Destrozos de la guerra en Gijón en 1937 |
Las fuerzas
minoritarias comunistas se incautaron de los edificios más emblemáticos al
iniciarse la Guerra Civil
El 'Almirante Cervera' bombardeó la sede de los comunistas en el palacio de Revilla-Gigedo |
Las refriegas y los enfrentamientos públicos iban a más en
toda la ciudad. A los gritos de "¡Viva Rusia!" se contestaba con los
de "¡Viva España!". A los bebedores de alcohol se les obligaba a
pagar el triple de lo que costaba una consumición normal y como si no estuviese
pasando nada trascendental para nuestra historia, el Ayuntamiento solicitó el
partido internacional entre Bélgica y España. También acordó la Corporación
municipal el cambio de denominación de la calle del Agua, por la de Alejandro
Casona, quien triunfaba en el madrileño "Teatro Victoria" con su obra
"Nuestra Natacha". Pero la guerra entre españoles ya iba a comenzar.
Los edificios más emblemáticos de Gijón y los templos iban a ser destruidos por
los bombardeos y la dinamita. Mal camino que nos iba a llevar hacia un
precipicio.
Crucero Almirante Cervera |
Protesta de los directores de los periódicos gijoneses. Los
periodistas veían amenazada su libertad de expresión, por lo que los tres
directores de los diarios gijoneses -"El Noroeste", "La
Prensa" y "El Comercio"- mandaron su protesta, de mejorable
redacción, desde luego, el 16 de julio al gobernador civil con este telegrama:
"Oviedo. Gobernador civil: empresas periodísticas, ante reiterada
desigualdad se viene ejerciendo la censura gubernativa, con notorio perjuicio
sector más numeroso de la prensa asturiana significan a V.S., su respetuosa,
pero enérgica protesta, rogándole de órdenes terminantes unificación aquellas
funciones. Sin perjuicio expresarle personalmente, anticipámosle deseo acabe
trato desigual que, al amparo competencia evidentemente ilícita coloca en
situación de inferioridad a quienes en todo momento estamos dispuestos a acatar
y cumplir la ley. Señalamos especialmente caso hoy registrado en que, mientras
un periódico solo publicaba extensamente determinadas informaciones, los demás
se vieron de ellas por la intervención de la censura causando natural inquietud
opinión y daño considerable masa lectores Asturias". No dio la callada por
respuesta y al día siguiente el gobernador civil de la provincia, Isidro Liarte
Lausín advirtió a los periodistas gijoneses que protestaban por el trato
desigual de la censura de prensa que "tuvieran cuidado con lo que
escriben, pues si hoy las cosas están mal, mañana pudieran estar peor". No
le faltaba razón, ya que dos días después, a causa de la Guerra Civil, los tres
periódicos quedaron bajo el control del Sindicato de Artes Gráficas de la CNT,
alternando su salida a los kioscos un día de cada tres.
Esquema del crucero Almirante Cervera, mostrando artillería y detalles exteriores |
Huelga general tras el levantamiento en Marruecos. Tras la
información escuchada por una radio extranjera del levantamiento del Ejército
en Marruecos, la respuesta del Frente Popular fue la declaración de huelga
general revolucionaria. A la una de la madrugada del 18 de julio sonaron las
sirenas de las fábricas y por las calles patrullaron grupos armados. Según dejó
escrito el Cronista Oficial de Gijón, Joaquín Alonso Bonet: "Todas las
sociedades y muchas viviendas fueron ocupadas e incautadas. Se multiplican las
detenciones. Y también los saqueos de comercios y hogares. Es la lucha a
muerte, la guerra civil, que es la más cruel de las guerras: hermanos contra
hermanos, ideologías y sentimientos contrapuestos. La verdad y el error, frente
a frente. Y ríos de sangre y de lágrimas".
El Noroeste- La II República |
Los comunistas requisaron los edificios más emblemáticos. La
situación era tan caótica que el minoritario Partido Comunista requisó los
edificios más emblemáticos de Gijón. Así me lo contó en 1996 el líder
anarquista de la CNT, Ramón Álvarez Palomo, de profesión panadero: "La
sede de la vieja entidad emblemática del Club de Regatas en la calle Corrida,
lugar de encuentro de la burguesía, entre el vecindario producía una cierta
sorpresa ver cambiado de pronto el colorido de la zona, al transformarse los
encopetados inquilinos del Club de Regatas en milicianos jadeantes y sudorosos
en continuo entrar y salir. Y es que las suntuosas dependencias habían sido
requisadas por el Partido Comunista, pese a ser una fuerza francamente
minoritaria, como si quisieran con tal actitud compensar su escasa influencia.
Parecía ésa la más real valoración, ya que requisaron otros edificios de
parecida distinción, como eran la casa Paquet, en el muelle; el que más tarde
sería cuartel de la Policía Nacional, en Begoña, donde acomodaron al regimiento
Máximo Gorki y luego, según mis recuerdos, el palacio Revillagigedo. Chocaba y
era comidilla entre comunistas ese afán, jamás satisfecho, de coleccionar
edificios, cosa que parecía fuera de las preocupaciones de las demás fuerzas,
convencidas de que no era la vía que nos ayudaría a alcanzar la victoria. Ese
comportamiento parecía ajustarse a una línea extendida a todo el país,
recordando lo que nos decía, jocosamente, Manuel Irujo, ministro en el gabinete
presidido por Juan Negrín, en representación del Partido Nacionalista Vasco.
Contaba el buen señor que cuando presionado por los avances de los ejércitos
franquistas, el gobierno de la República decidió instalarse en Barcelona, le
presentaron el aposento que le habían reservado en la Ciudad Condal. Cuando
terminaron de recorrer el lujoso apartamento, les dijo: No me conviene.
Requiere mucho personal de servicio. Ofrézcanselo a uno de los ministros
comunistas".
Exterior del Bibio destrozado por las bombas. Fuente. E. C. |
Los terribles bombardeos contra la ciudad. La guerra ya
había empezado y Gijón fue declarada en estado de sitio. Tras sobrevolar Oviedo
aviones procedentes del aeródromo leonés de la Virgen del Camino, que había
sido tomado el día 21 de julio por las fuerzas sublevadas contra la República,
se advirtió con pasquines al alcalde de Gijón, Jaime Valdés Estrada, de que
disponían de aviación y buques de guerra. También exigieron a los milicianos
que abandonasen el asedio contra las tropas atrincheradas en el antiguo colegio
de los jesuitas, ya convertido en el acuartelamiento del Regimiento de
Infantería de Montaña "Simancas" número 40. De ahí su nombre
histórico.
Y así fue. El 22 de julio se produjo el primer bombardeo
aéreo sobre objetivos militares en Cimadevilla. El "Almirante
Cervera" -a quien se le apodaba como "el chulo del Cantábrico"-
apareció en la bahía de San Lorenzo el 29 de julio y empezaron a cañonear los
cuarteles de las fuerzas republicanas que carecían de medios de defensa contra
los ataques antiaéreos. Todos aquellos bombardeos aéreos contra Gijón tuvieron
su día más intenso el 14 de agosto ocasionando graves destrozos en los
edificios más importantes de la ciudad. Miguel Fanjul Calleja recuerda que tras
salir del refugio -al lado de la casa de los Paquet- contempló desolado la
destrucción de los paisajes entrañables de su infancia.
Fotografía de Constantino Suárez que refleja el asalto último al cuartel del Simancas (21-08-37) |
El testimonio de Carmina Manjón, en prisión. La primera
mujer que ejerció la abogacía en Asturias fue la gijonesa Carmina Manjón quien
padeció en su propia carne aquellos trágicos tiempos. Así me lo contó el año de
1972 esta entrañable señora que se definía a sí misma como una adelantada a su
tiempo en la promoción de la mujer en la vida social: "Estuve detenida
primeramente en los calabozos de la Policía Municipal situados en lo que hoy
son los jardines del Náutico. Lo pasé mal desde el principio y peor cuando
después del bombardeo del 14 de agosto desalojaron los guardias el local y me
quedé sola allí durante día y medio, hasta que una fregadora que fue a hacer la
limpieza dio cuenta de que estaba allí y me trasladaron a la residencia de la
"Iglesiona". En la residencia de los presos hubo momentos de los que
prefiero no acordarme, ya que hubo horas trágicas. Después, cuando se
convirtieron definitivamente los pisos superiores en prisión de mujeres, la
buena amistad entre unas y otras, el compañerismo y la ayuda mutua hicieron más
llevadera la prisión. Allí, en los primeros tiempos, como antes en los
calabozos de la Policía Municipal; o cuando después, en alguna ocasión, me
castigaron sola en una celda fue donde me di cuenta de que la soledad es el
mayor mal que puede padecer el ser humano. De la residencia fui al juicio, en
el que me defendí yo misma, como es natural. Me condenaron a lo que
popularmente se llamaba la pena del teléfono".
La respuesta de las fuerzas del Frente Popular no se iba a
hacer esperar, con la voladura de distintas iglesias. Entre la dinamita de unos
y los bombardeos de los otros destrozaron lamentablemente Gijón.
La plaza de toros de El Bibio también fue destruida por las bombas |
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