvela. Hecho lo cual la comitiva se dirigió al
muelle de donde pasarían al yate real a comer y descansar hasta media tarde en
que regresarían a tierra para ser agasajados y obsequiados con un “The” por el
Conde de Revilla-Gigedo en su palacio en la Plaza del Marqués, allí estarían
sus altezas dos horas, después de las cuales retornarían al yate real que al
amanecer partiría rumbo a un nuevo puerto de su reino, en esta ocasión la
cercana y asturiana Avilés. Lejos de los actos oficiales, los ministros que
acompañaban a la corona fueron agasajados en el Casino de Gijón por los
empresarios locales que les demandaron un mayor apoyo en el denodado esfuerzo
que se estaba acometiendo en la industrialización de Gijón. Durante estos
fastos no hubo funciones en los Teatros de la localidad ya que toda la escasa
energía eléctrica fue destinada a iluminar el cerro de Santa Catalina y el
muelle, que presentaban un aspecto maravilloso a ojos de los visitantes, ya
fueran reales o pertenecientes a la marinería. La visita fue cubierta por los diarios locales, El
Comercio y El Noroeste y varían mucho los comentarios entre ambos, por la
filiación republicana del último citado que trató en todo momento de restar
lustre a una visita que desbordó Gijón, a la villa de Jovellanos llegarían del
resto de la provincia entre diez y quince mil personas que quisieron vivir
aquel momento que se repetirá cuando Don Alfonso XIII alcance la mayoría de
edad y vuelva a visitar Gijón ya como rey en 1902.
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El desembarco real en Santa Catalina |
FUENTE: HERNÁN PINIELLA IGLESIAS
Hernán Piniella Iglesias, es un
Maestro Industrial jubilado ávido
buscador de la historia local de Gijón.
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