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26 de julio de 2017

El parador de Gijón

Seis habitaciones en un "idílico vergel"
Año 1958 PARADOR NACIONAL MOLINO VIEJO en Gijón Asturias. (todocolección)
Hace medio siglo que el Viejo Molino se convirtió en parador nacional, en los años en los que la villa apostaba todavía por la industria
El edificio del Viejo Molino, antes de su reconversión en parador. (Pinterest)
El día 9 de octubre de 1928, el rey Alfonso XIII inauguró el Parador de Turismo de Gredos, levantado cerca de Navarredonda y "próximo al empalme de la carretera de Ávila al Barco con la de Arenas de San Pedro". Fue el primero de la red y su construcción en dicho lugar obedecía, especialmente, al gusto cinegético del monarca, que así tendría un excelente pabellón de caza en aquellas sierras próximas a la Corte. Fue el comienzo de la red de paradores dependientes del Estado, cuyas aperturas serían constantes en las siguientes décadas, salvo, claro, en los años de la Guerra Civil. Gijón se sumó a la red de paradores nacionales 39 años después de la apertura del de Gredos. Fue el sábado, 10 de junio de 1967 (en pocos días de cumplirá medio siglo), cuando el entonces ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne, vino a Gijón para presidir la apertura del parador de la villa, que entonces se denominaba Hostería del Viejo Molino, situado en el extremo sureste del parque de Isabel la Católica.
El ministro de Información y Turismo, Manuel Fraga Iribarne. (Pinterest)
En su edición del mismo día, el diario "Voluntad" daba los principales detalles de la Hostería del Viejo Molino, entonces aún un equipamiento hotelero modesto en cuanto al número de camas, pero al que ya se le había concedido el rango de Parador Nacional: "Se ha construido aprovechando el contorno del Molino Viejo, única parte aprovechable del antiguo molino, conservando el cauce de agua que lo atraviesa (...) Consta de doce plazas para clientes en seis habitaciones dobles, comedor para ochenta plazas, salón-bar, sidrería, vivienda del administrador y servicios".
Y el objetivo de la Subsecretaría de Turismo con la puesta en marcha de la hostería era primordialmente "dotar a la población de Gijón de un establecimiento donde el turismo nacional y extranjero pueda disfrutar las excelencias de la acreditada cocina asturiana, en el marco de medida elegancia y el precio moderado que es característico en la red de alojamientos del Estado". Es decir, más que aumentar la oferta hotelera local lo que se pretendía, en principio, era dar de comer, de ahí la diferencia entre las doce plazas para pernoctar y las ochenta para comensales.
Postal de Gijon vista del paseo de la victoria y playa. Años 50. (Todocolección)
Hace medio siglo la oferta hotelera gijonesa se fundamentaba en una docena de establecimientos, entre ellos los modernos hoteles Hernán Cortés, en la cuesta de Begoña, y Miami, frente a las escaleras 11 y 12 de la playa de San Lorenzo, sin olvidar a los veteranos Asturias (en la plaza Mayor), Castilla (en la calle Corrida) o Saboya (el antiguo Savoy frente a los jardines de la Reina).
Tenía entonces Gijón una población de alrededor de 148.000 habitantes y el Ayuntamiento manejó en 1967 un presupuesto de 141.351.858,85 pesetas.
Gijón Pajarera Parque Isabel la Católica. (Pinterest)
En los años en los que Fraga Iribarne tuvo en sus manos la cartera de Información y Turismo (de 1962 a 1969), se abrieron 46 paradores, de ellos seis en 1967: en Verín (Orense), Fuentes de Oñoro (Salamanca), Gijón, Arties (Lérida), Villalba (Lugo, patria chica de Fraga) y Pedraza (Segovia). El primer parador que se abrió en Asturias, en 1952, fue el de Pajares, que ya no existe como tal desde hace años. "Hay en Asturias una gigantesca riqueza turística -afirmó Fraga Iribarne en el vestíbulo del Molino Viejo en el acto de su inauguración y bendición-, en parte explotada y en otra gran parte sin explotar", y respecto a Gijón, entonces en pleno desarrollismo, subrayó el Ministro de Turismo: "Esta ciudad, tan avanzada y nueva en sus barrios modernos, en sus industrias, en su gran turismo, es un ejemplo de esa transformación que impone la actividad humana al contemplar la naturaleza tan deliciosa de su valle rodeado de montañas y frente al mar".
Parador De Gijón. (Lne)
El Ayuntamiento había adquirido el denominado "Viejo Molino" y sus terrenos anejos durante la etapa de José García-Bernardo y de la Sala como alcalde de Gijón (1948-1958). El edificio formaba parte "de la granja 'El Molinón' propiedad de Romualdo Alvargonzález (...) En diciembre de 1966, el Consistorio gijonés enajenó en 250.000 pesetas el inmueble al Estado para su conversión en parador nacional de turismo". ("El parque de Isabel la Católica. Un parque para las cuatro estaciones", de Javier Granda). Aunque, como queda dicho, la capacidad del Molino Viejo no suponía un notable incremento de las plazas hoteleras que hace medio siglo tenía Gijón, la apertura del parador fue saludada como un cambio bien significativo para los intereses turísticos de la ciudad, que entonces se empeñaba en promocionar la Ruta de la Plata (entre Gijón y Sevilla) y se volcaba en la promoción de la marca Costa Verde de las siete villas marineras que la formaban: Luanco, Candás, Gijón, Villaviciosa, Colunga, Caravia y Ribadesella, pero sin olvidar que el Gijón de hace medio siglo aún fiaba su futuro a la industria (se ampliaba el puerto exterior de El Musel y se estaba construyendo la factoría siderúrgica de Uninsa) y el turismo era un sector todavía menor.
En la fotografía, en primer término, el nuevo recinto de la Feria de Muestras, con el campo de fútbol de El Molinón a la izquierda y, entre los árboles, a la derecha, el Parador Nacional. (Pinterest)
No obstante, el 15 de agosto de 1968, un año después de la apertura del Molino Viejo, Víctor Labrada escribió en "Voluntad": "Situada dicha Hostería en una de las más hermosas zonas de este idílico vergel, resulta su situación de verdadero privilegio. Y por ello forzosamente es reconocer, contra viento y marea, que nunca mejor emplazado para ofrecer a cuentos turistas pudieran llegar hasta nosotros, con todo eso que se busca afanosamente en los pueblos astures, como el descanso reparador, la pesca, los lujuriosos verdes, los clásicos platos, ricos pescados y marisco y dorada sidra". Cuando se abrió el parador sus accesos aún eran deficientes, ya que hasta unos años después no se habilitó la actual avenida de Torcuato Fernández-Miranda y Hevia desde la avenida de Castilla hasta los aledaños de El Molinón (una gran placa colocada en la fachada del bar del Molino Viejo lo recuerda). También años después se ampliaron las instalaciones de la antigua hostería, que cuando se inauguró fue saludada como de "gran importancia para la promoción turística en nuestra provincia".
Parador De Gijón. (www.parador.es)
FUENTE: J. M. CEÍNOS
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